11: No one else could make me sadder

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Nadie más podía ponerme tan triste

– Así que la comitiva será en dos días... – una misteriosa voz susurraba a un grupo de hombres sentados a los lados de una enorme mesa – Esto es perfecto – anunció ensanchando una sonrisa físicamente imposible, el resto de los presentes divisó esto como una invitación a reír con aquel ser desconocido para quienes no pertenecían a su grupo – Finalmente... pagarás...

Los días habían transcurrido en perfecta calma, la habitación del cenizo poco a poco fue siendo despejada por reporteros y periodistas que buscaban conocer todo acerca de la vida del héroe, en los noticiarios se hacían semblanzas a su vida e inicios como héroe, pero poco a poco aquellos reportajes se fueron desvaneciendo en el yugo de la comitiva de héroes que se llevaría a cabo en esa misma ciudad en no más de dos días, la atención ahora se centraba en aquellos que generalmente coronaban las encuestas de popularidad.

Deku entró a la habitación corriendo esperando que nadie lo hubiera visto, hacía días que anunció que no participaría dentro de la comitiva y ahora no lo dejaban en paz por culpa de ello, muchos comenzaron a especular que se trataba de una forma de tributo hacia su compañero en cama, pero otros más radicales indicaban que se trataba de mero espectáculo, algo para llamar la atención y crear una "cortina de humo" al verdadero problema del heroísmo actual. Generalmente Midoriya no habría hecho caso de ninguno de los comentarios divulgados por la prensa, pero esta ocasión, tuvo que ser paciente y dar un par de testimonios que calmaran al público, ya que sin ello no dejarían de frecuentar el hospital y por tanto, de entorpecer las actividades del personal de salud que trabajaba allí.

Aquel era uno de esos días donde había tenido que abandonar el ala médica para dirigirse a casa, tomar un baño y empacar otro tanto de ropa para seguir con su jornada de vigilancia continua hacia el de ojos rubí, sin embargo, cuando llegó al apartamento que compartía con Ochako, notó que se encontraba la puerta entreabierta, hubiera pensado que quizás la castaña se encontraba en casa de no haber recibido un mensaje de ella hace no más de medio día anunciando una misión en otro distrito; se puso en guardia y abrió la puerta lenta y silenciosamente, entró con total sigilo y sus ojos conectaron con otros en cuanto entró a la sala, su primer instinto fue abalanzarse sobre el dueño de aquella mirada escarlata pero éste le detuvo en seco.

– ¡Viejo, tranquilízate! – la voz conocida le hicieron retroceder y sonreír en sobremanera, y lo que antes hubiera sido un acercamiento hostil, ahora se convertía en un abrazo firme y lleno de recuerdos nostálgicos, al separarse lo miró atentamente percatándose de cuanto había cambiado desde la última vez que se reunieron, su cabellera roja, sus dientes afilados, aquella cicatriz en su ojo, todo seguía allí, pero de alguna manera, era diferente – Que gusto volver a verte Midoriya, lamento no haber llamado, Uraraka dijo que estaba bien si entraba – se disculpó nerviosamente sacando una risa por parte del peliverde

– Lo siento, ella no me dijo nada – musitó mientras le ofrecía asiento y colocaba la tetera en la estufa de manera torpe – Aunque también es bueno verte Kirishima-kun, ¿qué es lo que...? – se detuvo a la mitad de la pregunta y luego negó con la cabeza – Espero sea sólo la comitiva de héroes – recalcó mirándole directamente, acto seguido se sentó a su lado

– Bueno... respecto a eso... – el oji-esmeralda suspiró cansado o, mejor dicho, frustrado por la respuesta del pelirrojo, lamentablemente su intuición pocas veces fallaba – ¡Pero prometo portarme bien!, es solo que... realmente me siento preocupado por su salud... ¿qué tal está?

– Dormido, hace una semana que lo mantienen sedado y con intravenosas... sé que te preocupa por lo viejos tiempos pero no creo que sea correcto o conveniente que vayas a verlo, estás a solo un paso de casarte, y conozco perfectamente la opinión de Mina acerca de Bakugo – se levantó al escuchar el silbido de la tetera y sirvió dos tazas con té, entregó una al pelirrojo y sorbió de la propia, hacía años que Mina había puesto una barrera entre ellos debido a lo que había "pasado" con Bakugo y Kirishima, lamentablemente Midoriya era el único que entendía a ambas partes y por ende se encontraba en el medio de los intereses de Ashido

– Ya veo – fue lo único que dijo antes de beber el contenido de su taza mirando a la nada, la realidad era que no tenía la menor idea acerca de porqué había ido allí en primer lugar, su plan inicial constaba de ir directo a la comitiva y regresar a casa de la mano de su prometida, pero la noche anterior... soñó con él

<< – ¿Estás bien? – su voz apenas escapó de sus resecos labios, Bakugo estaba sentado al borde de su cama con la cabeza escondida entre sus manos, apenas hacía unos minutos que habían regresado de Kamino, hacía no más de una hora que aún estaba en manos del enemigo

– Eso no te interesa – alegó con la voz rota, pretendía sonar severo pero contrario a ello, temblaba y se quebraba entre murmullos; Kirishima no tardó en lanzarse a abrazarlo, más por fuerza que por voluntad, Katsuki le aceptó, dejándose llorar sobre el hombro del pelirrojo, se desahogó por completo y Eijiro no podía hacer nada más que abrazarlo con fuerza, demostrarle que no estaba solo, que ambos superarían aquello y todo lo que viniera después – Y-Yo acabé con All Might

Kirishima se estremeció al escuchar aquel titubeante sollozo, entendía cuál era el significado de All Might en la vida de Bakugo y al entender cuál era la verdadera culpa que cargaba, dejó escapar una lastimera lágrima, se separó del cenizo y limpió los rostros de ambos, sonrió en el nombre de los dos y tomó las manos del contrario – En realidad... es mi culpa por no poder hacer nada desde el principio... te hice pasar por todo esto y ahora... ahora estamos rotos >>

Aquel sueño le había despertado a la mitad de la noche en medio de lágrimas y sudor, aún podía sentir el sabor amargo de aquellas palabras en sus labios, roto, así era como se sentía justo ahora, como percibía su relación con el cenizo incluso antes de que terminara. Sin despertar a la pelirrosa, siquiera consultarle acerca de sus planes, tomó su maleta, empacó sus cosas y se dirigió a la estación de trenes más cercana, compró un boleto y viajó todo el camino sintiendo su pecho arder.

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HELL-O!!!

Sé que las actualizaciones han ido demasiaaaado lentas, pero, en compensación por ello, este capítulo es un poco más largo que los anteriores, es una especie de introducción o puente para lo que viene después

Muchas gracias a esas personitas que siguen votando y comentando <3 LOS AMO 3000

En fin, sin nada más que decir, me despido

Nos leemos luego!!! byeeeeeeeeeee

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