Kamui Blues

Paraíso y Konan

Kakashi se despertó acostado boca abajo sobre una superficie más cómoda de lo que era típico en Kamui. Sintió la suave respiración de esta superficie, y la vibración de suaves ronquidos.

Aunque Obito no necesitaba dormir, lo había vuelto a hacer. Esta vez, afortunadamente, sin la pesadilla que la acompaña.

Usando toda la habilidad que poseía en el sigilo, Kakashi mantuvo su cuerpo completamente inmóvil y su respiración lenta e inalterable, luego abrió los ojos e inclinó la cabeza ligeramente y observó a su compañero dormir.

Tenía la boca entreabierta y babeaba un poco, y su cabeza se inclinaba adelante y atrás al ritmo de sus ronquidos. Miró completamente al mundo. Parecía tranquilo.

Cuando Kakashi había tomado el turno de guardia nocturno en misiones de varios días con el Equipo Siete original, a menudo veía a Obito luciendo exactamente así. Lo había irritado en ese momento, al igual que la mayoría de los aspectos de su compañero de equipo lo habían irritado. Parecía una mala práctica shinobi dejarse roncar y babear, estar tan totalmente abierto al mundo, cuando podía haber enemigos acercándose.

Recordó haber criticado presumiblemente a Obito una vez después de despertarse, y Obito se había hinchado como un pez y dijo: "Cállate, Bakashi. Estás vigilando. Sé que no va a pasar nada".

En otra ocasión, cuando Kakashi simplemente no se detuvo de decir con irritación lo fácil que sería para los enemigos encontrarlos cuando uno de los suyos estaba roncando, Obito apuntó con un dedo hacia él y dijo: " Puedes hablar". ¿Qué pasa con los sonidos hechos por—" y luego se interrumpió, y pareció escarmentado, y no terminó la oración. No mencionó la cantidad de veces que Obito había vigilado y Kakashi se había despertado de las pesadillas de su padre: su padre, el primer fracaso de Kakashi, uno que preparó el escenario para todos los que vendrían, jadeando y con los ojos muy abiertos. y miró hacia arriba en la oscuridad para ver a Obito sobre él, una mano insegura flotando, como si quisiera ayudar a Kakashi pero estaba seguro de que sería rechazado. Y lo hubiera sido.

Kakashi había descartado estos casos en ese momento. No había visto la confianza de Obito en él, y no había visto el cuidado de Obito. Ciertamente no se había dado cuenta de cuánto tiempo pasó mirando a Obito durmiendo durante esas largas noches de guardia. Realmente había estado ciego, hasta que le dieron el ojo de su amigo.

Ahora Kakashi podía ver con ambos ojos, y usó su visión para absorber las líneas de las cicatrices de Obito, las pestañas cortas cubriendo sus mejillas, la frente sin arrugas, todo bañado con un suave resplandor de la luz de Kamui.

Lo tenía de vuelta. Tenía tanto el nuevo como el viejo Obito de vuelta. Pero...

No tenía sentido.

Si había una verdad general en el mundo, era que Kakashi nunca obtuvo lo que quería. Él había hecho las paces con esto; parecía un intercambio apropiado por las muertes causadas por sus acciones, inacciones, malas decisiones y planes defectuosos. Como le había dicho a su compañero, tenía su nindo, y con esto había logrado encontrar una manera de existir, dañado pero aún funcionando; aún capaz de contribuir a su pueblo y encontrar pequeños fragmentos de felicidad en el día a día. Eso era todo lo que había pensado que era posible.

Pero esto. Obito, de vuelta a la vida, enamorado de Kakashi y aceptando su amor a cambio...

Estaba mucho más allá de lo que él pensaba que podría ser posible. No había manera de conectar eso con la vida que había llevado hasta ahora. Otras personas tienen que tener esto. Pero no Kakashi.

Y Kakashi estaba mejor ahora. Las palabras de su padre desde el más allá habían calmado su odio hacia sí mismo. Sintió que podía proteger a sus alumnos y enseñar a sus alumnos. Pero algunas heridas estaban profundas y, a través de una larga experiencia, había aprendido que las personas que amaba de verdad nunca se quedaban.