XIV

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De nuevo en clase de la señorita Jennifer, la mujer hablaba y hablaba sobre literatura mientras yo me encontraba sentada al lado de Lydia, detrás de Scott y Stiles.

Los dos chicos susurraban sobre lo sucedido en casa de Derek. Aparentemente, teníamos un acuerdo tácito, donde nos compartíamos toda la información que teníamos para vencer juntos a los Alfas y luego cada uno por su lado. Claro que yo no les había contado nada sobre mi tregua con Jareth.

Stiles y Scott tenían la terrible costumbre de hablar sobre estos casos en lugares públicos, como la escuela, y no quería que los gemelos o las Blake nos escuchen.

—Creo que puedo llegar a Ethan.

—Mira, Scott, mejor que nadie sé lo que tu sonrisa bonita y tus ojitos de cachorro pueden lograr, pero estamos hablando de un Alfa asesino. Te va a despedazar.

Stiles asintió, de acuerdo conmigo.

—Además, ¿por qué querrías hacer eso?

—Los Druidas son emisarios, ¿cierto? ¿Y si el Darach era el emisario de la manada de Alfas?

Stiles comenzó a balbucear, como siempre hacía antes de llegar a una conclusión, así que lo interrumpí y me adelanté.

—No va a ser fácil llegar a Ethan. Tienes que pasar por Aiden primero —le dije. Ambos se miraron y luego miraron hacia Lydia, que soltó un suspiro, pero yo negué inmediatamente—. Olvídenlo. Yo distraigo a Aiden. Si se revela, puede encargarme de él. ¿Tú crees que puedes con Ethan?

Lydia soltó un suspiro, casi aliviada. Me sentí mal por unos segundos, sabía que mi amiga había llegado a desarrollar sentimientos por el Alfa y lo sucedido la tenía triste, desilusionada e incluso asustada.

Scott asintió, demasiado seguro para su propio bien, pero yo confiaba en que Ethan no haría nada en la escuela. No era impulsivo como su hermano, si quería atacarlo, iba a esperar a salir de clase.

❀∘❀∘❀

—¿Y qué hay de Derek? —preguntó Cora con la voz entrecortada. Las lágrimas amenazaban con escapar de sus ojos, pero la castaña se controló lo mejor que pudo para retenerlas.

Peter se encontraba contándoles a Cora y Stiles la razón por la que Derek había cambiado tanto y porqué sus ojos eran azules. Se trataba de Paige, su primer novia, quien fue mordida por Ennis y no logró sobrevivir. Derek, de solo quince años, fue forzado a acabar con el sufrimiento de su novia.

Tomar una vida inocente se lleva algo de ti también —respondió su tío, con la mirada en el suelo y un tono se voz melancólico—. Amarga tu alma, la oscurece. Convierte el brillo dorado de tus ojos en un azul frío.

Elevó su mirada, permitiendo a Stiles y Cora observar sus ojos lobunos. Eran de aquel azul eléctrico del que hablaba.

Stiles asintió y todos se sumieron en un incómodo silencio que nadie sabía cómo romper. El adolescente aún tenía muchas preguntas dando vueltas en su cabeza, pero no sabía cómo abordar el tema.

Finalmente suspiró, llamando la atención de los Hale.

—¿Qué hay de Madelaine?

—¿Qué hay con ella? —preguntó Cora—. No creo que sepa nada...

—No, me refiero a sus ojos. Sus ojos de antes. ¿Cuál es su historia?

Ambos adolescentes miraron a Peter. Cora estaba genuinamente sorprendida porque recordaba que los ojos de su sobrina eran dorados antes del incendio, y, si bien algo había cambiado en ella, no podía imaginarsela arrebatando una vida inocente. Stiles, por otro lado, conocía un poco más a la Madelaine actual. Sabía que por sus seres queridos haría cualquier cosa, incluso matar.

The Witch Wolf [Teen Wolf III]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora