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Demonios...

¿Cómo hizo...? ¿Qué quiere...? ¿Quién carajo es...?

Todas las preguntas se acumulaban en mi mente mientras el resto de mi cuerpo se había paralizado frente a ese chico. Lo había dejado encerrado en un bosque en llamas, sin embargo ahora se encontraba parado frente a mí con esa fría mirada clavada en mi, sin pronunciar palabra, quieto al igual que yo.

Ambos enfrentados en la clase de silencio que antecede al caos. La calma antes del desastre.

A pesar de parecer un humano común y corriente, tenía poderes similares a los míos. Se teletransporto hasta aquí de alguna forma, lo que las brujas llamamos transmutación. El podría ser un hechicero, pero había algo que lo hacía más demoniaco, retorcido. Puede que lo haya sentido así por su mirada o su vestimenta, tal vez por su maquillaje esquelético pero no, ese chico me inspiraba terror, me helaba la sangre. Un sentimiento que me era extrañamente familiar aunque nunca había experimentado algo igual en toda mi vida. Nada se asemejaba a esta situación.

Siniestro, esa era la palabra que lo definía mejor.

Algo debía hacer para escapar de allí. Salir por la ventana seria inútil, la puerta ni pensarlo. Transmutar... el no podía seguirme, no había forma de seguir mi rastro. Aunque tal vez si, ya lo había hecho. Si ese es el caso no puedo ir a la mansión, están las demás brujas que pueden ayudarme pero estoy segura que sería un error llevarlo allí. Podría despistarlo aquí en la casa y luego salir a la calle, ningún idiota se mostraría fuera y armar un escándalo. Aunque no puedo tener certezas si se trata de él, no sabía que era ni que quería. Salvo si, sabía con mucha certeza que quería matarme. No importan las razones ahora, tengo que escapar.

Mientras trazaba un plan, él no se había movido siquiera un ápice de su lugar. Seguía quieto allí, con sus ojos clavados en mí. Lo cual resultaba muy extraño, podría haberme atacado bajo el efecto sorpresa pero no encajaría con lo que el demuestra ser. Ser o parecer, como sea, no sé nada de él.

Aproveché su quietud manipulando lo que nos rodeaba. Lámparas, sillas, escritorio, cualquier objeto al alcance y se lo lancé. En ese momento trasmute a las escaleras, mire el pasillo vacío y ví que no había aparecido, él no me siguió. El sonido de cosas cayendo con fuerza retumbó en la casa. Me moví otra vez, ahora al patio, cerca de la puerta que daba a la calle. No perdí segundo, en cuanto llegue me encamine hacia la puerta pero de repente, y sin dar cuenta de alguna presencia, sentí un choque. Era él, otra vez. En cuestión de segundos me tomó del cuello empujandome contra la pared con tanta fuerza que hasta sentí romperse algunos ladrillos en la pared.

El dolor apareció al instante, la presión en mi cuello empezaba a dejarme sin aire. Estaba desorientada a causa del impacto pero en cuanto pude recuper el sentido lo ví perfectamente.

- ¿Esperabas escaparte sin más? tu presencia se siente a kilómetros - Esbozo una media sonrisa y presiono mi cuello con una mano apartando la otra.

Tenía que librarme o me asfixiaría. Tome sus muñecas con mis mano y solté un conjuro que empezó a quemar su piel. Ya se olía la piel quemada cuando la aparto rápidamente. Su mueca de dolor me dio un tiempo valioso. Mire desperadamente a los costados en busca de algo que sirviera. Me concentre en un sillón de madera apostado contra la pared, la eleve y la partí formando estacas de madera de diferentes tamaños. En cuanto se percató de mi movimiento algunas de ellas ya se dirigían a él, unas en llamas, otras normales. Esperando que eso sirviera como distracción deje dos y siguiendo a las demás, las lanza a lugares determinados: al corazón y al estómago. Algunas rozaron y cortaron la tela y su piel, pudo evadir la que iba dirigida a su corazón pero no la de su estómago. Esta se enterró en su carne, profundamente. La sangre mano de la herida y escupió sangre.

The PsychopathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora