JULIETTE
París parecía estar dividido en dos mundos separados por el mismo río Sena, a la derecha el paris adinerado y glamoroso, «el sueño que cualquiera imaginaria». A la izquierda estaba el hogar de las masas más infravaloradas como artistas, músicos, entre otros.
Era ahí donde yo vivía, en una residencia femenina donde apenas y había luz, las paredes eran tan delgadas que podías oír todos los detalles de las discusiones diarias de tus vecinas.
Tenía una compañera de piso, maelynn everleigh. Ella era adorable y había hecho todo lo posible por animarme debido al exagerado estrés por el que estaba pasando últimamente.
─Estoy junto al mejor establecimiento de bebidas del centro de la ciudad, teniendo justo al frente una silla la cual pide a gritos tu culo en ella.
─Estoy ocupada, ¿Recuerdas?.
─¿Ocupada haciendo que, pintando penes y vaginas en ese triste sofá?─ La oi darle otra calada a su cigarrillo.
El encanto de la tentación me empujaba a nadar en ese mar de locura sin ningún tipo de protección. Una copa al aire libre con mi mejor amiga y en pleno otoño, lujos que pocos días se podían dar.
─¿Estás sola?.
─Sola hasta que estés aquí coeur.
─ Mañana tengo clases.
─ Bueno, pues tomas un par nada más.
─ Llegó en cinco.
─ Esa es mi chica─ Le oi decir al otro lado de la línea antes de cortar.
Mire una última vez al portátil en el escritorio, era demasiado optimista pero cinco copas era un verdadero número que debería detenerme a considerar. Si, cinco copas era una cantidad favorable, el cinco era mi número de la suerte y punto. Podía gastar el dinero que me quedaba en un billete de autobús hasta el centro y que luego may pagará el taxi de regreso a casa, para así ahorrarme tiempo y meterme mucho antes a la cama. Reconocía no haber salido en semanas, y reconsidere darme un jodido descanso, y si que lo necesitaba.
El teléfono vibró por tercera vez en mi mano, un mensaje de texto:
Esta margarita nunca pudo estar tan buena.
Esa noche sentí como si Dios me hubiera preferido entre todos en el mundo, sentada en la esquina lo suficientemente lejos del ajetreo de la barra, estaba ella. La mujer de mis sueños, tenía las piernas cruzadas mientras daba calada tras calada a su cigarro y al rato soltar el humo que hacía una perfecta curva en sus perfectos labios. Y fue como si la voluntad divina la hubiera obligado a ver hacía la puerta en la que estaba dirigiendome una tierna sonrisa sin mostrar los dientes, o bueno eso quería creer.
─ ¡Juliette, mon amour! ─ Grito maelynn al verme ─ ¡Hasta que decidiste aparecer Mon ange!.
─Digamos que no me diste unas especificaciones muy claras.
─My Belle ya no importa, lo que importa es que estás aquí.─ Maelynn no solo era conocida por sus preciosos ojos color esmeralda, si no también por su forma tan especial de tratar a las personas, es toda una Parisina en el buen sentido.
No tenía ni 15 minutos de estar junto a may, cuando una copa de vino se apareció frente a mis ojos.
─ La casa paga─ Bromeo el hombre detrás de la barra.
─A alguien le gustaste─ Comentó may apenas el hombre se alejo de nosotras.
─Si bueno, no me interesan los hombres.
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Antes de que te vayas
Novela JuvenilParís, la ciudad del amor ¿no? O eso se suele decir por ahí Solía no creer en el destino, hasta que encontré un amor que por más que pase el tiempo no lograre olvidar. «Mis sentimientos fueron rechazados y confundidos por algo pasajero, pero al fin...