9: Every day we started fighting

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Todos los días comenzábamos a pelear

– ¿No podías simplemente mantener la boca cerrada? – su paciencia estaba al límite, hacía días que el cenizo se comportaba como un completo idiota, esta no era la excepción, cada vez que trataba de tocar el tema frente a los medios, él intervenía

– ¡¿Así que ahora ese es el puto problema?! – apenas había terminado de cerrar la puerta del frente después de su jornada laboral, sabía que estaba mal gritar en el pasillo por lo que se abstuvo de hacerlo hasta que estuvieron dentro del pequeño apartamento que ambos compartían – ¡No tienes ni puta idea de cual es el jodido verdadero problema! – ahora se había técnicamente abalanzado sobre el pelirrojo a gritos, no le tocaba físicamente pero estaba tan cerca de él que en cualquier momento podría golpearlo

– De verdad eres insoportable a veces – el contrario simplemente se apartó dejando a mitad la conversación – Llámame para la cena o cuando te hayas tranquilizado – esa era la nueva rutina, llegaban a casa peleando, no importaba si la ronda era matutina o vespertina, ese era el nuevo hábito que se había generado apenas a un par de años de haber salido de la academia, apenas a unos meses de iniciar una vida juntos; generalmente era el pelirrojo quien se encerraba en su habitación esperando que todo se calmase, pero no siempre resultaba de ese modo, hubieron muchas noches donde tuvo que encontrar una comodidad inexistente en el sofá de la sala

– ¡ERES UN MALDITO IMBÉCIL! – soltó al ver la puerta cerrarse tras el héroe, lanzó un golpe seco contra la madera que les separaba y resopló molesto, poco después se alejó estrujando el pedazo de papel en sus manos, lo había tomado de uno de los bolsillos de su pareja mientras peleaban, sabía el contenido, pero igual no titubeó en mirarlo para aclarar su panorama

<<"Estamos realmente honrados de aceptar su solicitud de traslado al distrito XXX, sabemos que su trayectoria es naciente y necesita del impulso adecuado para su realce; esperamos contar con usted de ahora en adelante">>

Sus ojos ahora estaban inyectados de gotas salinas, sus dientes rechinaban de rabia y con el pecho ardiendo de emociones, soltó un grito que desgarró algo más que su garganta, no lo sabía, la primera vez que mencionaron aquello en un noticiero nacional, no lo sabía, la pregunta por parte de la entrevistadora llegó tan rápido, tan imprudente, que quedó en blanco, sus labios se habían puesto pálidos y su mirada divagó entre el público esperando encontrar la respuesta en medio de él, pero no fue así, "Dado al nuevo traslado de Red Riot, ¿buscará un nuevo compañero?", fue lo que ella dijo, fue lo que tan descuidadamente salió de sus labios haciéndolo hiperventilar, "¿Disculpa?", esa fue su simple respuesta que dio a entender a todos en el foro que no tenía ni el más mínimo conocimiento acerca de ello; después de aquel incidente, esperaba que el pelirrojo le dijera por su propia voz lo que estaba sucediendo, sin embargo no lo hizo, mantuvo ese estúpido pedazo de papel escondido entre los bolsillos de su traje de héroe durante todo ese tiempo, por respeto no lo había tomado, esperó pacientemente hasta que los medios comenzaron a ser más intrusivos, y él, más evasivo, no sabía en que punto de su relación, su confianza se había roto.

Los días comenzaron a pasar y Kirishima parecía cada vez más ocupado, ya no podía distinguir si se trataba aún de trabajo o simplemente estaba encargándose de su otro asunto; comenzó a cenar solo más a menudo, la cama pronto empezó a sentirse más grande de lo habitual y al pasar de los meses terminó por ignorar el sonido de la puerta durante la madrugada, simplemente comenzó a hacer lo que el contrario le pedía, "Déjame en paz", habían sido sus palabras exactas, así que eso haría de ahora en adelante.

– Me iré de viaje el fin de semana, ¿estarás bien? – un día Bakugo regresó de patrullar tras una jornada extra debido a la creciente en delitos menores, cuando entró a su casa, abatido por el trabajo, lo primero que vio fue a un Eijiro apurado metiendo sus cosas dentro de una maleta, lo segundo que percibió fue su voz hablándole dulcemente

– ¿A dónde vas?, ¿una misión?, no me informaron nada en la agencia así que... – la mirada que le dio el contrario le silenció de inmediato, claro que no iba a una misión, mucho menos a un patrullaje de colaboración o algo similar, estaba arreglando su residencia – Ya veo, supongo que será igual que siempre, no me importa – apretó sus puños haciendo rechinar el cuero de sus guantes aún puestos, solía dejarlos en caso de que ocurriera algún asunto de emergencia una vez salido del trabajo, no eran demasiado estorbosos y al mantener las manos dentro de los bolsillos de su abrigo, nadie los notaría

– Otra vez con eso... – esta vez era Eijiro quien cerraba con furia la maleta haciendo respingar al cenizo – Te pedí que me dieras un poco de espacio, ¿es eso demasiado para ti y tu egoís...?, olvídalo, no quiero pelear hoy, ¿sí? – trató de acercarse al contrario que ahora le miraba con una mueca torcida, no podía creer lo que casi salía de los labios de la persona que más amaba, en cuanto sintió el cálido toque de las manos contrarias contra sus mejillas, las apartó bruscamente echándose para atrás

– Termina lo que ibas a decir – le retó, solía escuchar esos comentarios de los noticieros, e incluso algunos compañeros en el trabajo, pero el único lugar en el que nunca esperó hacerlo era su hogar, la única boca que esperaba se mantuviera salva de aquella palabra era la del pelirrojo y ahora... ahora no importaba más

– Yo... eso no es lo que realmente pienso es sólo que a veces – una risita nerviosa escapó de sus labios para convertirse en una especie de llanto entrecortado – ¡YA NO TE ENTIENDO! – finalmente estalló en lágrimas mirando directamente a los ojos de la bestia que había tomado por pareja – Ni siquiera yo me entiendo – hubo una pequeña pausa, fue tan breve que Bakugo no tuvo tiempo de objetar nada – Eres tan... eres demasiado y a veces me haces sentir tan poco que no soy capaz de entender lo que pasa por tu cabeza, llenas mis pensamientos y luego los atiborras con tus necedades y berrinches que ya no sé si quiero mejorar para estar a tu altura o sólo quiero hacerlo para no sentirme tan miserable a tu lado – el cenizo se quedó estático en su lugar procesando la información que ahora recibía, cuando lo notó, la puerta del frente estaba siendo abierta – Vuelvo en un par de días... – y así, Bakugo Katsuki entendió los sacrificios de un héroe

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Vengo a robarles su estabilidad emocional jajajajaja

Sé que ha pasado un tiempo desde que actualicé, pero esto de la universidad mata lentamente, posiblemente esté actualizando en periodos muy largos de tiempo pero espero traerles siempre algo de calidad

Agradezco mucho a aquellas personitas que aún siguen esta historia un poco abandonada, los tkm!!!

Nos leemos luego!!! byeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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