Salmos 119:96

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"He visto que todo lo perfecto es limitado,

pero es inabarcable tu mandato"

Salmos 119:96

Bel tenía la curiosa teoría de que los besos de Jordi poseían un poder revitalizante

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Bel tenía la curiosa teoría de que los besos de Jordi poseían un poder revitalizante.

Jordi pensaba que Bel era más similar a un gato en la forma humana que en la de animal.

Se lo dijo cuando Bel había extendido los brazos y pedido otro beso. Ante el ceño fruncido del demonio, Jordi sólo se rio y siguió jugando con su cabello.

Tras un instante, Bel emitió un sonidito frustrado e interrumpió sus burlas.

—¿Me vas a dar mi beso o no?

—Si lo pides así, no —repuso Jordi.

Bel repitió el ruido de fastidio y se retorció. Jordi estaba sentado en la cama, con la espalda apoyada en el cabezal, y él había puesto la suya en el regazo del otro. Parte de su cuerpo caía desde el borde del colchón y sus pies estaban en el suelo.

—Deja de retorcerte —murmuró Jordi, tirando de un mechón de su cabello—, me aplastas contra el mueble...

En lugar de obedecer, Bel insistió en retorcerse todavía más.

—Mi beeesooooo —se quejó en tono melodramático, alargando las vocales de la última palabra.

Jordi sacudió la cabeza con una sonrisa y Bel le dio una mirada desagradable fingida. Después tuvo una idea mejor y fingió desmayarse.

Con los ojos cerrados, escuchó una carcajada de Jordi, que lo sacudió un poco.

—¿Ahora qué, Bel?

—Me he descompensado por falta de besos —lamentó él, muy serio.

—¡Dios!

—No me nombres a ese —Bel no sólo abrió los ojos, sino que se cruzó de brazos.

Jordi volvió a desordenarle un poco el cabello. Un rato atrás, Bel le había resumido las decisiones acerca de lo que harían y era claro que, aunque estuviese muy cómodo jugando a ser un mimado, todavía estaba enojado con cierto ente de Arriba.

—Bien —cedió Jordi, intentando no sonreír mucho—, uno más. Uno —repitió.

No fue sólo uno.

Jordi estaba tan distraído mientras lo besaba, apresado entre el cabezal de la cama y el cuerpo de Bel, que se demoró unos instantes en moverse un poco para avisarle que alguien estaba tocando la puerta. Bel masculló algo en una lengua que no entendía y lo besó de nuevo, haciendo que se le olvidase durante los segundos que tardaron en tocar con más insistencia.

—Bel, creo que-

Bel lo interrumpió con otro beso, sacándole una risita.

—Tienes que salir-

Pereza (Pecados #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora