CAPITULO 4

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N I M B O N A R A Y E R

Riley largo a correr hacia la pendiente. Podría haberla seguido para detenerla, después de todo con lo bruta que es puede que se lastime. Aún así prescindi de ello, porque extrañamente el aroma del vampiro se hacía más fuerte. Deje de caminar cuando me di cuenta de su presencia. Di media vuelta viendo al vampiro de tez oscura mirarme con odio. Me abrí de brazos para darle la bienvenida.

—¡Gula! ¡No sabes el gusto que me da verte!

Su expresión paso a estar más irritada por mi saludo condescendiente. Gula apretó la mandíbula con fuerza, hasta se le notaba como le latía un músculo justo ahí. Mire su porte, era mucho más robusto que yo y me ganaba en fuerza, mi única salida sería darle una patada en los huevos y salir casi volando de aquí. Aún así ¿Y Riley? Eso me complicaba.... Gula miró por encima de mi hombro.

El olor de Riley me llegó como una alarma de peligro. Inconcientemente me volví hacia ella. No pasaron ni unos segundos y Gula ya me estaba apretando el cuello con un brazo. Abrí los ojos de la sorpresa al sentir sus uñas justo en el lugar de la arteria del cuello, la arteria carótida.

—Dulces sueños, Limbo.

—Nimbo —corregí.

Con mi mano derecha agarré la mano con la que amenazaba mi arteria. Con la otra tire de su brazo inclinándome hacia delante para levantarlo del suelo y derribarlo. Él cayó de espaldas en un golpe seco. Cuando abrió sus ojos oscuros me miró arrugando las cejas sin poderse creer la llave que le había hecho. Me hubiera gustado decir que le había pegado una patada en la cara pero él pudo haber agarrado mi pie. Así que huí en dirección a Riley.

Agarré su brazo para arrastrarla conmigo, escuché como su corazón latía con fuerza. Debe estar muy asustada. Mierda Nimbo, siempre haciendo las cosas mal.

Pare en seco al ver la pendiente y también al ver lo que había abajo ¿Qué hacen personas en este lugar? No tenía tiempo de pensar en ello, eso para después, ahora ¡¿cómo salgo de aquí?! Mire a mis costados y pude ver una bajada escarpada más o menos transitable. Era eso o nada. Tiré de Riley para que me siguiera. Cuando llegue a la bajada empuje a Riley. Riley casi se cayó por mi culpa, pero mantuvo el equilibrio.

—¡No voy a bajar!

En ese momento lo recordé. Las benditas alturas.

—¡Es bajar o morir!

—¡Morir!

Pensé en tirarla, pero se podría lastimar. Se me ocurrió acompañarla en la bajada, pero sería muy lento ¡Ya que!

Agarré su mano y empecé a bajar llevándola conmigo. Ella se resistía al principio, en cambio a los segundos empezó a petrificarse del temor. De mal en peor.

Entonces por el rabillo del ojo vi a Gula, casi echando fuego por los ojos.

—A partir de ahora bajas tú sola —le avise. Creo saber lo que se viene.

Gula bajo de a saltos muy ágiles la escarpada, iba hacia los dos. Claramente esa no era la idea así que me interpuse. Cuando chocó contra mí pensé que íbamos a caer en un lugar y que iba a tener que arreglarmelas como pudiera. La cosa no fue así. Gula me derribo y yo me agarre de él al darme cuenta de que íbamos a rodar por la escarpada hasta llegar abajo. Apoye mi mano en el suelo para poder hacer que Gula recibiera el primer golpe. No sirvió de mucho ya que al que le tocó después fue a mí.

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