SIETE.
7.
— Estás pálido, hyung, y tus ojeras... —murmura estudiando su rostro—, ¿tuviste una pesadilla?
— Algo así. —asiente—. Pero eso no importa, ahora quiero escucharte a ti, dime, ¿qué está atormentando esta cabecita? —pregunta acariciando su cabello y acomodándolo detrás de su oreja. Jisung baja la mirada.
— Nada importante, Chan hyung.
— Mírame a los ojos, Jisung. —el menor hace un puchero, pero mira a los ojos cansados de su mayor—. Quiero que me digas la verdad, ¿estás bien?
— Es... —Jisung suspira, y quizá es porque es la primera vez desde que inició todo que le preguntan directamente si está bien, o si es porque es de madrugada y todos se ponen más honestos a estas horas, o si es la preocupada mirada de su líder, pero antes de que pueda replanteárselo, ya está hablando—, hyung, ¿seremos solamente nosotros por siempre?
— ¿Qué?
— Si nos vamos, estaremos aún más lejos de cualquier otra persona y...
— Esa es la idea, ¿Por qué, Hannie?
— Hyung. —suspira, inseguro de cómo decirle o de querer decirle, aunque lo mejor siempre había sido ser honesto con Chan—. En verdad odio estar solo.
— No estás solo, nos tien...
— No, no los tengo como quiero, no, espera, eso no..., lo que quiero decir es que quiero tener a alguien, no necesariamente a ustedes, no, no a ustedes, ustedes no tienen nada de malo, no es que no me parecen lo suficient... —se corta a sí mismo, intentando dejar de balbucear, traga saliva mirando a otro lado—, olvídalo.
Chan frunce el ceño y entonces su cerebro privado de sueño se ilumina, alza las cejas toma las mejillas del menor, el chico está ligeramente sonrojado y rehúye su mirada.
— ¿Hace cuánto te sientes así?
— Hace mucho, no todo el tiempo, pero, sí, me sigue desde hace mucho. —suspira tomando suavemente las muñecas del más alto, en un sutil intento de hacerlo soltarlo—. Me hace sentir mal, hyung.
Chan siente su corazón romperse al escuchar el tono dolido de su travieso y bromista amigo, suelta sus mejillas y lo envuelve en un abrazo, puede sentir a Jisung tensarse antes de devolver el abrazo.
— Lo siento, Hannie, esto debe ser muy duro para ti...
— Siempre fui tímido. —susurra suavemente en el pecho de Chan, de nuevo, las lágrimas comienzan a salir sin su permiso—. Siempre supe que sería difícil para mí el conocer a alguien, pero en estos tiempos... hyung, no quiero morir sin haber vivido.
Chan aprieta su abrazo sin saber que decir. Finalmente suspira besando la frente de Han, aprieta sus brazos alrededor de su cintura y lo levanta llevándolo a la cama. Se sienta frente a él, limpia sus lágrimas.