The Witch Wolf [Teen Wolf III]

VI

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Llevábamos horas en el bosque, intentando como idiotas rastrear a los licántropos que estaban completamente entregados a la luna llena. Sin imbargo, Cora, Boyd y Marianne no actuaban por impulso, aún tenían un lado humano al cual recurrir para evitar ser atrapados. Así, habían ocultado su olor para perdernos.

Observé a Cora a punto de atacar a una chica que acampaba en el bosque, por lo que le rugí y la empujé, haciéndola chocar contra un árbol. Mi tía me gruñó lista para atacarme, pero cuando Isaac, Derek y Scott llegaron junto a mí, pareció darse cuenta que no tenía oportunidad contra todos y agarró a Isaac de la chaqueta para lanzarlo contra un árbol, sacarlo del camino y huir.

Isaac, Derek y yo la seguimos, mientras que Scott se quedaba con la chica, intentando calmarla y convencerla de que salga del bosque.

Cora nos dejó atrás con rapidez, perdiéndose entre en los árboles y la oscuridad del bosque. Cuando Scott llegó a nuestro lado venía hablando por teléfono, por lo que agudicé mi oído para oír lo que Stilinski tenía para decir.

—¿Estás seguro? —preguntó Scott, sin correr la mirada de encima de Derek. El ojiverde lo miraba con el ceño fruncido, todos en silencio para oír la respuesta de Stiles.

—Sí. Tiene el cuello desgarrado y hay sangre por todos lados. Esto parece El Resplandor —rodé los ojos. Ahora comenzaba a desvariar—. Si unas gemelas salen del bosque e insisten en que juegue con ellas no me sorprenderé.

Scott me miró preocupado, pero yo me encogí de hombros, pensativa. No tenía sentido que Stiles haya encontrado el cuerpo de un chico en la piscina pública cuando su esencia en ningún momento había ido más allá del bosque.

—Pídele que mire el cuerpo —le dije.

—¿Puedes asegurarte de que fueron ellos? —le pidió Scott.

—¿Asegurarme? —repitió el humano, incrédulo—. Scott, ¿quién más anda desgarrando cuellos por ahí?

Derek se me acercó mientras Stiles seguía quejándose a través del celular. Sabía lo que mi tío pensaba, lo mismo que yo. Ni era posible que los Betas hayan sido los responsables de esa muerte.

Cuando Scott cortó la llamada, Steve y May aparecieron corriendo y agitados. Los tres los miramos, pero era obvio que habían perdido a Marianne.

—Esto no tiene sentido —dijo Derek—. La piscina pública está al otro lado del bosque.

—Mataron a alguien.

—¿Cómo se mueven tan rápido?

—Derek —insistió Scott, pero fue ignorado una vez más.