Si te perdono...

7. Menudo ascenso...

Mientras escuchaba a Nevra asombrarse por el tamaño de los draflayels del lugar, empecé a tener frío, seguro que estábamos a cero grados o menos. Y... ¿adivinemos a quién no se le había ocurrido traerse un buen abrigo? Exacto, a mi, porque torpe se nace. Por suerte, Koori, quien no había olvidado el clima de su tierra, hizo mi trabajo y me entregó ropa que se notaba, era bastante calentita. En lo que yo volvía a mi camarote a cambiarme, también le dio una capa a Mathieu. Supuse que el resto por su condición o sus poderes, no lo necesitaban.

En lo que bajaba del navío, pude enterarme un poco de la conversación, Lance y Mathieu hablaban de que lo único de la tierra que había llegado a Eldarya por error, hasta no hacía mucho, habíamos sido el castaño y yo. Al ponerme a su lado, la pregunta -¿Es que han venido humanos de manera voluntaria?- salió de mi boca sin querer. Era más un pensamiento sarcástico, que una pregunta real, pero al ver la cara de los otros dos, me asusté de que pudiese ser verdad. Aunque ninguno me dio una respuesta clara, por mucho que se notase que sabían más del tema de lo que querían mostrar, "Genial... más información encriptada..." pensé dando un suspiro.

Tras asegurarme de que mi mochila llevaba todo lo necesario, me percaté de que Nevra hablaba con el otro humano, Koori y Leiftan estaban a otra conversación y Lance estaba solo, mirando triste el edificio. Eso me desconcertó tanto, que mis pies me pusieron a su lado antes de poder darme cuenta. Pero es que de entre todas las emociones lógicas que podía sentir en ese momento, la tristeza no era una de ellas. Y ya que todo el mundo, estaba empeñado en hacerme ver lo genial que era Lance ahora... un poco de empatía, no nos vendría mal.

En cuanto me sintió a su lado, volvió la cabeza hacia mí, para preguntarme si ya no tenía tanto frío. Le di las gracias y empezamos torpemente una conversación que no iba para nada por donde yo quería. Por suerte, que el dragón volviese a centrarse en la torre, si nos encauzó en el tema por el que había venido. Al parecer, le preocupaba la presencia de draflayels en un lugar tan frío, sobre todo los de ese tamaño, pues no eran para nada normales.

Cuando le insinué que parecía triste, me respondió con un sarcasmo digno de enmarcar... -Estoy intentando, de verdad, dar un paso hacia ti. Así que ahórrate tu tonito irónico, para mandarme a tomar por...- Antes de poder acabar, Lance se disculpó, dándome a entender que no tenía ganas de discutir. Tras un largo suspiro, me contó su malestar y sus inquietudes sobre los familiares.

El hecho de masacrar docenas en Memoria por la rabia que le consumía, a causa del sacrificio azul, era un peso muy grande para él, sobre todo porque se suponía que los draflayels eran la reencarnación de los dragones que se sacrificaron. Eso me hizo entender a la perfección toda la culpa que sentía, debía ser horrible, sentir que todo eso que hacías por vengar a tu gente, solo les destruía más. Solo de escucharle, me dieron ganas de llorar, pero no podía permitirme eso, que le entendiese, no significaba que le perdonase. Aunque, tras hablar con él, comprendía un poco mejor la decisión de Huang Hua. A pesar de que una pequeña parte de mi no dejaba de repetirme que podía ser solo una actuación.

No me dejé llevar por ese pensamiento, por muy lógico que pudiese ser. Intenté animarle, diciéndole que si bien es cierto que no podía cambiar el pasado, aún quedaban muchas cosas que salvar. Creo que no lo entendió como yo quería, pero ya habíamos perdido demasiado tiempo en esa charla.

Antes de ver a qué venían las voces de Koori y Leiftan, el dragón me dio las gracias por escucharle, era extraño, no tenía pinta de abrirse con nadie, pero conmigo... sentía como que me tenía más confianza que a los demás, eso no cuadraba en mi cabeza. Aunque pensé que sería porque siempre había sido sincera con él, en especial para dejarle claro el rencor que le tenía, esa era la única explicación lógica ¿no?.