6.1 La travesía (por Lance)

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Lo primero que hice al subir al barco fue asegurarme de que todo estuviese en orden junto a Nevra. Tras eso dejé mis cosas en el camarote que me tocaba y volví a cubierta, por sí el vampiro me necesitaba. Al verle haciendo inventario, preferí dejarlo solo, sabía lo que le estresaba esta misión y si contar nudos y provisiones le ayudaba, no sería yo quien le interrumpiera. Mi mirada fue entonces hacia el timón, Leiftan se encargaba de él. Y por mucho que nos evitásemos, no podía negar que mi antiguo socio, sabía lo que se hacía. Así que de momento era libre para relajarme. Me acerqué a la barandilla, para ver como dejábamos atrás el Cuartel General.

Noté como Mathieu se acercaba a mí, seguramente buscando mi consejo sobre alguna táctica nueva, que estaba practicando. Pero Koori le interceptó antes, para pocos segundos después empezar una de sus ya muy conocidas por todos, riñas de enamorados, aunque no estaba muy seguro de que Mathieu estuviese al tanto de esto.

Un poco después escuché la puerta, que llevaba a los camarotes, abrirse. Dando paso a Aruanne, quien se había tomado su tiempo para dejar sus cosas. No la culpo, tampoco es que hubiese nada que hacer. Pude apreciar su duda, como yo unos minutos antes, la chica tampoco sabía qué hacer o a dónde dirigirse. Aunque a diferencia de mi, ella se decidió por "molestar" al capitán, gran decisión, si me evitaba otra "pelea" como la del mercado. Huang Hua me había pedido que mantuviese las distancias, algo que entendía y respetaba, el aengel necesitaba tiempo para hacerse a esta nueva Eldarya, pero huir de mí eternamente, no era la solución. Confiaba en que Aruanne era lo suficiente inteligente como para saber eso.

Negué suavemente con la cabeza, no me apetecía pensar en eso, así que me concentré en el oleaje. El agua me relajaba, quizás tenía que ver con mi naturaleza, quien sabe. El caso es que estar tan embelesado, hizo que ignorase a cierta humana, hasta que estuvo demasiado cerca de mi. Se notaba su incomodidad y eso no me ayudaba, hasta podía oler su miedo y eso me frustraba. No estaba preparada para enfrentar a sus demonios, para enfrentarme a mí, lo cual era malo para los dos. Apreté la mandíbula, no quería echarla, pero tampoco quería sentir la culpa, por todo lo que le había hecho. Y ahora mismo era lo único que sentía, odio hacía mi mismo, por tenerla temblando y al borde de un ataque, sin poder hacer nada por ella, porque era yo quien le causaba eso.

-Aruanne si tienes algo que decirme, te escucho. Si no, te agradecería que te fueses a la popa a temblar- No quería ser grosero, solo... supongo que yo tampoco estaba preparado para enfrentarme a ella y todo lo que eso conllevaba. Creo que ni enfrentarme a mi hermano sería tan duro...

-Si te molesto, al menos el agua está más cerca esta vez- su "sutil" comentario me devolvió a la realidad. La miré por el rabillo del ojo, por su reacción se notaba que había sido involuntario, pero igualmente me hizo gracia, relajando el ambiente. Le comenté que Ezarel le había enseñado bien, dejando escapar una mínima sonrisa, que esperé que ella no hubiese notado. Tras hablar un poco de nuestro primer encuentro y estar de acuerdo en que Huang Hua no lo había hecho bien, aunque estoy seguro de que la chica jamás admitiría que opinabamos igual. Ella me confesó que todos le habían asegurado que yo había cambiado, un tema que ya me tenía un poco harto. Así que de la forma más lógica, intenté zanjar el tema, para no tener que volver a él en un futuro. No estaba seguro de que mi explicación le hubiese convencido, por las caras que estaba poniendo, pero al menos, como puntualizó ella, habíamos podido hablar sin sufrir daños físicos.

Una lastima que esa conversación fuese interrumpida por los gritos de Koori. Pero era entendible, una gran cantidad de basura rodeaba el barco, basura procedente de la tierra por lo que nos comunicó Mathieu. Intercambié una significativa mirada con Nevra, era un asunto muy preocupante y cada vez estaba menos seguro de que pudiésemos hacer algo al respecto. Después de un momento de compartir teorías, volvimos a nuestras tareas, teníamos una misión que cumplir. Aparte de que no muy lejos, unas nubes bastante oscuras, gritaban tormenta.

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