Una hermosa mujer de cabellos marrones se dirigía a la torre militar que se encontraba a fronteras del reino, el rojo de sus ojos se notaba demasiado sea por el cansancio, la ansiedad, la tristeza y preocupación que siente, todas las emociones combinadas por el simple hecho de una grave noticia que se ha venido a en esa semana, así de lentos son los mensajes.Cuando su carruaje al fin llegó al destino, ella bajó y fue a la entrada de la Torre, su dama de compañía la siguió ya que su deber era procurar su seguridad y un guardia.
La mujer de ojos negros corría por la torre, buscaba al hombre que le causó tanta pena y humillación frente a todos. Los guardias le detuvieron, ella gritó y exigió.
-¡Quiero ver al maldito Itachi Uchiha! -exclamó.
-Lo siento, pero nadie puede pasar a la sala -dijo uno de los dos soldados que le impedían el paso.
-¡No! ¡Yo soy su prometida Izumi, déjenme pasar! -la mujer pasó de todos modos, los guardias le persiguieron corriendo, pero era tarde, la joven doncella llegó a la sala para encontrarse con Itachi Uchiha.
-¡Itachi! -gritó molesta.
El Uchiha volteó, sus ojos no creían el haber visto a Izumi ahí mismo, pero no estaba solo en la sala su hermano y Shisui se encontraban con él también y otros soldados más.
-¿Izumi qué haces acá? -preguntó Itachi.
-¿Qué hago aquí? ¡Tú qué hiciste! ¡Me engañaste! -le salió la voz entrecortada, en cualquier momento rompería en llanto.
-Izumi... -no tenía excusa y tampoco podría a contarle a Izumi lo que haría, le tenia mucho aprecio a Izumi y también pena por la canallada que hizo.
-Por favor, Itachi, tú prometiste que nos quedaríamos juntos -junto sus manos con las de Itachi, este no se negaba al tacto pero debía hacerlo porque la misma Izumi le hacía ver débil y lograba que quisiera romper la hoja de matrimonio que le haría su padre comprometiéndole con Deidara.
Esa joven hermosa de cabellos castaños, con los ojos rojos; la amaba tanto, demasiado y se sentía de lo peor al hacerle esto, las ganas de decirle que esto es temporal... no puede, no puede y no quiere fallar a su nación, le rogaría a Izumi por su perdón por ser tan egoísta.
-Lo siento Izumi -su voz era cortante, fingiría una capa de crueldad y frialdad cuando por dentro quería abrazarla y decirle que hará lo posible para que los dos continuaran con su romance.
-¡No! Esto es mentira Itachi, por favor, dime que solo son mentiras de los demás, tú nunca me harías esto, nosotros nos amamos Ita -sujetó su mano con presión, se negaba a separarse de aquel hombre.
-¿Amor? -una voz tercera interrumpió.
Sasuke y Shisui miraron al joven doncel. Los dos solo miraban la imagen de la pareja que se amaba y se separaría por un compromiso forzoso, pero justamente apareció la persona que los separaría, nada menos que el mismo doncel.
Itachi maldeció la aparición del doncel, Izumi lo miró, sabía que él era quien le robaba todo lo que ella amaba.
-Tú... -dijo Izumi mientras sus ojos se transformaban a odio puro.
-Ah, hola, una pregunta -el rubio tomó una posición de inocencia-. ¿Cómo así que tú y mi marido se aman, hm? -se burló.
-¡¿Tu marido?! ¡No! Él va a casarse conmigo, tú eres un miserable -Izumi era una mujer muy intelectual, pero el hecho de que ese doncel le quitara todo, hacía que se le olvidara todo tipo de modales.
-Creo que te equivocas, querida -sonrío de manera burlona-, ese hombre será mi marido, quieras o no -lo ordenó, exactamente como lo haría un príncipe.