Apocalipsis 4:8

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"Cada uno de los cuatro seres vivientes tenía seis alas y eran todo ojos por fuera y por dentro..."

Apocalipsis 4:8 

Apocalipsis 4:8 

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—...pero yo le estaba diciendo que no creía que pudiese volar sólo con dos alas. Él insistía en que sí, que para eso teníamos cuatro, y yo le decía que si pudiésemos volar sólo con dos alas, otro serafín ya lo habría intentado...

Bel estaba concentrado en contar esta tonta historia de cuando vivía en el Cielo con Belcebú y la única distracción que se permitía era dejar algunos besos en el hombro y la parte de atrás de la cabeza de Jordi, que lo llevaba cargado sobre su espalda.

Casi nunca hablaba tanto, mucho menos en ese tono animado en que lo estaba haciendo, por lo que era una señal clara de que se encontraba de buen humor. Sin embargo, antes de regresar a Pereza, tuvo que retirar la barrera y atraer a Tres dentro de su "prisión" de nuevo. Esto lo había agotado.

Jordi se dio cuenta por la manera en que le pesaban los párpados, soltó un suspiro que fue una mezcla de diversión y resignación y le dijo que se subiese a su espalda, sin que él tuviese que estirar los brazos y pedirlo.

Bel no tenía pensado admitir pronto que a su lado más "caprichoso" le gustaba cuando lo cargaba desde la primera vez que lo hizo.

Jordi lo llevó a su cuarto en Pereza en lugar de dirigirse al de Bel. Su ropa reapareció completamente seca antes de regresar, pero de todos modos, lo depositó en la cama y le buscó algo que pudiese usar de pijama para descansar un rato. Al menos hasta que la bestia parase de "pelear" con él desde adentro.

Bel levantó los brazos en cuanto Jordi se paró frente a él y le ofreció la ropa prestada. Tras unos segundos, Jordi se rio, negó y lo llamó "mimado", pero lo ayudó a cambiarse. Se ganó un beso a cambio y suavizó su expresión cuando le tocó el rostro y Bel frotó la mejilla contra la palma de su mano, con los ojos entrecerrados.

—Ya acuéstate, dormilón.

—Te estoy esperando —repuso Bel, frunciendo el ceño de una manera que era absolutamente adorable en su expresión adormilada.

Así que un rato más tarde, Jordi estaba recostado entre el cuerpo de Bel, que tenía el rostro enterrado en su pecho, y la pared. El "aterrador" demonio se había dormido casi de inmediato y Jordi se dedicó durante varios minutos a acariciar su cabeza o su espalda, antes de decidir que una siesta previa a seguir sufriendo con sus trabajos de la universidad no le haría daño.

Sin embargo, no lo dejarían descansar tanto como quería ni tampoco iba a terminar sus trabajos con la antelación que deseaba. Alguien tocó la puerta con fuerza en algún momento en que Jordi apenas recordaba su nombre y Bel intentó aferrarse a él y seguir durmiendo.

—¡Jordi! —Ese era Reese. Su voz hizo que Jordi se despertase más rápido y le cubriese los oídos a Bel, pensando que podría resolver lo que pasaba sin despertarlo—. Jordi, es urgente-

Pereza (Pecados #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora