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- Dios mío, por fin me puedo ir

Dije para mí mismo mientras salía de un pequeño y sucio bar que había ido para ganar algunas esmeraldas u oro. Estaba más cansado de lo común porque había demasiada gente para un lugar tan pequeño y más encima después de tocar tantas canciones me pagaron una miseria, menudos tacaños de mierda. Pero es lo que hay, no me puedo quejar, de todas formas, no soy alguien que va a dar espectáculos grandes o algo así.

Estaba lloviendo, es muy común en el pantano en el que estaba, pero aun así no me gustaba, me mojo todo y mi capucha que ocupaba recientemente se había descosido y ya no me cubría del todo bien. Pero tenía que seguir mi camino, tengo que seguir ganando dinero para algún día tener un lugar para mi o algo así. Me gustaría tener una casa para mi solo, con mis libros, mis herramientas y poder tener gatos, muchos y lindos gatitos.

Mientras divagaba en mis pensamientos y caminaba para salir del pantano vi a lo lejos un gran portal del Nether, era raro encontrarse con uno así de grande. Cuanto más me acercaba me puse algo nervioso, no había escuchado buenas historias de ese reino, dicen que el rey es un tirano y que tienen un príncipe que estaba siguiendo los pasos de su padre. Cuando pasé al lado del portal me percaté que en la salida habían pisadas que habían quemado el pasto, que raro. Sé que lo mejor no sería seguir las pisadas, pero... que curiosidad por dios, además, ¿Qué podría salir mal?

Empecé a seguir de a poco las pisadas, estando muy atento a mi alrededor por si era alguna trampa o algo así. Metí mi mano en mi chaqueta en la cual tenía mi daga la cual sujeté dentro de mi bolsillo, no la saqué, pero si la iba a tener empuñada por cualquier cosa.

Las pisadas me estaban dirigiendo a una cueva, esto ya me da mala espina, pero aun así seguí... porque estoy pendejo. Cuando estaba casi en la entrada empecé a caminar más despacio y lo menos ruidoso posible, me tenía que acercar poco a poco a la cueva por si había algo o alguien que me pudiese hacer daño. De repente me percaté con el sonido de alguien sollozando y lamentándose por algo que no alcanzaba a escuchar. Se escuchaba que era alguien muy joven, creo, ¿qué le pasaría? Yo lamentablemente soy alguien que se preocupa de más de las personas incluso si no las conozco mucho o directamente no las conozco. Así que alguien que esta al parecer solo, en una cueva y más encima llorando me preocupé.

Me asomé de a poco a la entrada de la cueva y vi una luz muy fuerte en un agujero de la cueva, ¿esta ahí? Me armé de valor y empecé a bajar, mis pasos, para mi horror, fueron escuchados porque la persona que estaba en la cueva dejo de llorar y se quedó en silencio. Tiré un suspiro y seguí avanzando, estaba nervioso, pero no me podía ir ahora. Si la abre cagado la voy a cagar bien.

Cuando estaba a nada de llegar al agujero del cual estaba la persona, alguien se abalanzó sobre mi tirándome al suelo, me agarró de las muñecas y me las sostuvo por arriba de mi cabeza y se puso encima de mí de tal manera que no me deja moverme, mierda.

- ¿¡Quién eres?! ¿¡Que haces aquí?!

Ay wey, si era alguien del Nether. Su piel de obsidiana y su temperatura corporal tan alta era indistinguible. Pero lo que más me preocupó fue su ropa, era muy elegante, tenia un traje de cuello alto con un hermoso bordado, unos aros que a mi ojo muy caros... no me chingues... ¿es acaso?...

- ¡Pregunté! ¿¡Que quién mierda eres?

- ¡¿ACASO MI PADRE TE ENVÍO A BUSCARME?!

¿Su padre? ¿Qué me envió a qué? No sé de qué está hablando este chico. Me estaba tardando en responder, estaba cayendo en cuenta en la cagada de situación en la que me metí.

El chico con una expresión entre asustado y enojado soltó su agarre de mis muñecas con su mano derecha para sacar una daga de su bolsillo, oh no.

El chico me puso peligrosamente cerca la punta de su daga en mi cuello y me miró directamente a los ojos. Los ojos del chico eran naranjas con un leve toque rojizo, eran curiosos, nunca había visto algunos parecidos, lastima que los pueda ver en este preciso momento. Creo que el hecho de fijarme tanto en sus ojos es porque estoy nervioso como la mierda.

Amor de un joven en soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora