40. Chiquitita

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Namjoon's POV.

Después de pasar toda la noche a su lado, había memorizado el ritmo del sonido que provenía de las máquinas en el cuarto.

Peep... peep... peep...

Resonaba constantemente en mi mente y me costaba mantenerme cuerdo al estar escuchando ese sonido cada segundo. Nath se mantenía igual, con sus ojos cerrados y respirando artificialmente; cada vez que la máquina respiraba por ella emitía un sonido que comenzaba a hostigarme y a sentirme ansioso por no ver ningún movimiento en su cuerpo.

Alrededor de las 8:15 de la mañana, Anna llegó acompañada de Jess con lágrimas escurriendo de sus ojos y pañuelos en la mano.

– Namjoon-ah – sollozó al ver a su hija en ese estado. Con tanta tristeza me levanté para abrazarla y brindarle un poco de confort. La estrujé en mis brazos y sentí su cuerpo temblar levemente.

– Mi niña...

Apretó son sus manos la bata amarilla que llevaba puesta y sentí cada pizca de dolor que emanaba. No podía ni imaginar el dolor que sentía como madre al ver a su hija así de lastimada. Era una imagen simplemente desgarradora.

– Ella está bien, Anna. Solo imagina que está dormida – susurré solamente para ella y asintió con lentitud.

Se acercó con miedo hacia la cama y tocó con suavidad la pierna de Nath, pasando sus dedos por la manta que la protegía del frío del hospital; detuvo sus movimientos por unos segundos y dudó en seguir subiendo.

Suspiró y con su mano recorrió un poco más arriba hasta tomar la de su hija, la acercó a sus labios y depositó un beso tan suave con la intención de no lastimarla.

– Mi niña... aquí estoy – lloriqueó sobre su mano –, aquí está mamá. No te dejaré en ningún momento, prométeme que no me dejarás a mí...

Notaba como sus sollozos iban subiendo de intensidad y su anatomía comenzaba a hiperventilar sin soltar la mano de Nath. Miré a Jess y solamente apretó sus labios tratando de ahuyentar las lágrimas; me hizo un ademán de que estaría afuera y asentí, Anna necesitaba privacidad.

– No te vayas, por favor – escuché su voz antes de que pudiera salir de la habitación –, quédate.

– Está bien – me limité a decir y justo nuestras miradas se conectaron. Sus hermosos ojos verdes estaban apagados, no había rastro de su brillo como siempre; solamente estaban llenos de tristeza y lágrimas.

– ¿Qué voy a hacer, Namjoon-ah? ¿Cómo podré vivir si mi niña me deja?

Mi corazón terminó de romperse, lo poco que quedaba se destrozó al escuchar esas palabras salir de sus labios.

– Siempre les enseñamos a los hijos a ser fuerte cuando nosotros morimos, pero... ¿quién nos enseña a nosotros a soportar la muerte de un hijo? – preguntó acariciando el cabello de Nath, dándose cuenta de que estaba trenzado y sonrió al ver ese detalle.

Guardé silencio al no saber que contestar. Lo que decía Anna era completamente cierto.

– ¿Cómo es que los padres siguen adelante cuando pierden a su hijo? ¿Cómo despiertan cada día...? ¿Cómo...? ¿Cómo respiran todos los días al saber que su hijo no está? – dijo casi ahogándose con su propia saliva, sorbiendo su nariz para continuar hablando –, por un segundo olvidas absolutamente todo, pero este momento seguirá persiguiéndote por siempre. – Escondió sus rostro entre sus manos y la de Nath, tratando de suprimir cada sollozo para que fuese silencioso.

Me acerqué a ella y sobé su espalda para intentar consolarla, aunque sea un poco; la entendía, pasábamos por el mismo dolor de la probabilidad de perder a una persona importante en nuestras vidas.

Ghost of You || Kim NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora