III

112 14 3
                                    

Después de su reunión con el investigador privado, Izuku solicitó sus vacaciones a los dueños de la constructora, las cuales no le fueron negadas, logró reservar una habitación en un pequeño ryokan de Yokohama y emprendió su viaje hasta dicho pueblo.

El viaje, a pesar de haber durado unas cuantas horas, lo sintió como toda una eternidad, pues sentía la necesidad de llegar pronto.

Estaba tan entusiasmado por volver a ver a Kacchan, quería correr a buscarlo y lanzarse a sus brazos, llenar sus mejillas de besos y repetirle mil veces cuanto lo amaba.

Tanta era su emoción que en cuanto piso Yokohama se apresuró para llegar al ryokan, lanzó su equipaje en su habitación, sin importarle si algo se rompía o no, e inmediatamente después corrió por las calles de Yokohama en busca de la florería.

Corrió lo más rápido que sus piernas le permitieron y una amplia sonrisa se plasmó en sus labios, en su cabeza se reproducía como una película romántica el cómo sería su reencuentro, aunque de un momento a otro comenzó a frenar todos aquello.

Sus veloces pasos disminuyeron hasta detenerse y su sonrisa desapareció por completo.

Un momento de lucidez le había hecho detener todos sus planes y desaparecer su entusiasmo. Las dudas e inseguridades se amontonaron una tras otra dentro de su cabeza.

¿Y si Kacchan estaba escondiéndose de él?

¿Qué haría si Katsuki no quería verlo de nuevo?

¿Realmente era su Kacchan el dueño de esa firma?

¿Qué haría si el autor de esa firma era un completo desconocido?

¿Su pobre corazón podría soportar otra decepción?

Agitó su cabeza en un intento por alejar esos horribles pensamientos, debía mantener la fé. Esa era la primera noticia que tenía de Kacchan después de casi 10 largos y tortuosos años, se aferraría a esa posibilidad, por más pequeña que está sea.

Con su esperanza renovada, retomó sus andar y caminó apresuradamente hacia la florería Akatani.

.
.
.

Sus manos sudaban, sus piernas temblaban y algunos músculos en su espalda parecían rígidos.

Justo frente a él estaba la florería Akatani.

Había llegado hace un par de minutos, pero se había sentido incapaz de entrar. Observó atentamente el lugar, era un local pequeño, las paredes parecían pintadas de color crema, dicho color hacía que resaltaran las flores que se encontraban colocadas en los estantes de afuera; había un enorme ventanal de vidrio por el cual podía verse el interior del local y arriba de la puerta colgaba un letrero de madera que parecía estar pintado a mano, en él se leía "Florería Akatani"

Izuku se trago el nudo que parecía estar atorado en su garganta y observó el interior del local a través del enorme cristal, el local parecía vacío, pero hasta el fondo logró distinguir una mata de cabello rubio cenizo.

Sintió a su corazón agitarse y a sus mejillas sonrojarse.

¡Era él!

Estaba casi seguro de eso.

Sin esperar más, se armó de valor y se apresuró para entrar al local. En cuanto abrió la puerta, lo primero que escuchó fue el tintineo de una campana que colgaba de la puerta para indicar la entrada de los clientes al local.

Reencuentro [DekuKatsu (Omegaverse)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora