2.Malas noticias

141 10 6
                                    

Llevaba dando vueltas toda la noche, apenas conseguía dormir media hora, me volvía a despertar... El reencuentro con Nevra no había sido como esperaba. Por un momento, al ver lo alegres que estaban todos con mi regreso, olvidé que para él podía ser un choque bastante grande. No solo me fui yo, Ezarel también y Valkyon... bueno al final ambos intentamos ser comprensivos con el otro. A pesar de haberme quedado con las ganas de darle un abrazo a mi mejor amigo, me quedé con la parte buena, no había huido de mi y esperaba que volviéramos a ser buenos amigos. Con ese pensamiento intenté dormirme de nuevo, esta vez con más éxito.

Al despertar ya era de día, aun así y a pesar de haber descansado un poco, seguía bastante frustrada por la situación. En ese momento pensé en Valkyon, me encantaría poder hablar con él, siempre me ayudaba a ver la situación de forma más objetiva. Pero... llevaba muerto tres días... desde hacía años. Eso era algo que aún me costaba aceptar y me seguiría costando un tiempo. Entonces me di cuenta que estaba llorando, pero es que no me había dado tiempo de sentir realmente el dolor por la pérdida de mi novio, todo había sido abrumador estos días.

Después de permitirme llorar un rato no solo por mi chico, sino por la pérdida de todos mis amigos que ya no estaban en el cuartel general, fui a darme una ducha. No podía quedarme en mi cuarto muriéndome del asco, no cuando se me estaba dando una nueva oportunidad. Decidí que lo mejor era buscar a Huang Hua para pedirle una misión o en todo caso, que me reasignase a una guardia.

No tuve suerte en mi búsqueda, así que mis pies me terminaron llevando a la sala de alquimia, donde suponía que estaría la hermana de mi amiga y con un poco de suerte, ella también. Por desgracia no fue así, pero quien estaba en su lugar era Koori, que tras volver a hablarme como si estuviera ligando conmigo, me comentó que toda la guardia brillante debía estar esperándome en la sala del consejo.

-¿Sala del consejo? ¡¿Eso existía?! Supongo que no si nos reuníamos en la sala del cristal...-


Suspiré abatida, no llevaba aquí ni tres días y ya llegaba tarde, de verdad... "torpe se nace..." pensé para mi misma. Ante mi perplejidad, la kitsune no pudo hacer otra cosa más que reír. Para luego explicarme que la sala del cristal, ahora era un lugar de culto, lo que me hizo pensar en todos los lugares religiosos de mi mundo. Y hacer que me diera un pequeño ataque de ansiedad, pues no me apetecía ser como Jesucristo, Mahoma o la virgen de Lourdes... Después de unos segundos de crisis volví en mí y la joven albina me explicó cómo llegar.

Atravesé el umbral de la puerta deprisa y corriendo, literalmente, pidiendo disculpas por la tardanza. Iba a explicar que me acababa de enterar de que había una reunión, cuando me paralicé contemplando el lugar, dejando que lo que iba a ser una excusa, se convirtiera en un simple "pero que...". El lugar era magnífico, nunca me habría imaginado que algo así pudiera existir dentro del cuartel. Y justo en el centro de todo ese paraíso que parecía un invernadero de fantasía, una mesa redonda como la del rey Arturo. Allí se encontraban ya sentados, todos mis compañeros de reunión.

He de decir, que a pesar de ser mis viejos amigos, en la estancia que nos encontrábamos y en sus nuevos cargos, me imponían bastante. Decidí no demorar más el asunto y acercarme para dar inicio cuanto antes. Lo que sí me permití fue echar un vistazo a los participantes, Leiftan que parecía tan perdido como yo; la guardia Brillante, formada por Huang Hua, Ewelein, Nevra, Jamón y Feng Zifu; y los jefes de guardia, Chrome de la Sombra y supuse que la chica era Huang Chu, la hermana de mi amiga y nueva jefa de la guardia Absenta. Quien por cierto, se parecía a la "Gran Jefa" lo mismo que un huevo a una castaña.

Pero había algo que me llamó más la atención ¿Dónde estaba el nuevo y misterioso jefe de la guardia Obsidiana? No creía que no hubiesen escogido alguno en siete años... Quizás estaba de misión, no lo sabía pero por alguna razón sentía que se me ocultaba su identidad, deliberadamente. Es cierto que mi novio era el antiguo jefe, pero ya no estaba y suponía que habían escogido a alguien capaz, así que... ¿Cuál era el problema? Antes de poder sacarme mis dudas de encima, Huang Hua me hizo tomar asiento y dio comienzo a la reunión.

Si te perdono...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora