Capítulo 7: Preparativos

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Sthep
No volví a casa ayer, no quería verla y por más que traté sacarla de mi cabeza no pude.
Todavía no creo que se halla follado a ese tipo casi en mis narices, o bueno si lo esperaba, a fin de cuentas, la conocí así, y así me enamoré de ella.
Ya casi todo está listo para esta noche, y ella es lo único que ronda mi cabeza, las ganas de follarla me están consumiendo.
Quisiera estar en su cabeza para por lo menos una vez saber que es lo que piensa, para saber si piensa en mi, como yo pienso en ella.
Voy entrando a la casa, y me recibe papá, no tengo que pensar mucho, pues ya se que es lo que quiere saber.
-No me ha llegado la invitación a la apertura.
-Aquí te la traigo- lo miro y una de las comisuras de sus labios se eleva, mientras recibe la invitación.
-Espero no me sorprenda más de lo debido - su sonrisa desaparece y me mira analizándome.
Aunque no sea mi padre de sangre, fue el que me abrió las puertas de su hogar, el que me ha dado todo y más de lo que alguna vez pensé tener después de la muerte de mis padres, él me guió y me hizo lo que soy, por eso no hay nada que me duela más que no cumplir sus expectativas.
-Se que te gustará, será un todo en uno, único, ya recibí la mercancía ayer, y todo está listo para hoy, te encantará Lust.
-Estoy orgulloso de ti, se que cuando te ceda mi lugar, llegarás lejos, hijo- me dijo y nos abrazamos.
Cuando nos apartamos, Danna y mi madre nos miraban desde las escaleras con sus caras sonrientes.
-Muy emotiva escena.Papi, ya tengo lo que me pondré para esta noche.- dijo la primera mientras bajaba y se metía por debajo del brazo de su padre.
-Ya te he dicho que no irás, no es lugar para ti- esta lo miró, apartándose y supe que había llegado el momento.
-Iré porque quieras o no, soy tu hija y tengo iguales o más derechos que él, es mi mundo igual que él de ustedes, y yo elegí estar en él, ayudé en los preparativos del club y por nada del mundo me perderé la inaguración, si no voy en su compañía, iré por mi cuenta, así que tu decides, y ten en cuenta que a los guardias que me cuidan, los pierdo en un instante.
En ese momento intervine porque sabía que a padre no le quedaba mucha paciencia,
-Padre, ella se lo ganó, sabes que cuando se propone algo lo logra, y es mejor que vaya junto a nosotros con seguridad que por su cuenta.
Su mirada estaba fija en Danna y las venas de su cuello, delataban que se estaba conteniendo.
-A partir de hoy, se acaban tus caprichitos, tendrás lo que te ganes, si dices ser una mujer y querer esto, lo demostrarás, asistirás hoy con nosotros, y mañana, a primera hora estarás en la oficina, ¿entendido?
-Así será- respondió y salió de la casa dando un puertazo.
Mi madre observaba todo atónita, pero como siempre optaba por lo inmiscuirse en estos asuntos, no opinó. Danna me dijo hace unos meses que había hablado con ella el tema, y que, aunque no estaba de acuerdo, no podía hacer nada, y solo le pidió perdón por condenarla a este mundo, sin saber que para ella, esto no era una condena, sino que esto era lo que ella quería, lo que ella eligió.

Danna
¿Por qué los hombres son tan ridículos? Se piensan que por ser hombres son más capaces que las mujeres, cuando sin nosotras no serían nada.
Voy a demostrarles a todos, especialmente a mi padre, lo que soy y lo que doy, voy a demostrar lo que merezco y que puedo ser mejor que él, incluso.
Dios, el mundo habla de igualdad de derechos, de actualizarse, dejar atrás los prejuicios, y cada vez hay más gente con pensamientos machistas y retrógradas, que verdaderamente lo único que causan en mi es risa.
Pues, si por enseñar mi cuerpo soy puta, pues lo soy. Si por follar con quien me gusta, sin darle vueltas, soy fácil, pues lo soy. Pero eso sí, puedo ser mucho peor de lo que dicen, porque mujeres como yo, que hacen lo que se les venga en gana, sin importar lo que diga la gente, hay pocas, y estas son las necesarias para cambiar estos pensamientos y avanzar.
Voy entrando a la tercera tienda, desde que salí de casa, el vestido que iba a usar, ahora se me hace insignificante, quiero algo que me identifique y ando en su búsqueda.
Avanzo entre los aparadores, mientras la vendedora va mostrándome lo que tiene.
-Mírame- le digo y esta me atiende fijamente- Quiero algo que me identifique, y que se lleve todas las miradas, algo sensual y envolvente, y no se preocupe por el precio.
La muchacha me guía hasta un apartado de vestidos exclusivos, elijo 3 de los que me muestra y me dirijo al probador.
Al entrar no pregunto si hay alguien, por lo que me encuentro, una ancha espalda, que me deja hipnotizada.
Su poseedor, se da la vuelta, y dios que hombre.
- Ups, diría que lo siento pero no soy mentirosa- le digo y este rápidamente se hecha a reir.
- Hola, me llamo Damien, ¿tú eres?
-Alguien que necesita una opinión masculina para elegir vestido ¿ me ayudas?- le digo haciendo un puchero, y se que lo tengo cuando asiento.
Es alto, uno ochenta y pico, diría yo, un cuerpo con varias horas de gym, unos ojos negros que hacen contraste con su pelo, y unos labios que desde que vi, quiero morder.
Me pruebo la primera opción, negro, llega hasta mis tobillos, con dos aperturas desde mis caderas, sin espalda y cruzado, solo tapando mis pechos.
No tengo ni que probarme los otros, este es el que necesito, salgo modelándoselo a mi crítico, quien me mira fijamente y pasa trabajo al tragar.
- ¿ Y qué tal?- le digo dando la vuelta.
- Se te ve perfecto, buena opción sin ropa interior, me gusta.
-A mi también- le digo mientras entro al probador nuevamente.
Me quedo completamente desnuda frente a los espejos que me rodean, me encanta esto.
-Damien- grito para que logre escucharme.
Necesito desahogarme, y eso haré.
-¿Me ayudas con el vestido.?
-Si, ya voy.
Siento sus pasos acercándose, y cuando entra, pierde cualkier tipo de control al verme.
Me toma las piernas subiéndome a su torso, y pegándome a uno de los espejos.
Sus labios se mueven con agilidad sobre los míos y siento en mi sexo, como su bulto crece. Sus manos aprietan mis nalgas y me acercan mas hacía el rozándonos.
Mis manos arrancan su camisa, y lo aparto desabrochando su pantalón. Al ver su miembro sonrió, ya sabía yo que no podía equivocarme, este hombre me va a dar el orgasmo que necesito.
Une nuestras bocas nuevamente, los dos luchamos por tener el control, mete su mano en mi entrepierna, y uno de sus dedos resbala hacia mi interior debido a lo humedecida que estoy.
Me toma del pelo volteándome y dándome una nalgada, que hace que mi sexo cosquillee.
Me pone en cuatro sobre el sillón, y tira los vestidos que ahí se encontraban al suelo.
Pone su miembro en mi entrada, y me jala del pelo, arqueando mi espalda.
-Mirate quiero que nos veas cuando te penetre.- y de una estocada entra en mí, haciendo que de mi boca se escapara un gemido, y no puedo quitar mi vista de la imagen que me está dando el espejo, otro screen mental para mi colección.
Mierda que caliente es follar rodeada de espejos, puedes ver todos los detalles , desde el ángulo que quieras.
Nada más ver como se muerde los labios en cada estocada que me da, me vuelve loca, sigue embistieéndome duro , sin parar, hasta que ambos terminamos juntos, bañados en sudor.
-¡Que polvo!- me tiro al sofá, esperando que mis pies dejen de temblar, y mientras el adonis, se sube sus pantalones, llega una idea a mi cabeza.
-¿No me dirás como te llamas? - pregunta.
-Solo si aceptas salir conmigo esta noche, te presentaré como mi novio, frente a mi familia, ¿aceptas?- le suelto poniendo una sonrisita inocente.
- Acepto,¿?
-Danna Baterman Cameron, su novia ¿y usted?- le dije mientras le brindaba mi mano.
-Damien Myers London, su novio esta noche señorita.- me da su mano y salimos de ahí a por un traje y mi vestido.
La noche promete.








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