VII

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-¿Le importa su hija?

-¿Qué?

Ascaroth dejó la tetera en la mesa del jardín al haber terminado de servirle una taza de té a Stella, quien lo miró levantando una ceja.

-No parece muy interesada en la señorita Octavia.

-Es mi hija, ¿cómo no iba a importarme?

La fémina dio un sorbo al té y suspiró a la vez que sentía su cuerpo relajarse.

-Mierda, extrañaba este sabor.

El imp la observó recargarse en el respaldo de la silla y cerrar los ojos con la taza en las manos. Stolas quería pasar tiempo de caridad con su pequeña, así que estaban solos. 

-¿Si sabes que puedes tomar asiento, cierto?

-No, alteza. En mi estado actual me es imposible.

-No veo el impedimento.

-Soy un imp, usted es una de las Goetias más orgullosas que hay. Simplemente no.

-Lo olvidaba.

-Retomando el tema, mi señora. Si le importase la señorita no gritaría ni recalcaría los errores de su padre de esa forma, en cada desayuno.

Stella suspiró, retomó su postura anterior y dejó la taza en la mesa. Pasó una mano por sus plumas mientras negaba levemente, una sonrisa adornó su rostro.

-No lo entiendes, no eres padre. ¿O sí, cariño?

La Goetia se sintió complacida al verlo apretar los puños mientras negaba, incluso si su expresión no cambiaba era capaz de percibir lo disgustado que se encontraba por esas palabras. Ascaroth pudo percibir la burla escondida en esas palabras.

-Me importa mi hija, pero adoro atormentar a su padre. Y si continuo así no tardará en ponerse en su contra, por ahora ha empezado con que no lo soporta.

-¿Qué es lo que busca con Stolas, exactamente?

-Arruinarlo. Él aplastó su orgullo como Goetia y de paso el mío, haré que se arrepienta, me suplique y termine siendo miserable, le arrebataré todo.

-¿Empezando por la señorita?

-Por supuesto.

Ascaroth guardó silencio al mismo tiempo que su mirada terminaba en el suelo, admitía que Stolas le agradaba y quizá no estaba muy tranquilo con esa idea.

-Al menos podría dejar de atormentar tanto a la señorita.

-Yo sé lo que hago.

-Desde que es pequeña ha sido así. "Stella, no deberás correr así, te vas a herir."

-Yo sé lo que hago.

-¿Lo ve?

Tras un largo rato de silencio, la suave sonrisa de Stella se transformó en una retorcida. Su mirada se ensombreció y al instante todos los sentidos del imp gritaron que algo andaba mal, no conocía el lado retorcido de la Goetia.

-¿Sabes? Stolas se revuelca con un imp, e incluso parece asquerosamente enamorado.

-Puedo notarlo.

-No le costará nada revolcarse con otro.

-Oh, ¿en serio?

-Hazlo, Ascaroth.

-¿Disculpe?

-Iniciaremos por ahí, tienes que esforzarte por enamorar a ese maldito flacucho.

-Soy terrible con cosas románticas.

-Solo revuélcate con él, el resto se hará solo.

-Pero señora-

Fue interrumpido por la irritada voz de la mujer.

-Estoy ordenándolo, no vas a negarte.

-Entiendo, señora.

_______________________________

Ascaroth caminaba en su habitación en círculos, como un león enjaulado que esperaba pacientemente a una presa.

Incluso si quisiera, era terrible con el coqueteo y romance en general. Además, esa idea era terrible.

¿Jugar así con las emociones del príncipe? No era muy empático, pero... no quería. 

Es decir, podría simplemente escapar de nuevo y.... no, hizo una promesa, un juramento. No era alguien que faltara de esa forma a su palabra, aunque ganas no le hacían falta.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al escuchar la voz de la menor en la habitación.

-Que tal, señorita. Veo que han llegado a salvo.

-Si, fue algo tranquilo. Solo leeré algo y me iré a dormir, estoy exhausta.

-Claro, la dejo leyendo. Iré a ver a su padre.

Al recibir un simple gesto como respuesta, salió de la habitación en busca del príncipe Stolas. O más bien su "conquista".

¿Goetia? (Stolas Goetia) (Helluva Boss)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora