CAPÍTULO 9

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"Una visita al pasado"

El atardecer pintaba el cielo, y un automóvil rojo estacionaba frente a una casa blanca.

―Y aquí es, pueden quitarse los cinturones de seguridad.

Jean dijo mientras estacionaba el carro. Falco e Isabel asintieron para quitarse los cinturones. Los tres bajaron del auto, los adolescentes captaron una gran casa blanca, elegante y moderna. La miraron con sorpresa.

―A juzgar por sus rostros, les impresiona, ¿Verdad?

―Se ve muy elegante, ¿Ustedes vivieron ahí? ¿Eran de clase alta?

―Clase media alta, sí. ―Dijo guardando las llaves del auto en su bolsillo.―Vivimos aquí con muchas comodidades por años, pero no se confundan, nuestros años aquí no fueron color de rosa.

Falco pensó ¿Algún día les contarían su historia completa en aquella casa?

―¡Oh! Ya llegaron.―Señaló Jean con el mentón detrás de los chicos.

Los adolescentes voltearon para ver como el auto de su papá se estacionaba detrás. Poco después Eren Levi y los gemelos bajaban del carro gris.

―Listo, ya estamos aquí.―La voz de Levi sonaba nerviosa. Jean lo notó.

Después de tantos años, estamos de vuelta aquí... Pensó.

Jean aprovechó que Eren estaba distraído acomodando algunas cosas en su maletera, se acercó a Levi y le sonrió para tratar de calmarlo.

―Jean...

― ¿Seguro que quieres entrar?

Los gemelos al oír la conversación de los adultos se acercaron a sus hermanos para esperar a los mayores.

―Sí... Tampoco puedo huir de ellas toda la vida, en algún punto tengo que enfrentarlas.―Su hermano puso una mano en su hombro.

―¿Ya estás listo para verlas sin rencor alguno? Porque la verdad, yo aún les tengo cierta incomodidad.

―Ya no, al menos no como antes. Creo que lo he superado. Así que no te preocupes tanto, estoy bien.

―Pero si ellas en algún momento te hacen sentir incómodo...

―Lo sé, te lo diré.

Jean suspiró y asintió para alejarse. Eren se acercó con una sonrisa nerviosa.

Él estaba algo inquieto con esta visita. Nunca oyó buenas cosas sobre las madres adoptivas de su esposo. Su mejor amigo siempre recalcó lo malas que habían sido esas mujeres, como lo habían tratado a él y a Levi, pero más al último por ser el menor de la casa.

Rodeó los hombros de su esposo y dejó un beso en su mejilla. Eren era consciente de lo que podría estar sintiendo Levi, aunque este quisiera enfrentar a esas mujeres, sabía que sería duro para él.

―Bien, entremos.―Ordenó Jean caminando hacia la casa.

Los gemelos tomaron cada mano de su tío. Isabel y Falco prefirieron estar detrás.

Cuando estuvieron frente a la puerta Jean tocó el timbre y poco después la puerta se abrió revelando una mujer bajita y regordeta con la típicas prendas de una sirvienta.

―Bienvenidos, pasen.―Dijo con un reverencia. Se hizo a un lado para que pudieran pasar.

Entraron, los niños se quedaron murmurando sobre lo grande y lujosa que era por dentro, al menos para ellos.

Llegaron hasta la sala principal donde la mujer les indicó tomar asiento para luego salir y llamar a las dueñas de tal casa.

―¿Estás bien?―Eren tomó la mano de Levi, quien asintió.

Cenizas de un amor - Ereri (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora