34. ❝Qué calor hace hoy❞

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— ¿Crees que esto te quede? —Preguntó extendiéndole una camisa. 

—Simón. —Tomó la prenda y la miró. 

—Mis pantalones te van a quedar apretados, ¿no importa? 

—Así, no le hace. 

—Bueno. —Le entregó unos pants, Reaper los tomó y los dejó sobre el escritorio mientras seguía explorando el limpio y ordenado cuarto del asiático. Miró la computadora y con una sonrisa maliciosa la encendió.

— ¿Puedo ver tu historial?

— ¿Hm? ¿Para qué? —Preguntó Geno de espaldas a él. 

—Para ver si tienes porno. 

—Ve a una iglesia y purificate, das miedo. —El pelinegro carcajeó. —Y no digas porno tan alto porque mis padres se enfadarán. 

— ¡¿Qué?! ¡No mames! —Se dio la vuelta. — ¿o sea que no puedes-? —Se tragó las palabras cuando vio que el chico estaba sacándose la camisa. Entró en pánico viendo como se desabotonaba uno a uno los botones de la camisa mientras lo miraba con sus bonitos ojos rasgados.

—Es enserio, vuelve a decir porno y te saco a la verga de mi casa.

—Ah, bueno. —Respondió reaccionando en el momento justo en que se sacaba la camisa, se giró y se sentó frente a la computadora. —Entonces, ¿s-si puedo ver tu historial?

—Ajá. Igual no hay nada interesante. 

—Hm. —Mala idea. Podía ver en el reflejo de la pantalla que estaba bajándose los pantalones, la piel se le puso de gallina y cerró la laptop. —Qué mamada, hay puras páginas coreanas. —Burló, a pesar de que no había logrado si quiera abrir el navegador. 

—Son planes de estudio. Los uso para estar al corriente con el nivel de corea. 

—Ah, mira...qué bien. —De repente sintió a Geno parado detrás suyo, eso lo puso a sudar. Esperaba en Dios que estuviera ya vestido. 

— ¿No te vas a quitar el uniforme? —Preguntó y los latidos de Reaper incrementaron. 

—Sí, ahorita. 

—Bueno. Voy a meter la ropa de mis hermanos a lavar, ahorita vengo. —La verdad es que nunca lo se había puesto tan feliz de que Geno se fuera como ahora. En cuanto escuchó la puerta cerrarse liberó un largo suspiro. 

—...—Tenía mucho calor. 

Cuando Geno volvió Reaper ya estaba cambiado, tranquilo y explorando el cuarto nuevamente. — ¿Estos libros...enseñan coreano?

—Son los que usé en la primaria. —Reaper se giró a verlo con los ojos brillantes. 

— ¿Crees que pueda aprender coreano con esto? —Geno pestañeó un par de veces antes de tener una reacción. 

— ¿Te estas burlando de mí de nuevo? —Espetó furioso. 

— ¿Qué? No, no. —Sonrió. —Quiero aprender coreano. 

— ¿Para qué querrías aprender coreano?

—Para escribirte cartas, mi amor. —El asiático enrojeció antes de darle una patada en la rodilla. — ¡Ah! ¡Wey, esa si me doli-! Ay, mira, tus piecitos, qué bonitos, tienes los dedos redonditos y están bien blancos. 

— ¡...! —Geno lo miró boquiabierto. —Como dices mamadas, Reaper. A veces me asustas. 

— ¡Ajajaja! —Geno se pegó a él para poder ver el librero y tomar uno de sus libros. Lo abrió y lo hojeó junto a Reaper quien, fácilmente, pudo notar como las mejillas del más pequeño se volvían a encender en un intenso rojo. ¿Y está vez por qué?, se preguntó porque no recordaba haber hecho algo que pusiera así de avergonzado a su amigo. 

—Puedo...—Carraspeó un poco. —Puedo enseñarte algo de coreano...—Musitó. 

Eso dejó a Reaper en las nubes. ¡Clases privadas de coreano con la persona que le gustaba! ¡Es que no podía ser más feliz! ¡Era como sacarse la lotería! 

—...Mmgh...—Ante tanto silencio, Geno se cubrió el rostro con el libro abierto. — ¡S-Si no quieres solo dime-! 

— ¡No, no, si quiero! —Respondió tomando el brazo de Geno para quitarle el libro de la cara siendo atacado con una mirada de muerte, pero no quitaba el hecho de que estaba completamente rojo. —Y-Y van a ser gratis, ¿no? —Rio con el único propósito de romper ese ambiente que ponía tan tenso al asiático.

—Pues fijate que no. —Respondió. 

— ¿Eh? —Soltó mientras el otro se cubría medio rostro con el libro y murmuraba de mal humor.

—Todavía tengo problemas con el español, así que...pasame las tareas de español. 

—...— Reaper ni siquiera hacía la tarea, ¡pero a partir de ahora haría las de español! — ¡Muy bien! ¿Y cuándo empezamos? 

—Jigeum balo. 

—...— La cabeza de Reaper se quedó en blanco. 

—Gimchi meog-eobwass-eo? —Reaper hizo lo único que se le ocurrió, juntó las manos frente a su cara y dijo:

—Peldón, pelo yo no hablo taka taka todavía. —El puñetazo en el estómago no tardó en llegar. 

—Por cierto —habló viendo a Reaper retorcerse de dolor en el suelo. —, no hay totillas. 

— ¡¿Eh?! —Levantó la mirada recuperándose de inmediato del golpe. — ¡¿Cómo que no hay tortillas?! ¡Entonces, ¿con qué vergas nos vamos a hacer los tacos?!

—Con lechuga. 

—...No mames, qué asco. —Geno enrolló el libro y golpeó la cabeza del otro. 

Saedaegari. —Murmuró.




Jigeum balo = Ahora mismo 

Gimchi meog-eobwass-eo? = ¿Has probado el Kimchi? 

Saedaegari = Cerebro de pájaro

¡No soy chino, soy coreano! ‖ AfterDeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora