Capítulo 1

359 10 0
                                    

Hola! Aquí está la tercera y ultima parte de el Fanfic como prometí, espero les guste tanto como los anteriores :-)
PD-Este fanfic va a ser 100% narrado por Lana.
Primera parte-El fuego se propaga
Despierto en una habitación desconocida. Cuando trato de levantarme noto que mis muñecas y pies están atados a la cama. Me encuentro demasiado agotada para intentar desatar las correas con ayuda de mis poderes, por lo que intento deslizar mis manos, pero es imposible, las ataduras aprietan demasiado.

Aún no puedo creer que soy prisionera en mi propia casa, eso sin mencionar que fui sedada por una de las personas en las que más confiaba. Pero quizá no ayudó mucho el dejar inconscientes a varios guardias, mientras trataba de demostrar que no haría daño

-Dormiste por seis horas. Es poco para ser uno de los mayores sedantes que tenemos-dice una voz familiar. Levanto lo más que puedo la cabeza y veo sentado cerca de la ventana a Thorin.

-¿No me encerraran? Lo que hice puede ser tomado como traición-respondo con la voz ronca.

-Si el que una adolescente huya de casa en compañía de un chico se considera traición, entonces las prisiones estarían llenas-replica.

-Entonces, ¿porqué estoy atada? ¿y dónde está Élian?

-El muchacho está bien. Y en cuanto a las correas, era sólo por si llegabas a...

-¿Tener otro ataque?-completo la frase.

-Ahora haces cosas más peligrosas que antes, y hay que tomar las medidas necesarias. Pero ahora que ya estás despierta creo que podemos llegar a un acuerdo. Tu prometes no atacarme y volver a huir y yo prometo soltarte. ¿De acuerdo?-me ofrece y yo asiento lentamente. Se acerca y empieza a quitar una a una las correas. Cuando ya estoy libre, me siento y reviso las marcas que tengo. Incluyendo la de la flecha con sedante que me dio en el brazo....

-Lamentablemente no pude hacer más acuerdos en cuanto a tu libertad, así que tendrás que quedarte un tiempo aquí. Me aseguraré de que te traigan comida y todo lo que sea necesario-continúa-pero no te preocupes, es probable que en un par de días ya todo esté solucionado.

-Dime algo, ¿lastimé a alguien?

-Hiciste ciertas cosas en defensa propia, no deberías martirizarte por eso.

-Ese no es el punto. Casi daño a alguien que es importante para mí, y no pienso olvidarlo.

-Me parece que por ahora necesitas descansar. Y cuando despiertes te sentirás mejor-dice.

-Pero ya dormí demasiado-replico.

-Entonces puedes quedarte explorando tu nueva habitación. Apuesto a que te encantará-responde mientras se va. Antes de que cierre la puerta digo:
-Tío, ¿crees que soy un mounstro?

-Claro que no. Eres una niña maravillosa que solamente está pasando por una situación difícil. Y que tiene suerte de no estar sola para enfrentarlo-responde antes de retirarse.

Inspecciono la habitación, admirando una pared repleta de magníficos estantes que contienen decenas de libros. Al fondo se encuentra una chimenea con una suave alfombra y un enorme sofá. Y como toque final hay un lujoso cuarto de baño con muchos armarios que guardan tanta ropa y zapatos. Al parecer estoy presa en una habitación de la realeza, que irónico.

Alguien llega y entra, cuando volteo para ver quien es, suelto un grito ahogado. Un silencio estremecedor llena el ambiente. La persona que me disparó la flecha con el sedante.....mi propio hermano.

-Lana, yo....lamento....-empieza Kili. Un nudo en mi garganta se empieza a formar, y permanezco en silencio-lamento haberte herido, pero yo.....tuve que hacerlo.

Una lágrima rueda por mi mejilla. Él se acerca y me abraza con fuerza.
-¡Si no hacía algo te iban a hacer daño! Un guardia ya había empuñado su espada. Te dejarían en paz a menos que te apaciguaras. Fue para protegerte, pero si decides odiarme para siempre, entonces lo entenderé.

-¡No te odio! Sí, me enojé al principio, pero sé que no lo hiciste con malas intenciones. Y yo también lamento tanto haber intentado....ya sabes....

-No fue tu culpa, te estabas defendiendo. Cualquiera lo hubiera hecho en tu lugar.

-Nunca quise dañar a nadie, ¡pero nos lanzaron redes!-digo con un hilo de voz.

-Ya pasó todo-murmura.

-¿Porqué mencionaron una prisionera de guerra?-pregunto.

-Cuando tu doncella advirtió tu ausencia y las cartas que dejaste, dio aviso de que te habías ido. Así que los guardias salieron en tu búsqueda pensando que era una prisionera que huyó. Un malentendido que les costará-explica-¿ya te dijeron tu nuevo trabajo?

-¿Qué?

-Creo que no, y no arruinaré la sorpresa. Sólo te diré que te ayudará a cambiar de rutina.

-No entiendo.

-Confía en mí, te gustará.

________________________________________________________________________________

He pasado dos días "encerrada" en mi habitación, durante los cuales Celandine me trae comida y noticias. Hoy, durante mi desayuno en soledad, ella me dice:
-Mi señora, hoy tiene que ir a la armería, la estarán esperando.

-¿Para qué?-pregunto.

-No lo sé, no me informaron-responde mientras recoge las bandejas. Cuando termino, me dirijo hacia donde debo y encuentro a todos los integrantes de la compañía reunidos. Al parecer discuten algunos asuntos importantes. Aclaro mi garganta para avisar que he llegado, a lo que todos voltean a verme.
-Continúen. Yo sólo acabo de llegar-digo.

-Adelante querida, pasa. Te estábamos esperando-dice Balin. Me acerco a donde están y veo un enorme mapa sobre una mesa.

-Hablabamos acerca de hacer alianzas con los reinos más cercanos, ya sabes, para cuando la situación lo amerite-explica Dwalin-y queríamos empezar con dos en especial...

-Dale y Mirkwood-completo la frase.

-Así es, y pensamos en que quizá alguien que tenga tacto y dulzura al hablar podría tener éxito al tratar de negociar con los elfos....y como verás ninguno de nosotros lo lograría-continúa Balin.

-¿Qué tratas de decir?

-Que eres la indicada para negociar la paz entre nuestros reinos.

Fanfic 3- La última batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora