Capítulo 2: Entre clubes y secretos

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Danna
Al bajar, encontramos, la sala llena de hombres elegantes, que se notaba que en sus cuentas, sobraban los ceros. Mientras avanzábamos hasta donde se encontraba papá, saludábamos cordialmente a quienes serían nuestros posibles inversores, pues aunque yo todavía no recibía ninguno de los clubes, ni me habían incluido en su mundo, mi hermanito me contaba todo, y esos clubes solo eran una fachada para lo que en verdad se movía, algo de lo que mamá no estaba enterada y papá siempre nos mantuvo al margen.
Todo esto hasta hace unos días, en los que contó a mi hermano, el papel que jugaba en la mafia, donde debía remplazarlo u ocupar su lugar si algo le pasaba, algo que me puso alerta, ya que esto significaba que las aguas no estaban muy calmadas.
Desde pequeños, siempre nos inscribían en clases de defensa personal, en las que a pesar de tantas quejas por nuestra parte, aprendimos todo lo relacionado y sabíamos defendernos perfectamente.
El club que papá le obsequiaría a Sthep, todavía no estaba inagurado, pero debido al éxito de los que ya poseía, no se esperaba menos de este, y juntos lo convertiríamos en el mejor y único en su tipo de la cadena, pues ya nosotros teníamos planes para este.
Al llegar papá nos recibió con una sonrisa, y nos presentó a sus acompañantes, los señores Bianchi .
Besé la mejilla de la señora, quien de seguro no se imaginaba en que ambiente se estaba moviendo, luego di mi mano a su esposo, quien me prestó demasiada atención recorriendo mi figura.
-Un gusto conocerlos- les dije
Volvi a mi lugar, junto a mi hermano, quien analizaba detenidamente a la pareja, y antes de saludar a ambos me miró con una sonrisa, lo que me dio a entender, que pensó lo mismo que yo, pues para el club que queríamos montar necesitábamos eso, personas que se dejaran llevar por la lujuria, pues no cualquiera formaba parte de ese mundo.
Recorrimos la estancia buscando posible socios e inversores, a quienes Sthep, pedía su teléfono, para concretar una cita en otra ocasión.
A las diez nos sentamos todos a la mesa, para comenzar con la cena.
Cuando me disponía a comenzar a comer mi postre sentí la mano de Sthep avanzar entre mis muslos.
Lo miré y me dedicó una sonrisa pícara que me tomé como un reto. Abrí mis piernas para darle un mejor acceso y al momento sentí como sus dedos recorrían mi sexo. Empecé a comer el postre saboreándome por el placer que me estaba dando mi hermanito con sus dedos. Estaba empapada y sentía como mis fluidos se deslizaban por mi raja.
-Veo que disfruta mucho el postre señorita- habló un chico que debía tener más menos nuestra edad, a quien si mal no recuerdo, me presentaron como Daimon Parker, y me llamo la atención como nos observaba.
-Si, está delicioso, ¿no concuerda conmigo?
-Claro, señorita, como negarnos tal placer.- dijo y supe que él estaba al tanto de lo que estaba ocurriendo debajo de la mesa.
Sthep no paró de tocarme hasta que me corrí y tuve q bajar la cabeza y tragarme los gemidos que se formaron en mi garganta. Cuando sentí que era capaz de caminar, me levanté de la mesa, disculpándome con los invitados y me dirigí al baño , al limpiar el desastre que quedó en mi entrepierna.
Cuando me disponía a cerrar, Daimon intervino y entró al baño, cerrando la puerta con llave y se abalanzó sobre mi, uniendo nuestras bocas, en un beso necesitado y caliente, que con gusto seguí.
Como todo en mi vida , cuando se trataba de sexo y placer, no me limitaba a nada, jugaba todas mis cartas y amaba experimentar. Mi virginidad la perdí en mis manos, pues no iba a darle un lugar especial o crear un lazo con nadie, en mi vida, solo por eso.
Las manos del chico recorrían mi cuerpo hasta que las metió por debajo del vestido y me estrujó las nalgas. Soltó mi boca, cuando me volteó, pegándome a la pared, y pegando su miembro erecto en mis nalgas.
-Señorita Baterman- me dijo mientras recorría mi cuello con la lengua, hasta llegar a mi oreja y morderla.
-Daimon Parker- le dije mientras me soltaba , haciéndolo caer al piso y sentándome a horcajadas sobre él— Besa de maravilla y su miembro mmm– dije mientras balanceaba mis caderas sobre él– está muy bien, pero aquí la que manda soy yo y me lo cojo cuando y como se me pegue la gana , tenlo presente para la próxima vez que quiera pasarse de listo.
Pasé mi lengua por sus labios, para luego levantarme y salir del baño.
-Te demoraste mucho en el baño hermanita ¿ estás bien?
-Si, solo aproveché para retocarme- le dije dándole una sonrisa tranquilizadora.
Fui hasta donde estaba papá, quien despedía a las últimas personas que quedaban.
-Cada día creces más, ya en unos años, te enamorarás, casarás, formando tu propia familia.- dijo mientras pasaba su mano por mi cabello.
-Papá, sabes que esas no son las metas que tengo en mi vida, así que agradecería, que al igual que Sthep, me tuvieras en cuenta en tus negocios, porque es lo que haré, cumplir mis propósitos, con o sin su ayuda.
-Lo sé, pequeña, y cumpliré cada uno de tus caprichos, pero la esperanza es lo último que se pierde, y no le cuentes a tu mamá, me mataría si me escucha.
Volvimos adentro y le di las buenas noches a mi mamá y mi papá, subiendo a mi cuarto.
Al entrar, mi querido hermanito me esperaba, acostado de piernas cruzadas, en mi cama, perdido en sus pensamientos.
-Ay hermanito, supuse que estarías aquí, ya faltan unos días nada más, para empezar con los preparativos para la apertura del club, habían bastantes posibles socios, a los que les gustaría mucho unirse en nuestros propósitos,¿ no crees?.
-Si, hay buenos prospectos, organizaré una reunión pasado mañana, en la sala de reuniones del club, ¿ya decidiste el nombre?
-Le llamaremos, "Lust".
-Me gusta, ya la gente a la que papá puso a mi cargo está trabajando en el proyecto que creamos, me dijeron que todo estará a tiempo para la próxima semana, así que la apertura se mantendrá el viernes, necesito que me ayudes a elegir las opciones que tenemos como socios, para enviarles la citación.
-La familia Bianchi, Parker, Gabanna, Torricelli, Morrone y Steven, me parecen buenas opciones.
-Les mandaré un sms, para reunirnos.
-Okey bebé.- le dije y ambos comenzamos a reírnos.
Me acosté a su lado mientras me enseñaba fotos del avance en los arreglos del club.
Nuestro plan era crear un club de BDSM, un submundo, lleno de perversión, lujuria y lascivia, un infierno y a la vez paraíso, donde pecar era una bendición, y que cada persona que entrara saboreara la libertad y el placer de vivir sin tabúes y cumplir cada fantasía que podría pasarle por la cabeza.
Sthep me folló toda la noche y recompensó a base de orgasmos, todo el tiempo que perdimos, conteniéndonos.
Y ese día comprobé que dos almas libres, podían encajar y hacerse sentir más, que dos almas gemelas.

Almas LibresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora