- 𝐝𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬𝐞́𝐢𝐬 -

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 Una joven Roseanne suspiró sonoramente y se dejó caer sobre la solitaria banca que estaba en la pequeña plaza del condominio donde vivía, dejó su bolso a un lado con un poco de brusquedad sin prestar mucha atención, estaba tan agotada mentalmente...

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Una joven Roseanne suspiró sonoramente y se dejó caer sobre la solitaria banca que estaba en la pequeña plaza del condominio donde vivía, dejó su bolso a un lado con un poco de brusquedad sin prestar mucha atención, estaba tan agotada mentalmente que no le importaba lo que sucediera con ella, todos los días pasaban con pesar para la muchacha, pero ese día había llegado al límite, no quería llegar a casa así que al salir de la universidad decidió que se quedaría allí por un rato, después de todo aquella plaza no era muy transitada.

Ser hermosa para muchos es su mejor virtud, porque al parecer las caras bonitas solo pueden ser felices ¿no es así? A todos les gusta estar contigo, pasar el rato, reírse hasta que les duela la panza, pero no se te permite deprimirte porque no puedes ser tan egoista, hay personas que tienen peores problemas que tú, ¿por qué eres tan malagradecido? Y si, Rosé no quería ser egoísta, no quería quejarse en voz alta porque todos inmediatamente la señalarian, tenía que permanecer callada y sonriente, dejando que todos te usen a su conveniencia, pero cuando lágrimas corren por tus mejillas no hay nadie acompañandote, porque nunca le interesaste a alguien por algo además de tu apariencia.

Pensó que era feliz, muchos omegas, betas y hasta algunos alfas querían estar con ella, constantemente recibía alagos de las personas a su al rededor y se regodeaba de ello, haciendo hincapié en lo hermosa que era, pero cuando en su última cita intentó contarle sobre su carrera universitaria a su acompañante y en cambio esta se mostró totalmente desinteresada pidiendole para tomarse una selfie juntas sintió algo incomodandole dentro de sí, más cuando miró la foto en las redes sociales "una cita con la más hermosa" entendió de que se trataba, no había alguien interesado en ella, solo se importaban con su físico, les encantaba presumir que habían estado con ella, pero cuando necesitaba algo más que alagos y selfies vacías no había nadie más.

En silencio miraba a las pocas personas pasar, un incómodo sentimiento dentro de sí le gritaba que estaba siendo una completa egoísta de sentirse triste por eso, pero una parte de sí se decía ¿a caso la tristeza distingue entre las personas? Si eso era ser egoísta, pues entonces quería serlo, solo por ese día.

Por otro lado, una chica se disponía a salír de su pequeño departamento, con un abrigo esponjoso y un adorable gorro café claro, hacía algo de frío afuera así que evitaba a toda costa pescar un resfriado, de su cuello guindaba una de sus posesiones más preciadas con la cual estaba dispuesto a distraerse un rato, el atardecer estaba por llegar y tener una hermosa foto de ese acontecimiento lo haría muy feliz, sobre todo porque el clima estaba un poco frío y el vaho que salía de la boca de los transeúntes le parecían sumamente atractivo, digno de aparecer en su fotografía.

Ser nuevo en el lugar le dificultaba a la hora de decidir hacía donde debía ir, no conocía mucho de por allí así que no sabía cual era el escenario perfecto, recurrió a lo más básico, la plaza del lugar, esta conectaba a todos los edificios así que era imposible no notarla, con bastantes ánimos se dirigió hacía ella, su día no había sido el mejor, pero tenía la certeza de que su hobby le ayudaría a desestrezarse.

ʙᴀʙʏ ᴛʜᴏᴜɢʜᴛs| ᴄʜᴀᴇɴɴɪᴇ ɢ!ᴘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora