The Witch Wolf [Teen Wolf III]

VIII

═════ ❀∘❀∘❀∘═════

═════ ❀∘❀∘❀∘═════

El chico desaparecido ya no estaba desaparecido. Oficialmente había sido asesinado y encontrado por una chica de nuestro curso en nuestra ruta de entrenamiento.

Scott y Stiles eran los más inquietos, cada uno por razones diferentes. Scott odiaba no saber qué sucedía y a Stiles lo ponía ansioso sí saber pero no saber cómo demostrarlo o frenar la situación. No sabía por qué todo debía pasar cuando nosotros estábamos involucrados, no me sorprendería si un día Stilinski comenzara a sospechar que nosotros teníamos algo que ver.

De mí ya lo sospechaba. Lo gracioso sería si comenzaba a sospechar también de su hijo.

Dejé a los tres licántropos y al humano hablando, mientras la policía intentaba despejar la escenas, pero como los adolescentes metidos que eran todos se quedaban alrededor para mirar al pobre chico.

—Entrenador, ¿una ayuda?

—Vamos, no hay nada que ver aquí. Solo es un chico sin hogar.

—Era de último año —le dijo Scott.

Yo negué con la cabeza, comenzando a alejar a los alumnos sin que me lo pidan ya que Bobby se quedó hablando por lo bajo con Scott.

Un oficial de Stilinski me agradeció con un asentimiento cuando yo también me alejé, sin dejar de dirigir a mis curiosos compañeros hacia la escuela. Miré hacia los nuevos, los dos licántropos y el brujo, para descubrir que el pelirrojo ya me estaba mirando desde hacía antes.

De vuelta en los vestidores, fijé mi mirada en él mientras intentaba acceder a su mente, pero hacerlo sin delatarme enfrente de todos era demasiado difícil, debido a que era casi imposible usar mi magia sin dejar fluir la nebulosa escarlata.

Él me miró durante unos segundos, pero no me preocupé. Mejor que se de cuenta quién era y qué podía hacer. Esperamos a que todos se fueran, era obvio que ninguno de los dos quería mostrarse débil frente al otro. Sea lo que sea Jareth y, más importante, sea lo que sea yo, él era más fuerte que yo, pero no por eso iba a echarme para atrás.

Esperamos a que todos se vayan, aunque Steve y Isaac quisieron que me vaya con ellos, tal vez creyendo que iba a terminar cometiendo un asesinato. Ninguno de los dos quería acercarse al otro, pero acabó él por acercarse a mí, quedándose parado enfrente mío.

—¿Por qué tantas ganas de hablar conmigo? —me preguntó.

Yo alcé la cabeza para mirarlo. No necesitaba pararme, a mí no me intimidaba en lo absoluto, contrario a él que necesitaba sentirse alto, más grande, para creer que tenía el control de la situación.

—No creo que estén involucrados en los asesinatos.

—¿Cómo llegaste a esa conclusión?

—Son dos brujos y una manada de Alfas —respondí—. Dudo que necesiten asesinar a cuatro adolescentes inocentes. Sobre todo de esa manera tan... bueno, humana.