3. Las mellizas atacan de nuevo

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Alex.

¿Si me gusta liarla?

Pregunta a mi hermana. La he arrastrado hasta el pabellón donde están todos los chicos haciendo educación física para que nos dejen unirnos a la clase. La pobre se está muriendo de vergüenza.

-Pareces un tomate -le susurré mientras nos acercábamos al profesor.

-Ya lo sé.

-Buenas tardes, profesor -dije formalmente cuando llegamos a su altura.

-¿Qué se les ofrece?, señoritas -preguntó extrañado por nuestra presencia.

-Nos preguntábamos si podríamos participar en su clase -respondí.

El profesor reflexionó.

-No sé yo...

-Es por el bien de nuestra salud -contribuyó Sam-. Trabajar nuestra forma física mejora nuestra salud. ¿No querrá que muramos enfermas por no habernos dejado participar en una clase?

-Sí, pero...

-¿Usted tiene hijas? -el profesor asintió-. ¿Se imagina ver a su hija enfermar porque no tubo una buena salud física en la escuela? Póngase en los zapatos de nuestro padre.

El profesor meditó durante un momento.

-Está bien. Pero tú -me señaló-, ya que eres tan confiada echarás una carrera con mi chico más rápido.

-No hay problema -respondí con una sonrisa.

Sam y yo nos unimos al resto de la clase. La mayoría nos miraba con asombro. Y luego estaban los que nos miraban como a un trozo de carne.

-¿Qué haces aquí? -me preguntó Dalton, posicionándose a mi lado.

Sam no había tardado en abandonarme para irse a hablar con Meeks.

-Calentar -respondí obvia.

-Me refiero a qué hacéis aquí. Se suponía que no podíais asistir a las clases.

-Cariño... Somos mujeres. Podemos manipular a quién nos de la gana y como nos de la gana. Sólo hace falta un poquito de motivación.

Charlie me miró con asombro.

-¿Me has llamado cariño? -preguntó coqueto.

-Ay por Dios -murmuré acercándome al profesor y dejandoló ahí.

-¿Quién va a ser mi contrincante? -le pregunté emocionada.

-Un segundo -dijo y señaló a un chico-. ¡Overstreet!

Vi a un chico, me sonaba que se llamaba Knox, acercándose y mirándome extrañado.

-De acuerdo -dijo el profesor-. ¡Eh eh! ¡Escuchen! ¡El señor Overstreet va a competir con la señorita Keating! ¡Sencillo, dos vueltas a la pista y el primero en llegar gana!

La mayoría de chicos animaban a Knox. Me giré a mi hermana que me sonreía con los pulgares en alto. Meeks sonreía a su lado, pero claramente la estaba mirando a ella .

-Suerte -me dijo Knox tomando posición a mi lado.

-Guardate la suerte para ti, cielo -me puse en posición para esperar la señal de salida-, la necesitas más que yo.

Ambos nos colocamos en la salida esperando la señal del profesor.

-¡Ya! -gritó, haciendo que Knox y yo saliéramos disparados.

En la primera vuelta íbamos bastante igualados pero, yo le sacaba un poquito de ventaja. La segunda nos la tomamos más en serio. Cuando íbamos a la mitad de la segunda vuelta Knox me adelantó, por poco, pero me adelantó. Después de adelantarme se relajó, por lo cual no estaba preparado cuando hice un sprint en los últimos metros y gané la carrera.

𝒟𝑒𝒶𝒹 𝒫𝑜𝑒𝓉𝓈 𝒮𝑜𝒸𝒾𝑒𝓉𝓎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora