- 𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 -

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La mañana recién había comenzado cuando la pequeña Park abrió los ojitos, parpadeó algunas veces antes de acostumbrarse a la escasa luz que se colaba entre sus cortinas con diseño de gatitos

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La mañana recién había comenzado cuando la pequeña Park abrió los ojitos, parpadeó algunas veces antes de acostumbrarse a la escasa luz que se colaba entre sus cortinas con diseño de gatitos. El silencio invadía su hogar a esas horas, pero eso no duraría demasiado; sentándose sobre el colchón tomó la barandas de su cuna entre sus manos, haciendolas un puño que le ayudaría a mantener su agarre, y así dando el impulso necesario para poder levantarse, observó un momento la puerta, como si esperara que sus madres entraran por ella a rescatarla, pero eso no pasaría si ella no lo pedía.

"No quiero llorar tan temprano, le hace mal a mi garganta"

Minjeong esperó algunos segundos, las mamás lo sabían todo ¿no es así? Ellas podían saber cuando estaba despierta y cuando no. Pero quizás sus madres estaban dañadas porque los segundos seguían pasando y no entraban por ella.

"Bueno, estos pañales no se cambiarán solos"

—¡Maaaá! —hizo un primer intento, la verdad no tenía ganas de fingir un llanto por el momento.

El silencio seguía presente en el ambiente, quizás no lo habían escuchado.

¡Mamaaaá! —segunda oportunidad.

Había escuchado a tantos adultos desear volver a su infancia, o cuando lo miraban relajarse en el patio dentro de nueva piscina de plástico, decían querer volver a ser unos pequeños cachorros, ¡pero no! No es tan fácil como piensan, comenzando por ni siquiera poder salir del lugar donde dormían agregando el pañal que comenzaba a pesar; Minjeong ya deseaba crecer.

Los bebés eran guiados por instintos la mayoría de las veces, el puchero de la bebé temblando estaba indicándole que alguna de sus reacciones instintivas estaba por acercarse.

"Chale, y yo que quería que se despertaran bonito"

Pero antes de dejarse llevar ante lo que su mente de bebé y cuerpecito le pedían, pensó un poco, ¿cómo era que mami Jen llamaba a mamá Rosé cuándo no la escuchaba? No perdía nada con intentarlo.

¡Tontaaa! ¡Tontaaaa!

Esa vez gritó lo más que podía, cansada de que su esfuerzo no fuera valorado por sus ingratas madres que no entraban de una buena vez para envolverla en sus brazos y dale su besito de buenos días.

La cachorra miró expectante y finalmente aplaudió feliz cuando la puerta se abrió ante sus ojos, ya era hora de que alguién hiciera caso. Su mami Jennie entró con un ojo abierto y el otro intentándo estarlo, caminando con un poco de lentitud se dirigió hacía su cuna donde esta ya le esperaba con los brazos abiertos.

La omega la tomó, encajando sus piernitas solo un poco arriba de su cintura para tener un mejor agarre.

—¿A caso estabas gritando "tonta"? —preguntó su madre con la voz ronca al recién levantarse.

ʙᴀʙʏ ᴛʜᴏᴜɢʜᴛs| ᴄʜᴀᴇɴɴɪᴇ ɢ!ᴘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora