CAPÍTULO 11

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―¿Ya estás listo?―Acarició la mejilla de Eric.

―Sip.

Adrián a su lado frunció el entrecejo con celos. Acercó su cabeza a la mano de Levi para obtener caricias como su hermano gemelo. El pelinegro sonrió con ternura.

―Parecen cachorros.

Mam-

―¿Ya están listos, niños?

Los tres voltearon a ver al hombre que apareció de la nada. Levi puso una mano en su pecho por el susto.

Eric casi me dice mamá frente a Eren, eso estuvo cerca... Rascó su nuca para disimular sus nervios.

Eren apareció acomodando la corbata negra en el cuello de su camisa blanca. Hoy iría más formal que otros días porque tenía una reunión importante con Jean y uno de sus más relevantes socios.

Como siempre, Eren era la mano derecha de Jean en la empresa.

―Que guapos mis hijos.―Habló con voz aniñada el castaño.

Los niños arrugaron sus narices. El pelinegro los miró con adoración, amaba cuando su esposo era cariñoso con los niños. Era de las pocas veces que mostraba su faceta amorosa, ni con él la mostraba tan abiertamente.

―Que empalagoso, papi.―Dijo Eric, pero aún así se aferró a una de sus piernas con una sonrisa.

Adrián hizo lo mismo que su hermano pero en la otra pierna.―Confirmo.

Eren negó divertido, ambos adultos sonrieron con ternura.

―¡Vamos a llegar tarde, papá!―Se quejó Isabel con los brazos cruzados, Falco detrás de ella asintió de acuerdo.

―Está bien, vamos, el señor Han los debe estar esperando.

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Levi dejó un beso en sus labios, y se separó.

―Te noto distante, ¿Todo está bien?―Eren preguntó preocupado.

Ha estado sonriendo de esa forma desde la mañana, como si realmente estuviera fingiendo estar contento, pensó Eren.

Levi sabía ocultar sus sentimientos, pero había algo que nunca podría disimular, y eso era su sonrisa.

Si él no sonreía genuinamente sus ojos no se hacían dos finas líneas ni sus pómulos se alzaban, al contrario, la sonrisa no llegaba a sus ojos si era fingida, por lo que Eren podía saber cuándo mostraba una sonrisa fingida o una verdadera.

―No es nada...

―Te conozco, no me mientas.―Apretó su cintura con cuidado, mirándolo fijamente.

Eren no demostraba su cariño hacia Levi con besos, abrazos o palabras empalagosas, solo con sus hijos, pero él demostraba su interés a través de sus cuidados. Eso lo sabía bien el pelinegro.

Suspiró bajando los hombros.―No tuve una buena noche de sueño, estoy cansado, es todo.

Era mentira.

El castaño lo miró unos momentos y asintió poco convencido.―Bien, ya tengo que ir a la reunión con Jean...―Acarició su cintura sobre la camisa que el más bajo llevaba y le sonrió un poco.―Te veo luego.―Retiró sus manos finalmente.

―Sí.

Vio a su esposo entrar a la oficina.

Levi suspiró detrás del escritorio, era muy temprano para estar tan agobiado puesto que aún no llegaba el que sería su martirio desde hoy en día.

Cenizas de un amor - Ereri (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora