IV

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Abrió sus ojos lentamente, pero, antes de siquiera procesar el haber despertado, un fuerte y punzante dolor le atravesó la cabeza.

Sus manos se posaron de inmediato sobre su cabeza, apretando con fuerza, en un vago intentó por apaciguar el dolor, como si su cráneo se partiera y él desesperadamente intentara unir las piezas.

Intentó incorporarse y sentarse sobre la superficie en la que descansaba, pero en cuanto las sábanas que cubrían su cuerpo cayeron, pudo observar su torso desnudo.

Aquello pareció dejar en segundo plano el dolor de cabeza.

¿Qué había pasado el día anterior?

Kacchan...

El recuerdo de su adorado rubio le apretó dolorosamente el corazón, su Kacchan tenía una nueva vida en la que él no ocupaba ningún lugar.

Pero...

¿Qué pasó después de eso?

Intentó buscar entre sus vagos recuerdos, hasta que palideció al recordar una voz dulce y un ajustado vestido rojo.

—No... — dijo ya con lágrimas saliendo de sus ojos.

Él jamás se involucraría con alguien más, a pesar de todo, su corazón aún era de Katsuki, aún lo amaba demasiado como para enredarse con algún desconocido.

Su cabeza volvió a punzar y un gemido de dolor escapó de su boca.

—Deja de llorar —

Aquella voz tan áspera y plana lo hizo sudar frío.

Con dificultad, se giró hacia el lugar del que provino aquella voz.

A unos metros del futon dónde se encontraba recostado, había una pequeña mesa, ahí sentado sobre sus rodillas estaba ese estupido alfa.

El alfa de Katsuki.

El imbecil ni siquiera lo volteaba a ver mientras comía de un tazón de arroz.

—¿Qué demo — pero la pregunta quedó inconclusa ante otra punzada dolorosa.

El otro alfa lo miro de rojo, su rostro aún se mantenía inexpresivo.

—Al lado de ti deje un vaso con agua y analgésicos, traga las estúpidas pastillas y hablaremos cuando tu resaca se calme —

Izuku tensó su mandíbula.

—¿Dónde estamos? Y ¿Qué haces aquí? — logró preguntar con enojo.

El otro alfa volvió a ignorarlo mientras dejaba el tazón de arroz sobre la mesa y procedía a beber té como si nada.

—¡Deja de ignorarme! — exclamó, pero después volvió a quejarse del dolor.

—Eres quejumbroso e irritante — dijo tranquilamente mientras dejaba el vaso con té sobre la mesa. Por primera vez dirigió su mirada seria directamente hacia el pecoso —Toma las malditas pastillas y te explicaré lo que pasó — habló de manera severa.

Izuku gruñó, pero a regañadientes tomó los analgésicos, no estaba en condiciones de enfrentarse al alfa, sabía que el dolor por la resaca lo dejaba en una posición bastante vulnerable.

Esperar a que los analgésicos hicieran su efecto fue incómodo, pues Izuku se quedó quieto, observando como el otro alfa terminaba de comer tranquilamente, como si el muy desgraciado estuviera solo en la habitación.

Izuku observó como el otro alfa terminaba sus alimentos, dejaba el tazón vacío sobre la mesa y agradecía por la comida, después de eso, el alfa volteó su rostro para observarlo.

Reencuentro [DekuKatsu (Omegaverse)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora