XIII

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Stolas despertó, y talló un poco sus ojos mientras recobraba los cinco sentidos lentamente. Abrió los ojos de par en par al observar las armas colgantes en el techo, definitivamente su habitación no las tenía.

Se incorporó en la cama mientras miraba un poco alrededor, no conocía esa habitación repleta de armas y.... oh, por la gabardina en el perchero supo al instante que era la habitación de Ascaroth.

Un momento, ¿habían dormido juntos? Se miró a sí mismo y palmeó un poco su cuerpo, suspiró aliviado al darse cuenta de que estaba perfectamente vestido y lo único "extraño" eran las plumas en la cama, aunque eso era habitual para él.

Además, el hecho de no haber visto al imp en la habitación lo había hecho sentir aliviado.

Se levantó y se estiró un poco antes de salir de la habitación, dejaría que el más bajo limpiase. En cuanto abrió miró a su lado al imp sentado en el suelo con los ojos cerrados.

Se inclinó intentando acariciar su cabello, sin embargo, terminó sorprendido al verlo tomar su muñeca con fuerza en cuanto estuvo solo a centímetros de su cabello, abrió los ojos y lo miró con cierta ira hasta que su mirada se suavizó y terminó soltándolo con cierta delicadeza.

-Buen día, alteza. Lo siento, no acostumbro a que me toquen cuando duermo.

-¿Estabas durmiendo?

-¿No era evidente?

Ascaroth se levantó antes de estirarse dejando que sus huesos crujieran, suspiró con satisfacción antes de mirar al príncipe.

-¿Durmió bien?

-Sobre eso... ¿Qué hacía en tu habitación?

-Usted dijo que no deseaba ir a su habitación debido a la señora Stella.

-¿Y le hiciste caso a un borracho?

-Bueno, no puedo desobedecer sus órdenes.

-¿Dormí solo?

-Por supuesto, no me atrevería a dormir con usted. ¿Me cree tan irrespetuoso?

-Solo tenía la duda.

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Stolas se encontraba camino al comedor mientras tarareaba alguna canción en particular, ese día especialmente se sentía relajado. Quizá porque no había dormido con su esposa, y si bien había despertado rodeado de amenazantes armas se sentía extrañamente seguro.

-¡¿Dónde carajo dormiste anoche?!

Sí, hasta ahí había llegado su alegre mañana.

-En el palacio.

-¡Puto mentiroso!

Ascaroth se encargó de atrapar el plato que había sido arrojado directamente al rostro de Stolas, el cual casi por reflejo cubrió su rostro.

-¡No estoy mintiendo! 

-¡¿Y por qué hoy no te vi?!

-Bueno, dormí en otra habitación.

-¿Qué?

-Durmió en mi habitación, señora.

Stella miró al más bajo con una profunda ira reflejada en su rostro.

-¡¿Ahora te cojes a ese puto imp?!

-No, claro que no.

Octavia se limitaba a mirar su plato mientras desayunaba con aparente tranquilidad, no iba a quitarse los auriculares solo para escuchar sus gritos.

-¡Tú, maldito...!

Pocos segundos después, Stella salió del comedor no sin antes azotar una de las macetas de su esposo al suelo y soltar un último grito de frustración.

-Oh, mi pequeña.

Stolas tomó asiento en el comedor, miró su plato y se limitó a tomar la taza de humeante café junto al plato.

Comenzó a leer el periódico como habitualmente lo hacía, sin embargo, su rostro palideció al ver una fotografía acaparando media página de la sección estelar.

La fotografía mostraba a su hija Octavia siendo sostenida por Ascaroth, mientras la cola del imp se enrollaba en una de las piernas de su hija.

-¿Qué...?

Stolas miró al imp, el cual se mostró confundido ante el evidente enfado del príncipe.

-¿Sucede algo?

-Explícame esto.

El búho mostró el articulo al más bajo, el cual dio una rápida leída antes de levantar una ceja.

-Sucedió en la exposición de arte.

-¿Qué necesidad tenías?

-Estaban a punto de secuestrarla, tuve que sostenerla para no perderla de vista.

El príncipe se puso de pie, saliendo del comedor con el imp siguiéndolo. Una vez fuera, Stolas arrinconó a Ascaroth contra la pared provocando que este último se sobresalte.

-¿Por qué la mirabas así?

-Tenía que sonreír si quería transmitirle tranquilidad.

-No parece que sea solo eso.

El más bajo miró al búho de pie a cabeza antes de sonreír de forma coqueta.

-¿Está celoso? Primero una cita y después me arrincona como desee.

El disgusto se formó en el rostro de Stolas antes de poner un dedo en el pecho del imp de forma acusadora, dando suaves golpecitos a este último.

-No, Ascaroth. Dime una cosa, ¿acaso te gusta mi hija?

-¿Qué?

-Claro, tiene sentido. Te la pasas pegado a ella y siempre la miras con esa estúpida sonrisa, dime. ¿Te gusta mi hija Octavia?

-No, claro que no. Me gusta alguien más.

-¿Y cómo voy a creerte? 

-No me gusta la señorita Octavia porque me gusta usted, alteza.

El príncipe retrocedió un paso mientras negaba con el ceño fruncido.

-No, es solo una excusa absurda para que no sospeche.

-¿Acaso mi coqueteo no es obvio?

Stolas bajó la mirada mientras recordaba las palabrerías y guiños del imp, en realidad si era demasiado obvio. Es solo... ¿en serio? 

-¿Qué...?

-Alteza, no-

Fue interrumpido por el perturbado príncipe.

-No me hables, no me dirijas la palabra. Sólo... aléjate.

Ascaroth se limitó a suspirar mientras asentía con la cabeza, entendía lo perturbado que estaba, pero si no lo mencionaba en ese momento Stolas seguiría con aquella estúpida duda y no deseaba ser visto con esos ojos.

-Pero, señor-

-Te pedí que no me hables.

El imp se limitó a asentir la cabeza, no quería dejar de dirigirle la palabra, pero genuinamente no tenía más remedio.




¿Goetia? (Stolas Goetia) (Helluva Boss)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora