Moon Knight

JAKE LOCKLEY

Jake es el tipo de novio que pareciera que no te quiere ni te ama por su forma tan fría y distante de ser, a diferencia de Marc y Steven que prácticamente besan el suelo por el que caminas, y que viven por ti. Jake también, solo que no lo demuestra de la misma forma en la que ellos lo hacen.
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–¡¿POR QUÉ PIENSAS QUE NO TE AMO?!–Te preguntó indignado, pegándole a la mesa con ambas manos y levantándose de su asiento.

Ambos estaban sentados en la mesa, simplemente conversando. Llevabas días actuando extraña con Jake, y él quería saber qué había pasado, del porqué de pronto te comportabas distante con él, y con Steven y Marc actuabas con normalidad.

La cosa es que Jake en lugar de realmente escuchar lo que dijiste, sus inseguridades tomaron cnmontrol de él y no escuchó lo que de verdad le estabas diciendo.

–Jake... cariño, tranquilo... yo solo—Trataste de calmarlo, aún sentada en tu silla y el de pie junto a ti.

–No. No me pidas que me calme T/N. ¡¿Por qué piensas que no te amo?! ¡¿Cómo puedes llegar a imaginar una cosa así?! ¡Yo vivo por ti! ¡Yo respiro por ti! ¡Yo mataría por ti! ¡Pídeme que mate por ti, mi dama!–Te dijo tomando tú mano en la suya y poniéndose de rodillas frente tuyo, realmente desesperado y asustado de pensar que tu creías que él no te amaba.

–Okey... Jake, primero que todo, cálmate.–Soltaste una pequeña risita, haciendo que se volviera a sentar en su silla y sin soltar su mano.–Lo único que te pregunté fue sí estabas molesto conmigo, y te dije que te había dado tu espacio para que se te pasara y pudieras relajarte, para hablar cuando ya estuvieras mejor. Nada más.

–Ah... bueno... pero no me pasa nada, mi dama. Se lo juro. Yo la amo, con todo mi corazón, y haría cualquier cosa por usted y por verla feliz.–Te dijo besando tus manos con suavidad.

Soltaste una pequeña risita, para luego acercarte a él y besar sus labios.

–Lo sé... sé que me amas a tu manera y que te cuesta demostrarlo, pero eso no importa, porque yo amo como eres. Me encanta que los tres sean tan diferentes el uno de los otros. Y me alegra que solo haya sido un malentendido y que no esté pasando nada más.

–Bueno... ahora que sabemos que fue un malentendido, ¿por qué no le demuestro lo mucho que la amo?–Te dijo coqueto, tomándote de tus caderas para sentarte en su regazo y comenzar a besar tu cuello, mientras alzaba las suyas para embestirte sobre la ropa y sintieras su gran y dura erección, haciéndote gemir suavemente.–¿Puede sentir lo que me hace, señorita? Todo esto es solo por usted...–Te susurró al oído, para luego morderlo con suavidad y dejar que el show comenzara.