Nine: Belonging

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El sentimiento de estar feliz o cómodo como parte de un grupo en particular y tener una buena relación con los otros miembros del grupo porque te recibieron y te aceptaron con placer.

Cuando Mark era niño, tuvo un precioso cachorro con aspecto de oso y, aunque no puede afirmar que fue amor a primera vista, sabe que dentro de su pecho, algo latió con más fuerza que de costumbre, reconoce que querer llenar de cariño a ese precioso animalito, era bastante cercano al concepto de amor que leía en los libros.

El pequeño cachorro tenía un lugar al que pertenecer, lo que hizo recíprocos sus sentimientos; más tarde, para Mark eso fue verdadero amor, entre un animalito y su tutor, pero lo era. No era una mascota, sino algo más.

Un amor nato, sin necesidades laterales, sin motivos, sólo existía a partir de una sensación de pertenecer a un lugar.

Se da cuenta muy tarde, cuando está bajando las escaleras de su casa en sumo silencio a media noche, pues acordó encontrarse con la madre de Donghyuck para continuar con la búsqueda del muchacho, a decir verdad, no puede dejar de pensar en que alguien como él, tan noble e inocente se encuentre en peligro, quisiera poder ser capaz de protegerlo del mismo modo que hizo con su cachorro y cuanto más lo piensa, más se revuelca su pecho con extrañeza.

—¿A dónde vas tan tarde?

—A la iglesia—dice de forma abrupta a su padre.

—¿Qué tal te fue hoy con los Lee?

—Bien, estaba considerando atrasar un poco la boda desde que parece que la señora Lee está teniendo alguna enfermedad temporal, nada grave, por supuesto—aclara antes de que el señor decida lo contrario, necesita tiempo para encontrar a Donghyuck y decir que la salud de su madre no es la mejor podría hacer que su padre quiera acelerar la boda con tal de que todos estén presentes; así que decidir explicar a detalle, parece óptimo. —Donghyuck la quiere ahí, es algo casi obligatorio.

—¿Cuántos días? Eso me costará dinero, ¿dos?

—Eso creo, si la boda era en dos días, será excelente considerar que sea en cuatro, también para asegurarme de que Jeno llegue a tiempo—abrocha el cinturón de su pantalón y termina de arreglar su traje para verse más formal, ha estado evitando el rostro todo el tiempo, no quiere que le lea el alma. —No sé si volveré temprano, creo que necesito algunos consejos del padre, si el clima empeora, me quedaré ahí hasta que amanezca, nos vemos.

—Los nervios de una boda, anda con Dios, hijo.

Toma el paraguas de la entrada y se dirige por un momento hacia la iglesia, antes de esquivarla por completo y esperar cinco minutos mirando el listón sucio entre sus dedos, bajo la lluvia.

El pastor abre las puertas en cuanto escucha sus pasos, lo invita a pasar y refugiarse mientras espera, lo que le permite conservar el calor a la luz de las velas. El hombre tiene alrededor de sesenta años, es amable y cordial con todo el mundo, es un secreto a voces que es un come flores como él a pesar de que nunca se casó, lo que sugiere que su vida está llegando al fin, no hay fórmula que logre que los come flores sobrevivan solos más allá de los sesenta, es un verdadero milagro su mera existencia.

Es un excelente consejero para personas como él y sus palabras que le piden no rendirse, le animan el alma para continuar con su búsqueda, de Donghyuck, del amor, de lo que sea.

Luego aparecen sus padres y decide que es tiempo de encontrar el lugar a donde su corazón pertenece.

Se dividen en dos grupos, sobre todo por el estado sentimental de la señora Lee; él busca a las afueras del pueblo, hay una gran neblina dado que la costa de luna llena se esparce violentamente hasta el bosque.

Sus botas se escuchan caminando sobre las hojas y charcos que ha traído la lluvia, es un pueblo muy húmedo y de poco sol, lo que provee a todos de pieles pálidas y comportamientos tristes la mayoría del tiempo.

Tal vez esa es la razón por la que Donghyuck le gusta, porque es un poco distinto a los demás, porque brinda luz en medio de la nada, porque justo como aquel cachorro, llevó felicidad a una casa de padres ausentes que se desvivían por poder desarrollar a su empresa antes que mirar el crecimiento de su único hijo.

Porque es una flor en medio del invierno.

Lo que es irónico dada la naturaleza de la mitad de los habitantes, esas flores parecen marchitas o artificiales, porque ninguna de ellas llega a atraer tanto el sol como Lee Donghyuck, ninguno se ha preocupado de cultivar sus adentros más que el exterior.

Desenvaina la navaja que le heredó su abuelo y corta las ramas que se atreven a rasgar su costosa ropa, parece que han caído abundantes gotas por como de inclinan los árboles con el peso ajeno.

Entonces, lo ve, en medio de la muerte, desfallecido sobre un tronco que se rodea de sus lágrimas y un diminuto campo de gipsofilias, es en todas sus formas, hermoso, hasta cuando llora, cuando duerme. El mundo se abre para él como una flor de primavera, para preservar su hermosura. Como si tuviera su propia Galatea.

Tropieza un poco por el paso acelerado, a causa de su ansiedad, Donghyuck lleva ahí dos días, no puede simplemente haber decidido dormir en medio del bosque, cualquier persona podría arrancar la flor si eso quisiera.

—Haechan—exclama cuando sus rodillas tocan el musgo húmedo y puede tocar el cuerpo. Se deshace de su saco y cubre el cuerpo del chico, peina sus cabellos hacia atrás, la lluvia lo ha cubierto por un largo tiempo; sin embargo, el vaho que emanan sus labios le dice que solamente está dormido. —Haechan, ¿cómo puedes dormir aquí? Despierta, por favor.

Como si su voz fuera especial, el florista toma una bocanada ligera de aire y su cuerpo se encoge al contacto. Mark lo abraza y masajea su cuerpo con alivio.

—Gracias al cielo—repite e inevitablemente besa su frente y luego sus párpados al sostener su cabeza. —No vuelvas a hacer esto.

Donghyuck respira con los labios entre abiertos, parpadea de forma lenta a causa de las apasionadas gotas sobre sus pestañas y parece recuperar poco a poco la consciencia. Entonces, no lo ve, pasados unos segundos re dirige sus bonitas pestañas a un costado, observando a sus espaldas, la mirada fija y perdida a pesar del enfoque rígido.

Como si hubiera algo detrás suyo que lo arrastra a una realidad distinta.

—Mark, tienes que irte.

LIMERENCIA [MARKHYUCK x 2CHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora