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Un par de horas habían pasado ya. Los 4 aún se encontraban en el comedor, hablando de cualquier cosa que se les ocurriera, pues después de que Brian y Freddie habían levantado los platos sucios para dejarlos en el lavavajillas, comenzaron a recordar y contar anécdotas de sus vidas, la mayoría graciosas, y algunas bastante emotivas.

Freddie, John y Brian disfrutaban de estar juntos y Roger podía ver eso, lo cual resultaba curioso debido a que el hombre a su lado jamás había convivido con John antes de que todo ocurriera, además de la relación alumno-maestro claro, pero justo en ese instante la armonía podía sentirse en el ambiente. Roger realmente estaba feliz de que Brian y John se llevaran tan bien pues eran sus dos personas favoritas en todo el mundo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos al sentir como su novio ponía una de sus manos en su muslo y le daba un par de palmadas. Roger lo miró y Brian hizo lo mismo, regalándole una sonrisa de complicidad.

—Chicos, realmente amamos tenerlos aquí, pero en serio quisiera estar a solas con Roger— Habló Brian, interrumpiendo el momento

—Oh, claro que si. De todas maneras tenemos que irnos... Hay cosas que hacer en casa— Dijo Freddie y John frunció el ceño

—¿Estamos ocupados?— Freddie asintió, levantando las cejas sugerentemente y el menor comprendió al instante —Estamos ocupados. Muy ocupados— Roger reprimió una risa y rodó los ojos

—Ya, pero, ¿nos vemos mañana?— Preguntó el blondo

—Claro que si. Aún tenemos que ponernos al día— Respondió su amigo castaño y los cuatro se levantaron para dirigirse a la entrada de la casa. Freddie guiaba a John, tomando su cintura mientras caminaba detrás suyo.
Intercambiaron abrazos y finalmente la visita abandonó el hogar de Roger y Brian, dejándolos en un silencio casi ensordecedor.

Brian inmediatamente se acercó a abrazar al rubio frente a él, quien se quedó quieto durante algunos segundos antes de corresponder el abrazo.

—¿Qué pasa?— Preguntó al notar la actitud del chico

—Nada—

—No me mientas. Estuviste callado casi toda la comida... Eso no es nada común en ti—

—Perdón— Se excusó, escondiendo su rostro en el cuello de Brian —Es que esto está pasando y yo sigo creyendo que estoy soñando... Tuve sueños muy frecuentemente y eran iguales a esto. No quiero despertar—

—Esto es real, Roggie. Créeme qué me siento igual que tu... Soñé miles de veces con este momento, pero ahora es real y ya no tendremos que volver a separarnos— El menor se alejó un poco para verlo a los ojos —No quiero que estés así, quiero que seas feliz conmigo. ¿Qué quieres que haga para hacerte sentir bien?—

—No tienes que hacer nada—

—¿Qué te parece si te muestro la casa?— El menor sonrió y tomó su mochila del suelo, volviéndosela a colgar en el hombro para después tomar la mano de Brian y comenzar con el recorrido, no sin antes dejar su "equipaje" en la habitación principal.

Como anteriormente se había mencionado, la casa era grande. Tenía el garaje, un recibidor, una estancia, el comedor, la cocina, dos habitaciones con baño y un baño extra para invitados, el sótano y un patio trasero de un tamaño adecuado. Roger no podía ni imaginar qué haría con tanto espacio, por lo cual solo se limitaba a observar con impresión y a seguir a su novio.

—¿Por qué hay dos habitaciones?— Preguntó Roger cuando llegaron a la habitación de Brian

—Oh, bueno. Pensé que tal vez tu... querías espacio o... No sé—

—¿No quieres que duerma contigo?— Preguntó haciendo un pequeño puchero mientras se acercaba a abrazar al mayor, apoyando su mentón en el pecho del contrario. Este sonrió al ver la actitud que Roger comenzaba a tomar. Le gustaba que su novio estuviese volviendo a la normalidad.

—Claro que quiero dormir contigo— Respondió, dejando un beso en su frente y acariciando sus cabellos rubios que ahora no eran tan largos

—Creí que ibas a dejarme solo—

—Jamás lo haría—

—¿Ni siquiera ahora que quiero tomar un baño?—

—Oh, claro. Te prepararé un baño—

🐇

John se dejó caer al lado de Freddie, quien no tardó en encender un cigarrillo. Ambos aún seguían con la respiración un tanto agitada, mientras se dedicaban a darse mimos como siempre hacían después de cada intenso encuentro sexual.

—Estaba pensando— Comenzó Freddie, interrumpiendo el silencio. John lo miró mientras acariciaba su mejilla —Hay que hacer una fiesta—

—¿Una fiesta?—

—Si. Para celebrar nuestro matrimonio— John sonrió y sus mejillas se sonrojaron aún más —Con tus amigos de la universidad y mis amigos del trabajo—

—Tenemos pocos amigos—

—Podemos invitar a quien sea... Tal ve salgamos a la calle a invitar a todo aquel que veamos— El menor se rió

—No podemos, Freddie—

—¿Por qué no? Tenemos que celebrar nuestro compromiso—

—Se te olvida un detalle, corazón— Freddie lo miró con confusión y el menor levantó el dorso de su mano frente a él, señalando su dedo anular —Aún no haz puesto un anillo aquí— El mayor tomó la mano con delicadeza antes de dejar un besito en ella. John volvió a sonreír mientras observaba expectante como su pareja se daba la vuelta, dejando su cigarrillo en el cenicero y comenzando a buscar algo en el cajón de la mesita de noche. Después de unos segundos, volvió a tomar su posición anterior, esta vez sosteniendo una cajita roja brillante entre sus manos.
La abrió, dejando a la vista dos lindas argollas de oro reluciente, de las cuales tomó la más pequeña, que pertenecía a John.

—Ya las habías visto, ¿Verdad?—

—Hoy por la mañana— El mayor negó y se movió hasta quedar sobre el castaño, dejándolo aprisionado contra el colchón

—¿Lo quieres?— Preguntó, poniendo frente a su rostro, el anillo dorado. John rodó los ojos

—Así no es como se pide, Freddie—

—Bien, entonces no la quieres— Bromeó, alejando el objeto, fingiendo retractar su propuesta

—¡Basta, Freddie!— Se quejó, arrebatando de la manos del mencionado, el anillo —Si la quiero pero pídelo bien, como debe ser—

—¿Quieres casarte conmigo?—

—Acepto— Ambos se besaron pasionalmente, siento la cercanía de sus cuerpos a la par que sus corazones latían desenfrenados en sus pechos.

Hacía tiempo que habían superado la etapa de enamoramiento, aquella en la que idealizan el amor que hay entre ambos, amandose con locura y sin considerar nada más, como un par de adolescentes, para dar paso a la etapa de amor real, en la cual conocían sus defectos y trabajaban en ello día a día para tener una relación sana y madura.

No quedaba nada de esos días en los que apenas se aventuraban en el proceso de enamorarse. Ahora tenían una relación completa, que aunque no era perfecta, habían aprendido a cuidar. Era por eso que Freddie estaba totalmente seguro de que era John con quien quería pasar el resto de su vida.

Pensaba en eso mientras volvía a quitarle el anillo para después ponerlo en su dedo anular.
John, tomó la argolla restante e hizo lo mismo con el dedo de su -ahora- prometido, y fue en ese momento en el que se sintió más pleno qué nunca, porque amaba a Freddie, con todas las complicaciones y riesgos que eso refería.

𝟐.ᴀɴᴏᴛʜᴇʀ ᴡᴏʀʟᴅ || ᴍᴀʏʟᴏʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora