Peleas de gatos

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Si había algo que era común en la relación de Bokuto y Akaashi, eso sin duda era tener que mediar entre las peleas de sus dos mejores amigos, había sido así desde Fukurodani y se había mantenido así después de él, especialmente cuando por fin aceptaron que se gustaban un poco, y empezaron una relación y a vivir juntos.

En esa situación se encontraban ahora. Kenma había llegado a su apartamento alrededor de las nueve de la mañana, a sabiendas de que era fin de semana y que justo ese sábado Bokuto estaría en entrenamientos matutinos, lo que conllevaba a qué Kuroo no andaría rondando por allí también y le permitiría quejarse en paz.

—¡Es que es un niño!—dijo por enésima vez, Akaashi bebía de su taza de café, mirándolo por el borde mientras el rubio arreglaba los lentes de sol en su cabello.

—Ya estabas al tanto de eso antes de iniciar una relación con él—hizo ver Akaashi, ganándose una mirada de reproche. Bien, que él solo estaba allí para escuchar. De acuerdo.

—¡Yo solo quería probar algunas cosas!—siguió, y Akaashi no sabía realmente de qué estaba hablando. Llevaba casi una hora quejándose, sí, pero no le había dado realmente el dato importante, la pieza del rompecabezas faltante que le daba sentido a esa discusión.

Así que Akaashi decidió, bueno, preguntar.

—¿Uh? Ah, quería probar un poco de masoquismo en la cama—respondió, y mientras Akaashi casi escupe su café en la mesa de centro y la alfombra blanca, Kenma no hizo ningún movimiento, ni siquiera se sonrojó.

¿¡Quién era ese y qué había hecho con su tierno Kenma?!.

Luego de recuperarse de la tos que le sobrevino con esa información, Akaashi respiró profundo y miró a Kenma directamente, pensó en muchas cosas que preguntarle.

¿Y él se negó?.

¿Algo salió mal?

¿Kuroo se enojó?.

Pero todo lo que salió de sus labios fué un tembloroso e incrédulo:

—¿Por qué?—¿por qué demonios alguien querría sentir dolor en algo tan maravilloso como el sexo?. Y no, jamás haría la pregunta entera en voz alta.

Esa vez Kenma se arregló en el sofá, apretando un cojín entre sus manos y mirándolo con una mueca preocupada.

—Es que hace poco leí un artículo—mencionó, frunciendo el ceño—.Decía que la rutina mata a las parejas, en realidad, a cualquier relación.

Bien, eso resultaba ser cierto, pero no entendía qué tenía que ver eso con el sadomasoquismo.

—También decía que era posible que las personas aburridas en la relación suelen irse con...otras personas...

Okey, ya todo estaba empezando a tomar sentido.

—Y tú querías probar algo para no caer en la rutina y que Kuroo se alejara—completó. Kenma asintió un par de veces.

—Es que estamos muy concentrados en el trabajo, y creí que tal vez podría aburrirse, pero ya que es un poco difícil salir creí que tal vez un cambio en la cama podría funcionar—mientras hablaba tiraba suavemente de los bordes del cojín y Akaashi ya sabía que él había empezado a jugar con sus dedos.

Cristo, él de verdad no quería saber nada sobre la vida sexual de sus amigos, pero debía ayudarlo ¿No?.

—Kenma, no creo que Kuroo se aburra...es decir, sí, tal vez deberían salir alguna vez y eso, pero uh...no creo que...ya sabes... él seguro está bien...en eso...—miró al techo, con un gemido de pura exasperación atorado en su garganta.

Cotidiano (BokuAka) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora