- 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐱𝐭𝐫𝐚 -

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Jennie se encontraba entretenida mirando un dorama en la comodidad de su sofá, absorta en su trama, casi sintiendo lo que la protagonista sentía, la felicidad luego de que después de tantos capítulos se estuvieran dando su primer beso, recordó bre...

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Jennie se encontraba entretenida mirando un dorama en la comodidad de su sofá, absorta en su trama, casi sintiendo lo que la protagonista sentía, la felicidad luego de que después de tantos capítulos se estuvieran dando su primer beso, recordó brevemente como Rosé la había invitado a comer kimchi en su casa en la cuarta cita, el ambiente se tornó caluroso de pronto. Suspiró encantada con la escena que se reproducía en su televisor, intentando sacar de su cabeza los pensamientos de aquél dia junto a su esposa, no era el momento.

Pero todo esto quedó en un segundo plano cuando su hija y esposa entraron por la puerta principal de su dulce hogar, la menor dejó su bolso a un lado de la puerta, apenas saludandola cuando pasó por su lado, dirigiéndose directamente a su habitación; el instinto omega de Jennie empezó a volverse loco al percibir algo distinto en el comportamiento de su cachorra.

Se levantó de su cómodo lugar caminando hacía la alfa que terminaba de quitar sus zapatos, esta le dirigió una mirada acompañada de una sonrisa luego de notar el aroma de Jennie, al parecer esta estuvo pensando algunas cosas de las que no hablarían en voz alta pero podía reconocer ese olor donde fuera, la omega al notarlo golpeó su hombro porque ella también conocía mucho de su esposa y sabía lo que quería transmitir con esa sonrisita descarada.

—No digas nada al respecto, no es momento —advirtió la mayor con sus mejillas encendidas— ¿pasó algo con Minjeong?

La rubia rió, su omega se avergonzaba demasiado rápido, pero no incomodaría tan temprano con el tema.

—No lo sé, estuvo callada todo el camino —respondió esta.

Jennie asintió, su instinto no podía equivocarse.

— Hablaré con ella ahora, creo que algo no anda bien.

—¿Y la verás oliendo así? —se burló Rosé, recibiendo una mirada para nada amigable de la omega, la tomo entonces abrazandola por la cintura restregando su cabeza en el cuello de la menor.

La castaña se sorprendió ante aquella repentina acción pero no se quejó, a veces le gustaba tener el aroma de la menor sobre ella pero no se lo diría en voz alta, se negaba a contribuir con su ego.

—Ya, ya alfa tonta, primero la cachorra —la alejó de ella escuchando como se quejaba pero no le importó y se dio la vuelta.

Caminó por el pasillo de su casa hasta llegar y pararse frente la puerta de su hija, sin tocar antes abrió la puerta, encontrándose apenas con un bulto de sábanas en la cama, sus zapatos estaban allí tirados a pesar de que ella había dejado claro que los zapatos iban en la entrada, entonces debe ser algo serio.

Entró a la misma, sentándose a un lado del bulto que era su hija, posando una de sus cálidas manos sobre las sábanas, este ni siquiera se movió.

No sabía como iniciar, ¿y si sólo estaba cansada? Aún así su omega no dejaba de lloriquear dentro de ella, siempre se sentía de ese modo cuando sospechaba que algo sucedía con su hija.

—¿Sucedió algo en la escuela, cachorra?
—preguntó, su voz cálida era lo único que podía escucharse en la habitación— Puedes decirme que te está incomodando, porque se nota que no estás bien, muy a penas me saludaste allí afuera.

Escuchó a Minjeong suspirar y finalmente se removió, pero sin embargo dejó la sábana cubriendola justo como estaba.

—Karina se presentó como alfa hace unos días —respondió la menor.

—Oh —fue lo único que pudo decir, eso ya lo sabía, las tardes de un buen chismesito junto a Jisoo y Chaeyoung seguían muy presente en su vida— ¿Y qué hay de malo en eso?

Por un momento empezó a crear sus propias teorías en su mente, pero esperó que su hija hablara.

—Es que...—empezó diciendo— soy la única en el salón que no se ha presentado.

Algo en ella se sintió mucho mejor al escuchar eso, al menos no era algo grave como pensó, quiso soltar una risita por lo dramática que estaba siendo su hija pero prefirió no hacerlo, a veces le mente de los adolescentes era difícil de comprender.

—Sólo tienes trece años bebé, no hay que preocuparse por eso ahora —dijo tratando de confortarla.

Los cachorros empezaban a presentarse mas o menos a la edad de nueve años, por eso no era demasiado extraño que los chicos del salón de su hija ya tengan sus castas definidas, pero aún estaba a buena edad, cada cuerpo es diferente.

—¿Y qué pasa si estoy defectuosa? —preguntó la menor, esta vez dejando ver su cara, Jennie pudo ver dejes de algunas lágrimas y negó.

—Jeonggie cada cuerpo es diferente, todos tienen su tiempo correcto —respondió y luego le regaló una hermosa sonrisa pasando sus manos por su rostro, dejando una caricia— No importa la edad, no hay porque apresurarse, ¿te molestan por eso?

La pequeña negó, pero Jennie no tenía confirmar que no fuera así, los niños y adolescentes llegaban a ser muy crueles.

—Pero ya no quiero ser una cachorra.

La omega se rió un poco, encontrándose así misma en esas palabras, cuando estaba loca por crecer, negó varias veces, cuando somos niños no estamos conscientes de nuestras mejores etapas.

—Así tengas cincuenta años seguirás siendo mi cachorra, no le des demasiada importancia a eso ahora, eres una chica sana, hace poco fuimos al médico por una visita rutinaria ¿no recuerdas? —se acercó para abrazarla, su aroma a bebé seguía presente aún cuando podía notar la fragancia elegante de uno de los perfumes de Roseanne, ni siquiera había notado en que momento se lo había echado.

Entró en razón de que en algún momento el aroma de su cachorra cambiaría, sintió melancolía ante el pensamiento, su bebé no olería más a bebé.

—Apestas a mamá —dijo esta frunciendo su nariz, abrazandose al cuello de su mamá, haciendo lo que este había hecho minutos atrás, tratando de dejarla con su aroma, rió al recordar las muchas veces que había hecho esto cuando estaba más pequeña.

—Ahora cuéntame la verdad —retó separándose de ella— ¿hay muchas omegas detrás de Rina?

El rostro de su hija se tornó rojo, enojada por sus palabras, ella sabía que a Minjeong no le gustaba cuando le decía alguna cosa como esa y mucho menos referente a esa niña que le parecía tan molesta, pero siempre era gracioso hacerla enojar.

—¡No da risa! ¡Mamá!

muchas gracias por leer ♡

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ʙᴀʙʏ ᴛʜᴏᴜɢʜᴛs| ᴄʜᴀᴇɴɴɪᴇ ɢ!ᴘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora