Cada paso que daba, Taehyung lo sentía como una completa tortura, el hecho de que su padre repentinamente haya enviado a alguien a buscarlo lo asustaba demasiado.
Llegó a su oficina y llamó a la puerta esperando la aprobación de su padre. Tomándolo, entró con pasos lentos y temblorosos.
—Pa-padre, ¿me llamó? —Taehyung se inclinó hacia adelante tratando de hacer una reverencia lo más perfecta posible.
El hombre frente a él lo miró en silencio y asintió. Su padre era un tipo extremadamente estricto y serio, odiaba que las cosas no se hicieran de la manera correcta o como él quería.
—Si, hijo, verás al fin serás de utilidad para la familia, ¿No es genial?
Taehyung asintió levemente mostrando una sonrisa falsa. Siempre había sido de esta manera, él era la definición de decepción y un error ante sus ojos.
Los planes de su padre se arruinaron en el momento en el que él nació. Asumiendo que su hijo mayor debería heredar el condado, lo educó para ser recto, inteligente y fuerte, característico de un Conde Kim; sin embargo, su primogénito era amable, inocente y débil, tanto que probablemente el pobre no podía ni matar una mosca —seguramente más por lástima que por otra cosa—.
Por más castigos o reproches que recibiera, Taehyung no cambiaba (aunque él realmente lo intentaba).
Angustiado, su padre lo llevo con un reconocido mago de la capital para que lo ayudara, pero en vez de salir "curado" recibió la peor —al menos para él— noticia que podría haber recibido.
—La diosa Arabella bendijo a la casa Kim, su hijo cuenta con la habilidad de poder quedar en cinta, felicidades.
¿Felicidades? Desde ese día, Taehyung dejó de existir para él.
Todas las noches, desde su balcón, un pequeño Taehyung le rogaba entre lágrimas a aquella diosa que le quitase esa habilidad.
Arabella era el nombre de una diosa benevolente y hermosa. Siglos atrás esta se había enamorado perdidamente de uno de los primeros emperadores del imperio. Lo observó día y noche hasta que descubrió que su corazón ya pertenecía a alguien y ese alguien era un él. Aunque tenía el corazón roto, lo amaba tanto que bendijo al amado del emperador con la habilidad de poder quedar embarazado para poder casarse con él y dejar herederos al país.
Los "lacrimae" —como se les llamaba a los que poseían esta habilidad—se caracterizaban por ser dulces y bondadosos, tan delicados como las alas de una mariposa, tan bellos como las flores, de la misma forma en la que fue aquel amante del emperador. Solo unos pocos tenían la suerte de obtener "Las lágrimas de Arabella", la familia estaría más que feliz si eso sucediera, pero ese no es el caso del Conde Kim.
—Te vas a casar. —el menor alzó la cabeza e hizo contacto visual con su progenitor, reflejando una notable tristeza en sus ojos.
—¿Pu-puedo saber con quién? —preguntó con la voz rota, no quería contradecir las órdenes de su padre, nunca lo hacía.
—El duque Jeon, por suerte, ese engreído, acepto de inmediato la propuesta. —El hombre se rio de forma burlesca, pero Taehyung quedó congelado en su lugar.
¿Había escuchado bien? Jeon Jungkook, el mismísimo duque Jeon, su amor platónico e inalcanzable, iba a convertirse esposo.
Tal vez la bendición de Arabella no era tan mala después de todo.
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© MARIPOSAS ; kooktae [𝐄𝐌𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍]
Fanficpausada | editando ❝Tan solo podía amarte en silencio, desearte en secreto y besarte en mis sueños.❞ -Todo eso y más, puedes hacerlo sin necesidad de oculatarte, Jungkook. ━━━━━━━━━━━━━━ 「ᴇᴛɪǫᴜᴇᴛᴀs」 #18 en reinos → (16/08/22) #5 en época antigua → (...