𝟐.ᴀɴᴏᴛʜᴇʀ ᴡᴏʀʟᴅ || ᴍᴀʏʟᴏʀ

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☄︎. *. ⋆

Cuando Roger llegó a casa, encontró a Brian sentado en la sala leyendo una revista. Se notaba que había estado esperándolo por lo cual, le dio una sonrisa y se acercó hasta él.

-Hey, ¿Qué tal tu primer día?- Preguntó el rizado, tomando su cintura y tirando de ella hasta que el menor quedó sentado en su regazo.

-Fue interesante- Le dio un corto beso en la comisura de los labios. Brian bajó las manos a sus muslos

-¿Fueron amables?-

-Si, todo bien-

-Que bien- Ambos sonrieron y el mayor volvió a acercarse para besarlo esta vez como es debido. Sus labios se unieron, Roger puso sus brazos al rededor del cuello de Brian, quien lo pegó lo máximo posible a su cuerpo. Al separarse, el mayor le dio muchos besitos en la mejilla, lo cual lo hizo reír. -Te extrañé, pequeño-

-Gracias por la notita, mi amor. Te amo-

-Te amo más- Roger le sonrió -¿Tienes hambre? Preparé lasaña-

-Ow, que delicia. ¿Vamos?- El mayor asintió y ambos se levantaron para dirigirse a la cocina, en donde una deliciosa comida los esperaba. Sirvieron sus platos y se sentaron en el pequeño comedor de 4 sillas, para comenzar a degustar los alimentos mientras Roger le contaba a Brian todos los detalles sobre su primer día, a lo cual el mayor respondía contándole anécdotas de cuando tenía su edad y estaba estudiando la universidad.

Había momentos en los que Roger se quedaba totalmente en silencio, embobado admirando a Brian. A veces pasaba aquello, en especial durante la comida o antes de dormir, aunque ya no era tan frecuente. Solía mirarlo, deteniendo todas sus acciones, y nadie podía culparlo, era casi increíble pensar en que hace unos años eran un secreto de amor, y ahora se encontraba sentado en la misma mesa con él en frente, viéndolo comer, viviendo en el mismo hogar.

-Roger- Lo llamó, poniendo una mano sobre la suya. El chico volvió a la realidad y sonrió apenado -Amor, pasó otra vez-

-Lo siento-

-¿Qué tanto ves?-

-A ti- Respondió casi en automático y Brian le dio una de esas sonrisas que lo ponían nervioso. Aquellas que salían solo cuando coqueteaba con el rubio -Estás viejo-

-Creí que estabas mirando lo hermoso que soy- Roger apartó su mano entre risas y se levantó de su lugar. Brian siguió con la mirada todo su recorrido hasta que estuvo frente a él, así que el mayor echó su silla hacia atrás y lo recibió entre sus brazos en el momento en que el menor se sentó en su regazo. -¿Qué pasa, Roggie?-

-Nada, solo... Te amo- El menor rodeó el cuello del contrario con sus brazos, ocultando su rostro en dicho espacio. Brian por su parte, acarició su espalda en círculos suavemente

-Yo te amo mas que nada en este universo-

Pasaron al menos 2 horas en la cocina, a pesar de que habían tardado solo media hora comiendo. Les encantaba hablar, tanto que podrían pasar todo el día simplemente hablando. Se sentían cómodos estando juntos, a tal nivel que era como si nunca se hubieran separado. Como si llevaran mucho tiempo viviendo juntos.

Roger se había acoplado rápidamente a la rutina de Brian, y este había recibido con los brazos abiertos el desorden del rubio. Ambos se complementaban a la perfección; tenían lo que el otro necesitaba, así que cada pequeño detalle los hacia amarse cada vez más.
Todo era casi perfecto, de no ser por esa conversación que aún no habían tenido, pero que ambos deseaban tener, por lo cual Brian decidió dar el primer paso, aún a pesar de lo mucho que le avergonzaba el tema. Sabía que sería incómodo cuanto menos, pero no queria que entre él y su rubio hubiera ninguna situación que pudiera resultar en un conflicto o, peor, una pelea.