IV

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Stolas despertó algo cansado, miró al techo un largo rato antes de incorporarse mientras apoyaba una mano en sus ojos. ¿En que momento se había dormido? además, ¿Cómo había llegado a su habitación? No recordaba haber abierto un portal.

Se miró a si mismo apreciando que aún llevaba la gabardina de Ascaroth. No pudo evitar sentirse avergonzado al notar que no se la devolvió.

Tenía algunas preguntas respecto al imp, sin embargo no estaba seguro de si iba a obtener respuestas.

Miró la cama de nuevo y volvió a recostarse mientras cerraba los ojos, si tenía algún tipo de duda iba a resolverlo después.

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Gritos, cosas siendo arrojadas y atrapadas por Ascaroth era la "mañana" intensa de la pareja casada, en serio. ¿Por qué no se divorciaban y ya? ¿A Stella no le importaba lo mal que la pasaba su hija? Es decir, a él tampoco. Pero si fuera su padre (o madre) estaría seguro de que le importaría demasiado.

Miró la triste expresión de Stolas al mirar de reojo a su hija y suspiró pesadamente. No le importaba pero... 

-Señorita.

Tocó un par de veces el hombro de la menor provocando que se quitase un auricular y lo mirase.

-¿Qué?

-¿Quisiera acompañarme a mirar algo? 

Octavia miró un momento a sus padres, la discusión no iba a tener un fin pronto al menos. No confiaba en ese imp pero a la mierda, lo que sea era mejor que seguir ahí.

La menor asintió con la cabeza y tomó la mano que el sirviente le ofrecía, se levantó y se dejó guiar por el imp por los pasillos del palacio.

-Tu nombre... ¿Cuál era?

-Ascaroth, señorita.

Octavia soltó la mano del sirviente y sin embargo continuó siguiéndolo. Sabía lo que su padre hacía con un imp y no le sorprendería si se enterase de que hacía lo mismo con quien iba frente a ella, aunque la idea la llenaba de disgusto y cierta... tristeza.

-Puede dejar de mirarme así, señorita. Le aseguro que no tengo nada con su padre.

¿Qué mierda? No era como si la estuviese mirando, literalmente le estaba dando la espalda. ¿Acaso leía mentes o algo así?

-¿Qué...?

-Cada vez que llego al comedor con su padre, usted me mira con cierto disgusto. Y creo saber por que.

Una vez frente a la habitación, Ascaroth abrió la puerta y le permitió la entrada a la menor. Octavia entró a la habitación y sintió un interés automático por las diversas armas en las paredes e incluso el techo de dicha habitación, iban desde cuchillos comunes de cocina hasta espadas tipo katana, algunas incluso tenían sangre seca.

-Uso armas de todo tipo, pero las espadas, dagas y cuchillos son mis favoritas.

-Cool.

-Puede tocarlas si desea, pero sea cuidadosa. Están demasiado afiladas.

La joven se acercó a las armas mientras las miraba con cuidado, sacó el móvil antes de mirar al imp.

-¿Puedo...?

-Con gusto, señorita.

Ascaroth la miró tomar fotografías y tomarse algunas selfies antes de buscar algo en su estantería de libros, no era muy grande. Apenas tenía unos diez libros.

Sacó uno de peso y grosor considerables, lo dejó en la cama.

-Señorita, ¿le interesan las pieles?

-¿Pieles?

-Mire.

Octavia se sentó en la cama frente al libro mientras lo miraba curiosa, de cierta forma le recordaba al grimorio de su padre.

Ascaroth abrió el libro revelando un muestrario de pieles, estaba dividido por colores. Cada color era una especie distinta, cada página contenía un trozo de piel perfectamente conservado y al reverso una descripción concisa de como era la piel y de donde provenía, así como sus componentes como grasa, vello, plumas. 

-Increible.

Octavia acariciaba las pieles y leía las descripciones.

-¿Cómo conseguiste algo así?

Ascaroth guardó silencio un momento, pensando en que responder.

Gritos y lamentos de todo tipo. Tanto de humanos, animales e incluso otros imps, ni siquiera los ángeles se salvaron de estar en ese maldito libro.

Las fuertes y roncas risas al arrancar la piel y la locura tatuada en esos brillantes ojos. Adultos, niños, bebés, criaturas indefensas. La piedad simplemente no existía en esa retorcida mente, y no era como si eso le causase remordimiento a dicho ser.

-Se lo robé a un Conde.

Al notar como lo miraba con la duda marcada en su mirada, carraspeó la garganta mientras extendía su explicación.

-El tipo era un héroe de guerra, intentó asesinarme y en consecuencia le robé su libro.

-¿Un conde? ¿Goetia?

-Fue hace años, no lo recuerdo del todo.

Octavia no dijo nada más y continuó su lectura mientras disfrutaba el silencio otorgado por el imp.

-¿Desea algún té frutal?

-Claro, gracias.

Minutos después, Octavia se encontraba tomando un té de manzana mientras seguía absorta en aquel libro. Podía tomarle semanas terminarlo, ya que incluso tenía un glosario e ilustraciones aparte, incluso explicaba la forma en que cada piel debía ser conservada para evitar la descomposición.

-Señorita.

Ascaroth pudo notar lo absorta que estaba en la lectura al recibir un simple "¿hm?" como respuesta.

-Puede que no me deba importar, pero cuando necesite un lugar en silencio y algún libro de ese tipo puede simplemente venir aquí, incluso si yo estoy con su padre.

-¿Disculpa?

-Tiene libre acceso a mi habitación, puede mirar y tomar lo que desee. Siempre y cuando no sea para auto lesionarse.

Octavia lo pensó un poco mejor mientras miraba alrededor, era una habitación silenciosa y con cosas muy interesantes y a su gusto. Estar ahí era reconfortante de cierta forma.

-Gracias.

Ascaroth la miró ponerse tímida de repente, tomando el libro y acomodándose un poco más lejos de él.

-Incluso tiene piel de ángel.

-Si.

Tras un rato de silencio, el imp habló nuevamente.

-Señorita, ¿me permite una pluma?

-Claro.

La joven estaba tan sumida en su lectura que no prestó atención a sus palabras y mucho menos al punzante dolor de una de sus plumas siendo arrancada.

¿Goetia? (Stolas Goetia) (Helluva Boss)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora