12 Vaquedita

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Despertó debido al ruido ahogado que escuchaba no muy lejos, pero no quiso abrir los ojos. Se sentía cómodo y no tenía frio. Su chupón sabía bien y el lugar tenía unos aromas que conocía, aunque no recordaba de dónde. Sintió como el pipi salía de él, pero se sentía raro, no era como siempre, pero no importaba estaba cómodo. Aunque tenía hambre no era como antes. O tal vez sí. Pero no sabía cuál antes

- Princesita – dijo una voz mientras una caricia se deslizaba por su mejilla – hora de comer – y sintió como un par de brazos lo levantaban para alejarse del lugar

- Dámela – dijo otra voz que empezaba a reconocer antes que cambiara de brazos – buenos días mi hermosa Rose – ¿Rose? Él no se llamaba Rose. Ni siquiera era mujer para que lo llamasen princesa ¿Por qué lo...? Y al abrir los ojos lo primero que vio fueron unos grises intensos. Sin embargo otro hecho acaparo su atención inmediata. Algo no estaba bien. Algo en su cuerpo era completamente diferente – vamos Rose – dijo Draco acercándole a la bocas tetilla la cual tomo por instinto – eso mi amor. ¡que linda es la niña de papi y mami!

Sintió como un par de manos le abría lo que debería ser un mameluco y luego el pañal. Un paño húmedo limpiaba sus partes pero no era como antes, pero no quiso pensar en eso. Estaba caliento, limpio y la tetilla de su boca cambio dejando pasar algo tibio hasta su estomago

- La operación fue perfecta – dijo quien lo limpiaba entre sus piernas

- ¿Cuándo crees que esté lista para concluir el tratamiento?

- Draco – dijo la primera voz –, no se volverá a ir. Es nuestro para siempre. O mejor dicho, es nuestra para siempre. Rose no volverá a recordar que alguna vez fue un hombre y mucho menos adulto.

- ¿somos padres por fin? – pregunto con voz entrecortada por la emoción

- ¡Somos padres por fin! – le respondieron mientras escuchaba lo que parecía un beso y una caricia se deslizaba por su entrepiernas erizándole totalmente la piel

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El día en la cafetería había sido pesado para Neville. Pero por fin había terminado. Hizo caja y entrego el dinero a su jefa, Pomona Sprout, una mujer mayor pero bastante agradable. Se despidió y poniéndose los audiófonos salió por la puerta de atrás, bebiendo el café que tan amablemente la mujer le regaló para el camino. Camino hasta la parada y tuvo que correr para alcanzar el ultimo autobús. Iba lleno por lo que los roces y "lo siento" estuvieron a la orden del día la próxima hora, hasta que se pudo sentar finalmente al lado del pasillo, justo cuando un mosquito le pico en el cuello

La noche estaba tibia, por lo que no sería problema caminar las tres cuadras desde la parada hasta su casa, lo malo es que era una zona desolada, con muy pocas casas habitadas. Y para empeorar las cosas, al parecer se había quemado una lámpara del alumbrado público justo a la mitad de la calle, a la altura de un lote baldío, por lo que no vio al hombre alto y musculoso que salió de entre las sombras y lo intercepto hasta que fue demasiado tarde y choco contra él

- Perdón – dijo Neville intentando alejarse pero un mareo lo asaltó nuevamente, mientras sentía un pañuelo cubria su boca y nariz a la vez, pero aunque intentó luchar contra la sensación una negrura se apodero de sus sentidos haciéndolo perder el conocimiento

- Vamos preciosa – dijo el hombre tomándolo en brazos mientras aparecía un Audi negro último modelo – papá se muere por hacerte cosquillas – la puerta se abrió desde adentro y él entro con el hombre en brazos para acomodarlo en su regazo mientras la movilidad arrancaba

Fábrica De BebésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora