Capítulo 2: La niña de cristal. Parte I

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Capítulo 2: La niña de cristal.

Parte I.

 Pensaba publicar los capítulos que ya tenía poco a poco, pero en vista de que ya los han leído, voy a publicarlos, es decir hasta el capítulo que publique antes de borrarla... n_n

Déjenme explicarles algo importante de la historia, en primera hace intervalo de tiempos, es decir que en este capítulo Bella tiene ya 15 años y por lo tanto Emmett tiene 19 y en segunda no siempre será así, se establece una fecha donde él tiempo corre más lento y sin saltarse años.

Bueno explicado esto, pasemos a leer el capítulo.

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Desolado, silencioso; oscuro, triste...

¿Qué hago aquí?, quiero escapar de esta prisión.

¿Cómo llegué a este lugar?; felicidad, a donde fuiste...

no siento el calor, no siento nada, que no sea dolor...

Vida, te has tornado de un presente maravilloso,

a una lenta tortura, que corta mi alma.

Único testigo de esto, es el penoso sollozo,

no encuentro paz, no encuentro calma.

Esto ocurre cuando falla la felicidad,

o ¿simplemente les pasa a los que pierden la fe?,

que sentimiento tan tonto, de la humanidad...

¿será que alguien comparte este sentimiento?, no lo sé...

¿Dónde se encontraba Emmett? Era la pregunta que Isabella se hacía a sí misma, al mismo tiempo que buscaba la crema de azufre que su madre le obligaba a ponerse para que no le salieran pecas.

Era muy bien sabido que las señoritas con pecas nunca consiguen marido, cosa que nunca le importó a Isabella y que para ella sólo es una frase que las madres de familias aristócratas y respetadas repiten hasta el cansancio.

—Isabella, haz vuelto a perder la crema —La Sra. Swan no está preguntando, ella afirma el hecho de que su descuidada hija ha perdido de nuevo la crema nacarada brillante. Odia que Isabella haga eso, su hija sabe que tiene que pedir esa crema por importación desde Francia, ahora en Inglaterra encontrar azufre con el cual se hace la crema es muy difícil y más para la Sra. Swan que tenía que ir o mandar algún lacayo a Inglaterra para encargarla y esperar más de un mes. Es lo malo de vivir en Cambridge, que esta aproximadamente a 50 millas de Inglaterra, lo cual significa 10  horas en carruaje.

Sólo a su hija se le ocurre perder algo muy importante.

—No la he perdido —Isabella contesta debajo de su tocador, levantándose de un respingón y moviendo la crema como sí esta fuera una bandera que anuncia la victoria.

—Nunca me haces caso, hija —Mientras la Sra. Swan dice esas palabras muy ciertas, hace girar a su hija, que queda de espaldas y le ajusta el corsé de manera casi estrangulada y castigada.

—Madre, me lastimas, mi cintura no será más pequeña, los hombres no se fijan en las señoritas de 15 años — Su madre hace caso omiso a lo que Isabella dice, mientras  aprieta más el corset, el cual estrangula a Isabella de forma vertical y horizontal con las varillas de hueso de ballena, pero el único objetivo de la Sra.  Swan es ajustar de forma exagerada el torso de su hija e ir haciéndole forma a su busto.

Ambas, la Sra. Swan y la Srta. Swan, son de orgullos insuperables, así que los dos digestivos silencios en esa conversación recurrente de los modales y el comportamiento: la primera educada para formar una familia a una determinada edad, la segunda siendo educada por la primera para formar una familia a una determinada edad, pero la diferencia está en que la Srta. Isabella Swan puede vivir feliz si la llegan a llamar solterona algún día, cosa que a su madre no le produce ni una onza de gracia y hace que tenga fuertes enojos contra Isabella.

Isabella, entre la seda y la espada (Fan-Fic de Crepúsculo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora