WHITE BIRD

CAPITULO 4

LENA'S POV

Volví al palacio en cuanto el sol se ocultó, podía escuchar los cuchicheos de la servidumbre...

- ¿Qué ha ocurrido? – pregunté a mi dama de compañía con fingido desinterés

- mi señora, Emilia ha encontrado una mancha de sangre en el salón de té... nadie sabe de donde proviene, estamos buscando a quien se lastimó –

- eso es serio... ¿habéis hecho conteo de la servidumbre? – pregunté

- si, mi señora, todos completos sin heridas visibles... -

- seguid investigando – aquel trozo de papel yacía solitario sobre el tocador, me acerqué y lo agarré, no lo abrí... quería hacerlo en soledad

- mi señora... ¿preparo vuestro baño? –

- por favor – ella se marchó y yo, guiada por la curiosidad abrí aquel papel, me asusté al ver las letras de más... leí su contenido y la indignación se abrió paso por mi pecho - ¿pero quien se cree que es? – lo doblé y lo metí en mi bolsa – como osa burlarse de mi – aunque debía admitir que era poético lo que había escrito, pero... ¿por qué me preguntó quien soy? ¿es acaso un juego? ¿soy un juego? – pues no escribiré más notas... no volveréis a reíros a mis costillas –

La servidumbre preparó la tina y me ayudaron a desvestirme

- ¿desea algún perfume? –

- rosas – respondí simple, el aceite fue vertido en el agua tibia y me permití sumergir mi cuerpo allí

Mientras estaba en mi tiempo de tranquilidad, el pensamiento sobre aquel hombre invadió mi mente... ¿cómo sería? ¿a que se dedicaría? ¿tendría manos suaves? ¿cómo sería el tono de su voz? ¿sería gentil? ¿por qué me asedia? ¿Qué intenciones tiene conmigo?

Mi dama de compañía me sacó de mis pensamientos, salí de la tina, sequé mi cuerpo y coloqué mi bata... ¿debía responder aquella nota? ¿debía seguirle el juego?... no... no podía hacerlo, había asegurado que cortaría todo contacto con el extraño de las notas, y así lo haría, no volvería a escribir ni a pensar en él... en el fantasma de las notas...

Abrí mis ojos al escuchar algo inusual... era música... la melodía era exquisita, y la voz intérprete era tan suave y armoniosa que provocaba ganas de llorar, no podía entender lo que estaba cantando, pero me encantaba...

Desperté gracias a mis damas de compañía... hice mi aseo matutino, me vistieron y peinaron

- ¿habéis averiguado algo? – pregunté

- disculpad mi Lady... ¿sobre qué? –

- sobre la mancha de sangre –

- no hay novedad, mi señora... los guardias buscaron también por si algún soldado se hubiere lastimado, pero no... simplemente no encontraron nada –

- es extraño –

- lo es... -

Bajé al comedor, tal y como esperaba, ellos también hablaban de la mancha de sangre en el salón de té

- en cuanto encuentre a la persona que tuvo la osadía de dejar esa mancha... le mataré – dijo mi marido... que idiota, menos aparecerían con tal amenaza

Subí a mi recámara, no pude más con la tentación y decidí escribirle nuevamente, sería contundente en cerrar ese ciclo de persecución... doblé el papel y lo dejé en el mismo lugar