The Witch Wolf [Teen Wolf III]

IV

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Abrí la puerta del loft, siendo recibida por las miradas nerviosas de Steve y Isaac. Sebastian seguía curándose en su departamento y mis Betas estaban castigados, así que no los había visto desde el día anterior. No tenía ganas, tampoco. Mi intención era darles un tiempo a solas para que pensaran lo que iban a hacer, si decidían seguir en mi manada o irse a la de Derek, pero mi tío me había llamado requiriendo mi presencia.

Aparentemente, Isaac y Steve habían visto algo cuando desaparecieron, pero les habían borrado la memoria, así que llamó a Peter para que recupere sus recuerdos.

—Parece que ya tomaste la decisión de llamarlo. ¿Para qué me necesitas a mí? —pregunté como saludo.

Derek no corrió sus ojos del libro que leía, mientras May me miraba insegura.

—Porque Steve es tu Beta y está nervioso.

Yo me crucé de brazos y miré a los Betas.

—¿Tiene que hacerlo Peter? ¿No puedes hacerlo tú? —me preguntó Steve.

Me vi tentada a responderle mordazmente, pero me recordé a mí misma que iba a darles una segunda oportunidad.

—Nunca lo hice. Peter sí. Será más peligroso si Derek o yo lo intentaramos.

—Pero si tú me lastimas será un accidente. Tal vez Peter nos lastime deliberadamente.

—No lo hará. Peter no lastima gente por placer —dije segura, pero luego dudé—. Bueno, al menos no a ustedes.

Steve me miró inseguro y llevó sus ojos a May, quien se acercó a él y apretó sus hombros para darle tranquilidad.

—No me gusta esta idea —dijo Isaac, caminando nervioso por el lugar.

—A mí no me gusta la idea y tampoco me gusta él.

—Saben que Scott no confía en él, ¿cierto? —preguntó Isaac—. Yo, personalmente... confiaría en Scott.

May y Steve me miraron a mí, pero yo solo rodé los ojos, sin decir nada.

—¿En Scott? ¿El que sale con una cazadora? —inquirió May—. Yo no confío en él. Tampoco confío en Peter.

Derek los miró de reojo y decidió tomar la palabra, sabiendo que yo no iba a hacer ni un intento por calmarlos.

—¿Confían en nosotros?

—Sí —contestaron los tres a la vez. Isaac siguió hablando—: Pero él sigue sin agradarme.

—A nadie le agrada.

Fruncí la nariz al reconocer el aroma de Peter detrás de la puerta. Derek probablemente ya sabía que estaba aquí, mientras que los chicos estaban demasiado preocupados como para prestarle atención a lo que sucedía alrededor.