© MARIPOSAS ; kooktae [𝐄𝐌𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍]

𝕸𝖆𝖗𝖎𝖕𝖔𝖘𝖆𝖘 [𝕵𝖎𝖒𝖎𝖓 2]

Extra Yoonmin

Todo estaba en completo silencio, tan tranquilo y pacífico, justo como le gustaba a Yoongi; el suave canto de los pájaros, el sol brillando a través de las grandes ventanas de su oficina, los gritos de su esposo por el pasillo...

¿Los gritos de su esposo por el pasillo?

Jimin le dio una fuerte patada a la gran puerta y posiciono sus manos a cada lado de su cadera, echando humo por las orejas —¡Min Yoongi! —gruño alarido—¡Maldito desgraciado, te dije que no te quedaras toda la noche trabajando!

Adiós a mi bella tranquilidad, adiós a mi amada paz.

—Jimin, por favor, si no vas a tocar la puerta al menos ábrelo como es debido, no quiero tener que reemplazarla por quinta vez —pidió sujetando el puente de su nariz.

—¡La destrozaré las veces que quiera, por algo me casé con un hombre rico!

Min suspiro y continuó con su trabajo, estaba acostumbrado a este tipo de comportamiento en su esposo.

—¡Yoongi! —al ver qué era ignorado, frunció el ceño y camino con fuertes pisadas hasta su mayor sentándose en su regazo.

Park Jimin nunca era ignorado.

—Yoon, amor… —mostró sus lindos ojos de cachorrito a los cuales sabía que no se resistiría.

—Jimin ahora estoy muy ocupado, prometo que te lo recompensará más adelante.

—Pero Yoonie —chillo— Yo… yo te esperé toda la noche, quería darte una sorpresa.

Lentamente, deslizó una de sus manos sobre el pecho del castaño y con la otra acunó su rostro, Yoongi suspiro sabía que no podía resistirse a su encantador esposo, pero tampoco podía distraerse, no debía…

—Mi amor, yo solo quería recompensarte por tu duro trabajo —susurro con una fingida inocencia.

A la mierda el autocontrol.

Yoongi sujeto sus piernas y lo alzó sentándolo en su escritorio, rodeo sus caderas y llevo una de sus manos a su nuca atacando los esponjosos belfos del menor con desespero. 

—Ah… Yoon… —Jimin colocó sus manos en el cuello del mayor y con coquetería abrió su boca para profundizar el beso.

El castaño suspiro embalsamado por semejante escena, su esposo era extremadamente hermoso y con cada movimiento que hacía se veía voluptuoso.

—Minnie… —murmuro tomando preso su labio inferior y abrió lentamente las piernas del peligris para que esté las enrolla en su cintura.

Al sentir como una mano intrusa se colocaba en su trasero, una sonrisa perversa se dibujó en los labios de Jimin y sujetando los brazos del mayor detuvo sus movimientos, alejándolo de su anatomía.

—Suficiente. 

—¿C-cómo? —respondió ido.

Jimin se bajó del escritorio y dio media vuelta despidiéndose con sorna de Yoongi.

—¿A dónde vas?

—A desayunar, tengo hambre.

El castaño lo miró perplejo, mostrando una confusa mueca —Pero, estábamos en medio de algo.

—Uhm… lo sé, estás siendo castigado, idiota —se burló.

—Amor, sabes que no fue mi intención, no puedes dejarme con este problema.