3.
Mientras tanto, en medio del bosque había otro grupo de jóvenes.
— Hyung, en verdad necesito un descanso. —la voz gruesa hace al mayor detenerse y mirarlo.
— Pero Lix, no podemos detenernos de nuevo.
— Solo un segundo... —el menor jadea cuando presiona su mano sobre la herida en su cintura, gruñe suavemente al sentir que sigue sangrando, a este paso, su herida jamás cerrará.
— Yo puedo cargarlo por un rato. —el de cabello rojizo dice.
— Sí, deja que Binnie te lleve. —Minho asiente hacia Felix, el menor suspira cansadamente, pero asiente—. Dame tu mochila Bin.
Minho se acerca y Bin deja su mochila en el suelo, Felix se acerca a ellos y con ayuda del mayor, sube a la espalda de Changbin, quien con sus antebrazos sostiene los muslos del chico herido.
— Lo siento, hyungs. —susurra el rubio abrazándose de los fuertes hombros del pelirrojo.
— Nada de esto es tu culpa, Sunshine. —Minho le asegura acariciando los húmedos mechones rubios, Felix estaba sudando a chorros, su piel pálida y sus manos temblorosas, el esfuerzo, la pérdida de sangre y el dolor, cobrándole factura—. Lo siento si estoy siendo duro contigo, pero necesitamos llegar a la ciudad antes de que anochezca, ahí es un mejor lugar para tratar tu herida.
— Lo sé, hyung, no te preocupes. —el menor recarga su mejilla sudada contra el hombro de Changbin—. Gracias, Binnie-hyung.
— Está bien, Lixxie, te tengo. —responde Changbin con una suave sonrisa, Minho se cuelga la otra mochila y las acomoda para tener un buen equilibrio al caminar.
— Duerme, Lix. —murmura Minho dando una caricia en el brazo del menor.
— Sí, gracias Min-hyung. —la respuesta es débil, los ojos mieles del rubio ya están cerrados y su cuerpo flácido sobre la espalda de su hyung, cuando Minho lo mira de nuevo, Felix ya está completamente dormido.
— Se está poniendo muy débil, ha perdido demasiada sangre. —murmura.
— Sí, debemos llegar pronto a la ciudad, no podemos dejar que su herida se infecte, hyung.
— Lo sé, vamos, —ambos retoman el camino—, a este paso creo que llegaremos en una hora o poco más.
— Llegaremos con luz de día. —suspira Changbin.
— Sí, tendremos tiempo de limpiar una casa y quizá alcancemos a ir a la farmacia para tratar la herida de Felix.
— ¿Crees que aún nos siguen, hyung?
— No creo, nos hemos vuelto muy lentos este ultimo día, si siguieran tras nosotros ya nos hubiesen alcanzado.
— Cierto. —susurra el más bajo—. Entonces nuestra única preocupación es llegar a la ciudad pronto.