ᴅᴇᴊᴀ ᴠᴜ (ᴍɪɴꜱᴜɴɢ) [PAUSADA]

ᴡɪʟʟɪɴɢ ᴛᴏ ɢᴇᴛ ᴄʟᴏꜱᴇʀ ᴛᴏ ᴛʜᴇ ꜱᴜɴ

ᴡɪʟʟɪɴɢ ᴛᴏ ɢᴇᴛ ᴄʟᴏꜱᴇʀ ᴛᴏ ᴛʜᴇ ꜱᴜɴ

𝟒

Estaba soñando, debía estarlo. No había manera posible en el infinito de la realidad, de que aquello fuese imaginable.

La oscuridad había desaparecido del cielo, el sol iluminaba el panorama de una manera sobrecogedora. Dándome la bienvenida.

Rodeado solamente de árboles y maleza, podía darme cuenta indiscutiblemente de que mi alrededor no era el de siempre. De que algo había cambiado. Y eso, es lo que más ilusión me hacía.

No hay manera de entender el sentimiento a menos de vivirlo.

Pasar a saber cuánto tiempo buscando la manera de que algo, cualquier cosa por pequeña que fuese, cambiase.

Ver cambio frente a mis ojos era simplemente hermoso.

¿Sería esta la sensación que se siente al llegar al paraíso que describen los libros?

Aunque... ¿No estoy muerto, no? No me siento así al menos. Al contrario, me siento más lleno de vida que nunca antes.

Caí de rodillas sobre el suelo antes de darme cuenta, mi corazón acelerado y mis ojos resistían las ganas de sollozar. Pude tocar la hierba entre mis manos, era distinta. Se sentía fresca, se sentía viva. El camino familiar se sentía extraño y diferente, si me dejo llevar por esta sensación me siento como en un sueño inimaginables.

Debía tener la sonrisa más grande del mundo por una cosa tan tonta como tocar la maleza a mi alrededor. Pero es que juro que me sentía alucinado por todo.

Conseguí levantarme del suelo para acercarme a ver unas flores rojizas rojizas familiares. Pero que nunca había visto en la naturaleza.

Rosas. Como yo, y como todos los que conozco o tengo permitido conocer. Nunca había visto rosas en la naturaleza. Sólo las había visto creciendo en el invernadero del primer piso del castillo de Edén. Irónico, siendo que supuestamente es como se identifica a mi clase.

Me di la vuelta, comprobando una cosa que permanecía exactamente igual que antes. El árbol por el que había llegado hasta aquí, con todas sus ramas y raíces intactas, así como la especie de puerta que había atravesado. Permanecía de la misma manera que lo había encontrado en medio del bosque.

Algo me decía que si esa había sido mi puerta de entrada, entonces también debía ser la salida que me llevase de vuelta. Sé que sonará extraño que eso me reconforte. Pero no quiero saber que pasaría si Eva se enterase de mi ausencia. No por miedo a lo que le pase a mi persona, sino lo que le pase a los demás.

Si había una entrada había una salida. Por lo que aquella puerta que no iba a moverse, iba a ser mi punto de salida.

Pero... Nadie dice que no pueda explorar un poco antes de volver. No sé qué hora sería en Edén, debería haber traído reloj. Aún así, deben quedar varias horas para que suene la campana del desayuno, por lo que yo no iba a limitarme a explorar dondefuera que hubiese acabado.

El bosque en el que había acabado era significantemente más grande que el de Edén. Creo que estuve alrededor de media hora solo caminando por él. Admirando lo distinta que era la naturaleza de aquel lugar.

Flores de miles de colores, árboles altos, bajos, robustos o pequeños. Con más o menos hojas. Esas cosas no se veían en Edén. Allí todos los árboles son iguales, con el mismo número de ojas, ramas y raíces. Aquí en cambio, todo era variado y distinto. Adoro la palabra distinto.