*Málaga, mayo de 2015

3 1 0
                                    

El día a día se hace muy duro. No hay un solo momento en que no me acuerde de Eva; y eso que hablamos todos los días por el móvil.

Pero no es lo mismo. La necesito aquí.

Como era de esperar, se ha adaptado muy bien a su nuevo instituto. Es una chica fantástica y muy sociable. Por ese lado estoy muy contenta. Que ella lo esté llevando bien es lo importante. Aunque también tengo que reconocer que siento unos pocos de celos de Marina, una chica que ha conocido en Madrid y de la que se ha hecho muy buena amiga.

Mario lo está pasando regular. Los chicos, Irene, Julia y yo no lo dejamos solo ni un segundo. Sabemos de sobra lo unido que estaba a Eva; y no es fácil.

Álvaro está siendo maravilloso. Me ha dado todo su apoyo. Nunca estaré lo suficientemente agradecida por cómo se está portando conmigo. Lo quiero con toda mi alma.

 

………………………………………………………

 

Este fin de semana son las acampadas de convivencia. Mi instituto y varios más cercanos organizan unos días en el campo donde hacemos actividades y dormimos en tiendas de campaña.

Cómo lo hubiera disfrutado Eva… Sin ella no será igual.

Ya tengo todo preparado. Mamá se ha encargado de echar en mi mochila todo lo imaginable. Creo que en el momento que me la ponga me caeré de espaldas. ¡Qué mujer más exagerada!

Pero como dice ella: «Más vale que sobre, que no que falte».

 

………………………………………………………
 

Yo comparto tienda con Irene y Julia. Álvaro estará con Mario, Alejandro y Hugo. Aunque imagino que habrá cambios según la marcha.

Julia y yo queremos pasar algún momento a solas con nuestros chicos. Estoy como loca por dormir y amanecer al lado de Álvaro.

La noche del viernes al sábado se la dejamos a Julia y a Alejandro. Que falta les hacía. El pobre tiene los minutos contados para estar con ella.

Y nosotros nos hartamos de reír haciendo cábalas de lo que estarían haciendo, aunque ganó por unanimidad el hecho de que Julia le estuviese dando clases particulares para el próximo examen de Matemáticas.

No sabemos si ellos aprovecharon su noche, pero la nuestra fue inmejorable.

Esta mañana hemos estado haciendo senderismo. Hemos visto unos paisajes preciosos y nos hemos hecho un millón de fotos.

Pero mi pensamiento estaba en otra cosa. Mi noche a solas con Álvaro. Por fin lo podré tener solo para mí.

Las chicas y yo nos hemos estado arreglando. Cualquiera diría que estamos en el campo. Pero quiero estar perfecta para mi amor.

Irene se ha puesto especialmente guapa. Me da a mí que ella y Hugo van a verse también esta noche. Ojalá todo vuelva a la normalidad entre ellos. Sé que ambos siguen colados el uno por el otro.

De camino a nuestra tienda, nos hemos cruzado con Vanesa y Laura. Si las miradas matasen, sin duda yo ya estaría muerta. No sé qué tendrá esta muchacha en contra mía, pero sinceramente no me preocupa.

Al llegar, todos los chicos están esperándonos fuera. Ellos también están muy guapos. Se ve que también nos quieren impresionar. Pero entre tanto guapo, falta mi guapo preferido.

—Chicos, ¿dónde está Álvaro? —pregunto al comprobar que no se encuentra con ellos.

—Se ha ido para el lago a buscarte —responde Hugo.

—¿Al lago? Pero… ¿no habíamos quedado aquí?

—No sé. Él nos ha dicho que vosotros os veíais allí —añade Alejandro.

—¡Qué tonto! ¡Seguro que me tiene preparada una sorpresa! ¡Os dejo! ¡Voy a buscarlo!

Salgo flechada para el lago. Por el camino me retoco los labios. Quiero estar impresionante para él.

Veo dos sombras a lo lejos. Ya ha anochecido y no se ve muy bien. Por lo que consigo ver, son otra pareja de tortolitos que han tenido la misma idea que mi Álvaro.

 ¡Pero mira que es romántico!

Me acerco para ver si consigo encontrar a Álvaro y…

¿Cómo? ¡No puede ser! ¡Oh! ¡Dios mío! ¡Me quiero morir!

Salgo corriendo de allí. Me cuesta respirar.

¿Dónde están las chicas? ¡Quiero irme a casa! ¡Quiero irme ya!

SofíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora