Una semana había pasado desde que "La Gran Jefa" me había propuesto la misión de ir a las montañas Genkaku. Una semana en la que no había parado de entrenar, porque sabía que nos embarcábamos hacia un entorno hostil. Mis reflejos, de antes de mi sacrificio, habían vuelto y mis poderes estaban en ello, así que podía decir que estaba bastante segura de mi misma. Excepto por una pequeña cuestión... o mejor dicho una gran molestia, Lance estaba en la misión también. Al que llevaba evitando toda la semana, ni siquiera nos habíamos dirigido la palabra embarcando.
No voy a mentir, una parte de mí quería aprovechar este viaje para intentar "arreglar" las cosas, al menos poder hablar con mi jefe de guardia sin tener que aguantar las ganas de clavarle mi espada en las costillas. Pero otra parte de mi me decía que quizás no una estocada, pero si hablaba con él, mínimo un puñetazo se llevaría. Y por último, una tercera parte de mí, estaba completamente segura de que me rompería la mano contra alguna parte de su armadura, si hacía eso. Así que de momento, lo único que había hecho, había sido ir a mi camarote, a dejar mis cosas. Debía reconocer que después de mis experiencias acuáticas en Eldarya, no me hacía especial ilusión estar en un barco y menos con alguien que había intentado matarme antes y después de haberme secuestrado en uno...
A los primeros que vi al salir a cubierta, fueron Koori y Mathieu, quienes parecían muy entretenidos en una de sus, ya bien conocidas discusiones, en la cual por mi salud mental, no pensaba formar parte. Al siguiente que vi fue Lance, a quien aún no tenía especial ilusión por acercarme. Leiftan manejaba el timón y Nevra parecía estar haciendo inventario, otra vez... Acabábamos de salir y verle así me decía que algo no iba bien. Descarté la opción de hablar con el "timonel", pues sentía que si me daba otra negativa en cuanto a mis poderes, me darían ganas de pegarle como a mi jefe de guardia. Y si ya sentía sus emociones autodestructivas, que no eran pocas, he de admitir, no me apetecía sentir su dolor por mi bofetada.
Terminé acercándome a Nevra sigilosamente, quizás un pequeño susto le relajase. Si el líder de la misión estaba tenso, todos lo estaríamos y eso no era bueno. Pero mis dotes de sigilo seguían siendo una porquería y el vampiro notó mi presencia antes siquiera de poder estar a menos de cinco pasos... Tras burlarse de mí por respirar como si fuese un tifón y reírnos un poco de la situación, me explicó su malestar. Lo primero de todo, lo desconocido le ponía nervioso y lo segundo, las montañas eran peligrosas y la nieve le fastidiaba sus super sentidos. Iba a proponerle hablar de otra cosa para que se relajara un poco y ya de paso, yo también, porque lo que le preocupaba a mi amigo no era para tomar a broma, pero Leiftan le llamó y tuvo que dejarme sola y con un gran dilema. ¿Me acercaba a Lance e intentaba hacer una tregua con él o me metía en ese campo de minas, que eran la kitsune y el otro humano?
Por increíble que parezca, la opción "hablar con mi enemigo" ganó por goleada. Me acerqué y me apoyé en la barandilla, mirando en la misma dirección que él. Parecía sorprendido por mi presencia, pero no dijo nada y yo no sabía cómo empezar esa conversación. Decir que tenía miedo se quedaba corto, estaba aterrada de estar tan solo a unos centímetros de él, sobre todo, dentro de un maldito barco, todas las imágenes de mi secuestro me venían a la cabeza y no me dejaban pensar con claridad. Incluso juraría que estaba temblando, por imperceptible que pareciera. Estaba al borde de un ataque de ansiedad, pero algo dentro de mí, me decía que no podía echarme atrás ahora.
Justo en ese momento, la voz de mi jefe interrumpió mis pensamientos -Aruanne si tienes algo que decirme, te escucho. Si no, te agradecería que te fueses a la popa a temblar- Tenía la mandíbula tensa y ni siquiera me había dirigido la mirada, seguía observando fijamente el paisaje que teníamos justo en frente.
-Si te molesto, al menos el agua está más cerca esta vez- No lo pensé, juro que esa frase no pasó por filtros antes de salir de mi boca. Me di cuenta al segundo de mi error, apreté mis puños y los labios, cerré los ojos con fuerza y me di una palmada imaginaria en la frente por mi gran bocaza. Si esta era mi forma de intentar una tregua, lo estaba haciendo de cine, para que todo saliera mal. Pero no pude evitarlo, el miedo me hacía estar a la defensiva y cosas como esta pasaban cuando estaba a la defensiva.
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Si te perdono...
FanfictionTras despertar de su letargo de 7 años dentro del cristal, la ultima de los aengels tiene muchas cosas que asimilar. Pero sera difícil, pues sus amigos, la ocultan información vital, para protegerla. En especial, la presencia de cierto dragón... Obv...