Capítulo 2

38 2 0
                                    



No creía que después de ver a ese chico en la ventana en frente de mi estudio volvería a entrar, pero lo hice. Sin saber el porqué. Simplemente lo hice, porque quería, porque en estos momentos solo quería hacer las cosas que me apetecía sin forzarme mucho.

Cada día era más complicado dejar ir por completo a Savage. Un día lo odio, al siguiente lo quiero, otro lo extraño y lloro por él. Eso ya no está bien, me hice muy codependiente de él.

Abrí la ventana y me senté en la orilla, dando la espalda a la de mi vecino. No quería verlo, no en estos momentos. Pero el destino no estaba de mi lado porque de repente sentí como me caía pero el chico me agarró de los hombros mucho antes de que mis piernas salieran por completo de la ventana.

—¿Estás bien? —me pregunto, alce mi cabeza, sus ojos verdes con un tono de azul me veían sin una sola emoción. ¿Eso era posible? Al parecer si.

—Yo...si. —susurré mientras él acababa de pasarme a su habitación, me sorprendió ver que realmente él vivía en ese cuarto.

—¿Estabas intentando algo? —preguntó con la misma seriedad, estaba con la boca entreabierta de lo sorprendida por toda esta situación.

—No, solo perdí el equilibrio. —Logré contestar, alce mi cabeza y me di cuenta que era igual o más alto que Savage, cosa que me sorprendía y cosa que debería dejar de hacer. Comparar a todos los chicos que me cruzaba con el chico que me abandonó. No te has cruzado con muchos chicos últimamente.

—Ya... no deberías de haber hecho eso. —dijo sentándose en un mini escritorio que tenía, observe que no tenía cama, solo tenía un colchón tirado en el piso. Fruncí mi ceño, el chico seguía sin mostrar esa pequeña emoción que había visto la primera vez que lo conocí.

—Lo sé. —Fue lo único que dije, me iba a volver a recargar en la ventana muy inocentemente cuando él me jalo del brazo para alejarme.

—Te puedo salvar una vez, no dos. —dijo haciendo que me sentara en una silla de madera, yo entraba en la silla a la perfección. No sé cómo él podía sentarse en esto.

—No estaba intentando nada. —dije en un susurro, su cara no mostraba ni una sola expresión. Estaba totalmente serio. No podía parar de fijarme en eso, en lo inexpresivo que se veía. No podía ser normal. Como no es normal el estado en el que estas.

—Decir eso solo hace qué sospeche más. —entrecerró un poco sus ojos. Me mordí el labio empezando a ponerme muy nerviosa.

—Sé que no tengo buena pinta pero eso no significa que tenga ganas de matarme. —solté de repente. No sabía porque había dicho eso, jamás lo habría hecho pero simplemente lo hice.

El castaño se me quedó viendo, no dijo nada por mi comentario; simplemente me vio. Sentí una presión en mi pecho por la intensidad de su mirada, era un poco insoportable. Estaba segura que la sentía de esa manera porque tenía mucho tiempo que alguien me veía de esa forma, sentía que él me comprendía aunque no me conociera y no supiera que estaba pasando en mi vida. Esto solo hizo que me dieran mas ganas de llorar si eso era posible.

—Voy a creerte. —No dejaba de ver la ventana. Creo que pensaba que en cualquier momento alguien entraría por ahí.

—Vaya, no sabes cómo me emociona eso. —susurré entre dientes. Tenía que irme pero mis piernas no me ayudaban, parecía que no querían que me fuera de ese pequeño cuarto.

Me vio y alzó una ceja, esto solo hizo que frunciera mi ceño confundida del porque me estaba viendo con un poco de extrañeza ya que su cara casi no había cambiado de expresión. Me di cuenta que mi comentario había sonado con sarcasmo, cosa que hasta a mí me sorprendió por todo lo que estaba sintiendo.

El Dolor de KailaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora