Toga del general

Capítulo 10 La loca pesadilla de Yaocheng parte 4

Yan Changqing apretó los dientes. Apenas se apoyó en el suelo. Él jadeó: "¡Resultó ser usted!"

"Una persona eminente tiene poca memoria. Tú no me recuerdas, pero esta pierna mía te reconoce". Da Yan palmeó su pantorrilla de madera con una sonrisa burlona: "He estado aquí ocultando mi fuerza y ​​esperando mi momento, pensando en cómo encontrarte para vengarme. Pero no esperaba que antes de encontrarte vendrías a mí solo. ¿Cómo es? Para ti, deliberadamente trituré el gu de Huacan, que es un gu raro una vez cada cien años, en polvo fino y lo agregué al incienso. Nadie puede siquiera notarlo. ¡¿Cómo sabe, General Yan?!"

Gu técnica de nuevo!

Yan Changqing se sorprendió, luchando por levantar la espada, pero sus extremidades parecían estar sujetas por un alambre de hierro caliente e invisible. Cada movimiento era muy doloroso. Cayó pesadamente al suelo y de repente recordó la batalla de hace tres años en su mente.

Hace tres años, en la feroz batalla con el pueblo de Nanyao, hubo un guerrero de Nanyao. Aunque su rango militar no era alto, era extremadamente feroz. Yan Changqing tomó bastantes giros y vueltas para capturarlo con vida. Yan Changqing pensó que era leal y valiente en el campo de batalla, por lo que lo consideró una persona fuerte y valiente. Quería mantenerlo con vida. Pero él no sabía que en el camino, el guerrero liberó en secreto a docenas de prisioneros de Nan Yao mientras el cambio de guardia estaba flojo. La lucha entre las bestias atrapadas era de vida o muerte. Con la creencia de que morirían, estos prisioneros mataron a más de 20 guardias del Reino Yan seguidos y escaparon para salvar sus vidas. Sin embargo, a menos de veinte millas de distancia, fueron alcanzados por la caballería dirigida por Yan Changqing.

En la trágica pelea, Yan Changqing cortó la mitad de la pierna del guerrero con una sola espada, pero no mató al hombre. Pensando que este hombre no sobreviviría mucho después de haber sido gravemente herido, lo dejó ir.

¡Inesperadamente, esta persona no estaba muerta y vino a buscar venganza!

Fueron solo unos pocos años, pero la apariencia de esta persona había cambiado mucho. Feroz y siniestro, a diferencia del pasado. Si no hubiera sido por la pierna rota, Yan Changqing no lo habría reconocido de inmediato.

Pero, ¿por qué esta persona se coló en Yaocheng en la frontera del Reino Yan? ¿Cómo lo reconoció disfrazado?

La mente de Yan Changqing se centró en la niña llorosa A Li, que estaba vestida con un traje de boda rojo anoche.

Da Yan miró el rostro pálido de Yan Changqing, sabiendo que había adivinado la razón por la que cayó en esta trampa. Se sintió muy feliz. Se rio un par de veces y dijo:

"¿De verdad crees que eres un Buda omnipotente y viviente que puede salvar al sufrimiento? ¡Que broma! Te pregunto, ¿de verdad crees que salvaste a esa mujer? ¿Crees que si sus padres no vendieran a la mujer esta vez, ella estaría segura y protegida? ¿Crees que podría casarse con el hombre que quiere? Déjame decirte, incluso si ella no fue vendida esta vez, ¡habrá otra vez! Entonces, dime, ¿crees que ella correrá a casa con las manos vacías y esperará la próxima vez que la vendan, o tomará el oro y la plata que le di y se irá?"

No todo el mundo tratará la bondad de los demás como bondad. Una vez que hay otras opciones, la amabilidad también se puede utilizar como moneda de cambio. Aunque hubo una razón para el incidente, todavía había un escalofrío en el corazón de Yan Changqing.

"Ustedes, funcionarios de alto rango que nacieron en posiciones hereditarias, ¡nunca han entendido el sufrimiento de la pobre gente común! Pensando que un pequeño regalo tuyo es una gran recompensa para los demás, ¡te pido a ti! ¿Por qué no me mataste con una espada, por qué me cortaste la pierna?